Republicanos y demócratas la discutirán en el Congreso
Se inicia la carrera en pos de una ley de inmigración
Regularizaría a millones de indocumentados en EU
Ampliar la imagen Hacia la aventura indocumentada Foto: Marco Peláez/Archivo
Washington 20 de mayo. El proyecto bipartidista de reforma de la ley de inmigración, que regularizaría a millones de indocumentados y reforzaría el control de la frontera con México, inicia este lunes una carrera de obstáculos en el Congreso estadunidense, con una votación determinante en el Senado.
Los congresistas deben decidir si aceptan abrir formalmente el debate sobre el controvertido proyecto de reforma, en una votación que exige el apoyo de al menos 60 de los 100 miembros del Senado; en otras palabras, que una decena de republicanos den su respaldo.
''Los 60 votos para iniciar el debate sí los va a haber'', aseguró una fuente legislativa. ''Pero para el resto no hay garantía de absolutamente nada'', añadió, y declinó pronosticar qué tipo de ley va a salir del complejo proceso legislativo.
Vanessa Cárdenas, especialista en materia de inmigración del Centro para el Progreso Americano (Center for American Progress, AME), pronosticó ''una gran pelea'' a partir del lunes en el Congreso, con una multiplicación de enmiendas de parte del sector más conservador de los republicanos y de los demócratas decepcionados por el proyecto.
Los senadores deberán ponerse de acuerdo antes del fin de semana, según el plazo fijado por el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, quien trata de avanzar rápidamente para que la inmigración no se convierta en uno de los temas dominantes de la campaña para las primarias de principios del próximo año.
El acuerdo anunciado el jueves tiene los mismos problemas que el presidente George W. Bush, que lo respalda decididamente: no cuenta con el apoyo ni del sector más conservador de los republicanos ni de los dirigentes demócratas que controlan el Congreso.
De parte de la oposición, Reid ya llamó a ''mejorar'' el texto para facilitar el reagrupamiento familiar y ofrecer una vía hacia la residencia a los inmigrantes que se beneficien del futuro sistema de contratos temporales. ''No vamos a resolver el problema de la inmigración ilegal con ese sistema'', explicó a la Afp una fuente demócrata, al subrayar que los trabajadores tratarán de quedarse en el país ilegalmente cuando acaben su contrato, lo que seguiría multiplicando el número de indocumentados en Estados Unidos.
En el Partido Republicano de Bush, muchas voces ya se elevaron para denunciar lo que llaman ''amnistía'' para los 12 millones de indocumentados que viven actualmente en el país y que podrían ser regularizados si cruzaron la frontera antes del pasado primero de enero.
''El presidente está tan desesperado por dejar un legado y lograr un triunfo en política interior, que está dispuesto a traicionar a los estadunidenses y nuestra seguridad nacional'', advirtió el representante republicano Tom Tancredo, quien encabeza a los legisladores antinmigrantes en el Congreso estadunidense.
Hasta la Casa Blanca reconoció que el proceso legislativo iba a ser muy difícil, después de haber celebrado el jueves el acuerdo anunciado por el senador demócrata Edward Kennedy, y su colega republicano Jon Kyl, quienes encabezaron las intensas negociaciones de las recientes semanas. ''Todavía hay que recorrer un camino muy largo y esperamos llegar hasta el final'', explicó el portavoz de la presidencia, Tony Fratto, quien dijo que la propuesta bipartidista era ''muy inteligente y humana''.
Después del voto del lunes, el proyecto aprobado por el Senado deberá ser debatido en la Cámara de Representantes, donde los demócratas tienen mayoría absoluta. Si es revisado, una comisión bicamaral deberá tratar de compaginar las dos versiones y someter el resultado al voto, otra vez, de ambas cámaras.
El año pasado, el proyecto de reforma aprobado por el Senado quedó bloqueado en la comisión, a raíz de la oposición de los republicanos más conservadores, algo que puede volver a producirse este año.