La autora Lourdes Macluf conversa con La Jornada sobre su obra Si hubiera mar
"Escribir es una pasión que tiene rangos de enfermedad y de adicción"
La historia rescata el ambiente de la ciudad de México en los años 40 del siglo pasado
Ampliar la imagen El esqueleto de la novela surge de la nostalgia que tengo de una ciudad que no viví y de la cual sólo tengo referencias históricas y literarias, dice la escritora en la entrevista con este diario Foto: Luis Humberto González
Para Lourdes Macluf, autora de la novela Si hubiera mar, la escritura es un proceso de conocimiento que permite crear una realidad diferente a lo que se vive en la calle. "Escribir es una pasión que tiene sus rangos de enfermedad, de adicción. No puedo dejar de hacerlo porque esa es la manera de estar en el mundo; es el objetivo de mi vida y a eso me dedico todo el día".
La escritora explicó que el tema de la novela (editada por Alfaguara) es precisamente el proceso de creación de una novela. "Me interesa contar qué le sucede a las personas, en este caso a una mujer que se pone a escribir. Escribo todo lo que le ocurre no sólo en su vida cotidiana, sino mentalmente.
"La tesis que manejo es que la escritura es un proceso de conocimiento, que en la obra salva a la protagonista. La escritura es una evolución creativa, un medio que le permite conocerse y, finalmente, es una salvación, porque le cambia la vida. La novela que escribe está incidiendo en su vida cotidiana."
Macluf obtuvo en 2004 el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero, por Si hubiera mar. Según el acta del jurado, los atributos de la obra son la depuración del lenguaje, la destreza para mantener el interés en toda la historia, la superposición de realidades, la originalidad de la trama y la verosimilitud de los personajes.
En su nueva obra, en cambio, narra la vida de Dayane Fontaine, que en realidad se llama Diana Prudencia Fuentes Ruiz, novelista sin novelas en busca de la escritura. Un día llega a sus manos la fotografía de un desconocido; le pone por nombre Archibaldo Maffei y poco a poco va construyendo capítulos de su vida, sin vislumbrar las consecuencias.
Los dos planos de la realidad
"La literatura es ficción y en la novela hay dos planos de realidad: el imaginario y el real. El plano imaginario está tratado como si fuera real en la obra, de ahí la implicación de realidades cuando la protagonista del año 2000 se traslada a 1942", expresó Macluf.
En la trama, la protagonista cuenta la historia de Archibaldo Maffei y al mismo tiempo narra parte de su vida. "Es un juego de planos de la realidad, como una cámara de espejos; una novela dentro de otra novela".
"Parte de la novela se desarrolla en el verano de 1942, porque me parece interesante lo que ocurrió en México durante la Segunda Guerra Mundial. La mayoría no está enterada de lo que sucedió. La ciudadanía se dividió: estaban los que apoyaban a los estadunidenses, conocidos como aliadófilos, y los que eran nazistas.
"También me interesó imaginarme la ciudad cuando se hacían simulacros de bombardeo, lo que se llamaba apagón, así que aproveché ese momento."
Macluf dice que su obra retrata aspectos urbanos y se considera una nostálgica de la urbe donde nació. Su interés de retratar la ciudad de México de los años 40 surge de la nostalgia de no haberla vivido y que sólo conoce por referencias..
Sobre el argumento de la obra, señala que los novelistas generalmente construyen sus personajes en la mente, pero en esta ocasión "quería que el protagonista (Archibaldo Maffei) se encarnara y se le presentara a la novelista (Diana Ruiz) para cambiar el final."