Hablar de la muerte es desnudarse, expresa el artista visual
Moisés Zabludovsky presenta exposición inspirado en la tumba de su padre
Hablar de la muerte es desnudarse, expresa el artista visual Moisés Zabludovsky, cuya exposición La tumba de Abraham y otros temas, de pintura, dibujo, escultura y arte objeto, fue abierta en la galería Lourdes Chumacero, en Estocolmo 34, colonia Juárez, cuatro días antes, subraya Zabludovsky, de que el estadunidense Spencer Tunick hubiera desnudado a cerca de 19 mil personas en el Zócalo capitalino. La muestra llegará a su fin el sábado 26 de mayo.
Contrario a lo que pudiera parecer, el título de la exposición no es una referencia bíblica, sino que tiene que ver con un hecho concreto: la renovación de la tumba de su padre, el arquitecto Abraham Zabludovsky.
Aunque su progenitor murió hace cuatro años, fue hasta la inauguración de La tumba de Abraham, el pasado 2 de mayo, que de alguna manera el artista pudo hacer ''público" el modo en que fue enterrado, al trasladar la escena al arte objeto: concretamente, un plato de cerámica.
Relata: ''Días después del fallecimiento de mi padre, hubo voces, que ignoré, que se inclinaban por una austeridad absoluta en cuanto a la inscripción sobre la lápida". Sin embargo, en la parte superior de la tumba se inscribió la siguiente frase: ''El legado que con amor y pasión nos diste en vida permanece con nosotros".
De acuerdo con Moisés, no era necesario conocer muy a fondo a su padre para percatarse de que el arquitecto hubiera sido el primero en saltar ante tan evidente falta de rigor en el lenguaje, ya que ''ningún legado se da cuando uno ya no está con vida".
Agrega: ''Cuando una persona muere ni siquiera sus hijos pueden tener la última palabra respecto de quién fue, aunque quizá sean los que más se acerquen a poderlo verbalizar. Al darme cuenta de eso, dije, me faltó rigor".
A principios de año el artista convocó a su familia, que dio su consenso para renovar la tumba. Dicha responsabilidad le correspondió a Moisés. Explica que en el Cementerio Israelita ''hay un patrón de cómo deben ser las tumbas. Dentro de ese patrón se hizo un diseño que, respecto de los materiales, reflejara lo que fue mi padre. Es decir, el uso del concreto y el grano de mármol. Esto estuvo bien escogido desde el principio, pero no la parte tipográfica".
La tumba, continúa, consta de dos partes: el cuerpo principal y un módulo superior, que contiene la inscripción. Moisés indagó sobre la posibilidad de sustituir el módulo por uno nuevo, cosa que no se pudo hacer. La renovación se resolvió de la siguiente manera: como las letras de la frase anterior sobresalían a modo de ''relieve", éstas fueron martilladas para dejar plana la superficie y entonces cincelar allí la nueva inscripción.
El pasado 9 de abril, fecha del cuarto aniversario luctuoso, quedó lista la ''nueva tumba". Sólo se lee lo siguiente:
arq. abraham zabludovsky
14/VI/1924
9/IV/2003
En cuanto Moisés sintió que la tumba era ''retratable", hizo una pieza con ''el mismo lenguaje plástico" de la serie de platos, que se incluirían en la exposición, para así incorporar el tema y darle título. En el plato respectivo, un personaje, de espaldas, con kipá, el tocado característico de los judíos, mira hacia la tumba.