Los candidatos priísta y panista a la alcaldía de Mérida se acusan de corruptelas
Ampliar la imagen César Bojórquez Zapata, candidato del PAN a la alcaldía de Mérida; Rubén Coronado Alcocer, del PRD; Teresa García Avila, de Alternativa Socialdemócrata y Campesina; Guillermo Herrera, Partido Nueva Alianza; Adolfo Peniche Pérez, del PRI, y Silvia Escoffié, de la coalición Todos Somos Yucatán (Convergencia-PT), momentos antes del debate en los estudios de la televisora de Yucatán Foto: Luis Boffil
Mérida, Yuc., 10 de mayo. El debate celebrado este jueves entre seis de los siete candidatos a la presidencia municipal de Mérida -el principal bastión panista en Yucatán- terminó con críticas mutuas a las propuestas presentadas y un enfrentamiento verbal entre los abanderados de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, César Bojórquez Zapata y Adolfo Peniche Pérez, respectivamente, sobre presunto enriquecimiento ilícito.
A 10 días de las elecciones del 20 de mayo, en las cuales se disputarán la gubernatura, las 106 alcaldías y el Congreso local, los aspirantes a la alcaldía capitalina se quedaron ''muy cortos'' en la presentación de sus propuestas, según analistas locales. Era el momento de afianzarse entre los potenciales votantes emeritenses, ya que esta capital representa casi 50 por ciento del sufragio general, con 800 mil posibles electores.
Durante dos horas, los aspirantes presentaron propuestas ambiciosas sobre seguridad, empleo, combate al narcomenudeo, erradicación de la pobreza y desarrollo urbano, pero cada uno se encargó de poner en duda las estrategias de los demás.
El escenario fue la televisora estatal, y en algunos momentos el hastío se reflejó en los rostros de los candidatos.
Lo más atractivo fue el duelo entre Bojórquez Zapata y Peniche Pérez. El abanderado del blanquiazul arremetió primero con una denuncia sobre un presunto adeudo de un millón de dólares que, según él, obligó a Peniche a huir a Estados Unidos hace algunos años. También acusó al priísta de declarar en quiebra sus empresas en forma irregular para cobrar los seguros.
También dijo que cuando el candidato del tricolor era secretario de Hacienda, en la gubernatura interina de Dulce María Sauri Riancho (1991-1993), se enriqueció a costa del erario y obtuvo licitaciones para sus propias empresas.
Visiblemente ofendido, el priísta Peniche Pérez reclamó al panista su proceder y le advirtió que no se metiera con él ni con su familia. Pero contraatacó y señaló que cuando César Bojórquez estuvo al frente de la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán se incrementó el salario de 25 mil a 80 mil pesos mensuales y se hizo de varias casas y automóviles de lujo, cuando antes ''no tenía ni en qué caerse muerto''.
Como simples espectadores quedaron la ex panista Silvia López Escoffié, de la coalición Todos Somos Yucatán (Convergencia-PT), la empresaria Teresa García Avila, de Alternativa Socialdemócrata y Campesina; el ex priísta Rubén Coronado, del PRD, y Guillermo Herrera, del Partido Nueva Alianza (Panal), quien hasta este momento era prácticamente un desconocido en esta contienda política.