Siguen desatendidos los problemas de fondo, considera
"No se ve seriedad" del gobierno en política agropecuaria: experto
Casi se cumple un semestre de gobierno de la presente administración y la política agropecuaria del Estado no registra cambios sustanciales. En los temas donde debiera pronunciarse sin ningún titubeo para fortalecer el campo mexicano -como renegociar el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y entrarle a fondo al problema del maíz, entre otros-, "no se les ve seriedad" a los funcionarios del área, evalúa Sergio Barrales Domínguez, ex rector de la Universidad Autónoma Chapingo (Uach).
En entrevista realizada la víspera de dejar el cargo, el especialista en temas agrícolas señala, por otra parte, que gracias a las movilizaciones sociales del campesinado y productores independientes se ha logrado "frenar el desdén" institucional hacia el campo y "renovar la conciencia" nacional en este sector, al que los gobiernos neoliberales han pretendido mentalizar como si fueran empresarios, sin tomar en cuenta la idiosincrasia del mexicano.
De igual forma, añade, las legislaturas 59 y 60 de la Cámara de Diputados lograron canalizar muchos recursos para el agro, pero "desgraciadamente -comenta-, toda la estructura que tenemos para la distribución de recursos hacia el campo sigue demasiado burocratizada, de manera que muchos de esos recursos no se reflejan en las parcelas y se pierden en salarios".
Sobre la firma y renovación del pacto para estabilizar el precio de la tortilla y evitar el desabasto del maíz, apunta que son medidas emergentes del presidente Felipe Calderón que al paso del tiempo "pierden legitimidad" y "que nunca van a dar resultados positivos", porque no resuelven los problemas de fondo, sobre todo porque hay sectores que están excluidos de este tipo de acuerdos.
"El gobierno busca, a cualquier costo, que haya grano para la producción de tortilla, que es el punto donde se revienta el problema. Le falta (generar) formas de abastecer el grano para su transformación en tortilla; pero, sobre todo, lograr que el sector productivo de maiceros se conviertan en autoabastecedores de la demanda nacional.
"Con sus pactos, lamentablemente nada más está beneficiando a los importadores y distribuidores del grano. A intermediarios, sobre todo a los que tienen contacto con el comercio internacional, porque logran obtener bajos precios por medio de la compra de maíz rezagado o de baja calidad, que luego introducen al país a costos elevados", puntualizó el investigador.
Luego de comentar que regresa a la vida académica de la institución que dirigió, expuso que entre los grandes empresarios y acaparadores favorecidos por el calderonismo están Cargill, Maseca, Minsa y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, que son, continúa, "los primeros que piden los cupos de importación y los que tienen la capacidad de almacenamiento del grano, ya que de esa manera manipulan muy bien los precios a su favor".
A poco más de cinco meses del actual gobierno, expone que en materia agrícola el país se mantiene sin "muchos cambios", toda vez que "seguimos observando que los horticultores dedicados a la exportación son el único grupo del campo que se sigue beneficiando, porque al resto, y a los campesinos temporaleros, en realidad no se les logra incorporar a algunos de los beneficios, como política de Estado".
Lamenta que se mantenga la creencia gubernamental de hacer productivo el campo "simplemente transformando la mentalidad productiva de los agricultores hacia una actitud empresarial, pero sin tomar en cuenta nuestra idiosincrasia y sin considerar que el campo es muy difícil manejarlo como empresa, puesto que depende de factores ambientales y de recursos, entre otros, que difícilmente se llegan a presentar en una empresa".
En su visión expone que difícilmente habrá una renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN porque el presidente estadunidense, George W. Bush, ya mandó una clara señal sobre el tema y a su contraparte mexicana "no se le ve seriedad".
Dijo que funcionarios como el secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas, "difícilmente se van a manifestar de manera contundente" a favor de una renegociación: "se ve que es una persona de buenas intenciones, pero a final de cuentas responde a una política nacional que está sujeta a las internacionales", concluyó.