Critica diario silencio de Ottawa ante pérdida "de joyas de la economía canadiense"
Sindicatos y analistas, contra oferta de Alcoa por Alcan
Ampliar la imagen Rollos de aluminio en una planta de Alcoa en Newburgh, Indiana Foto: Ap
Montreal, 9 de mayo. La oferta de compra hostil del gigante estadunidense del aluminio Alcoa sobre su rival canadiense Alcan generó desconfianza en el seno de la oposición, los sindicatos y los analistas financieros que recomiendan a Ottawa proteger sus recursos naturales.
El lunes, Alcoa anunció su intención de comprar Alcan por 33 mil millones de dólares estadunidenses para crear "una empresa de aluminio diversificada de primer plano".
La prensa canadiense informó tibiamente sobre la oferta por la empresa metalúrgica canadiense de referencia.
El periódico liberal The Globe and Mail advirtió al gobierno conservador de Stephen Harper, quien es acusado de no defender los intereses económicos del país, principalmente tras la compra por parte de compañías extranjeras de las líderes del níquel Icon y Falconbridge y de las siderúrgicas Fofasco e Ipson.
"Mientras las joyas de la economía canadiense caen en las manos de empresas extranjeras a un ritmo alarmante, el silencio de Ottawa es ensordecedor", afirma un editorial publicado el martes.
El primer ministro también fue objeto de críticas por parte de la oposición que se muestra molesta de ver empresas estratégicas de la economía canadiense controladas por intereses extranjeros.
"Nuestros intereses económicos son vendidos a los intereses extranjeros y el gobierno se lava las manos (...) ¿Cuándo el primer ministro reaccionará para proteger Canadá?, exclamó Jack Layton, jefe de los neodemócratas.
El ministro de Finanzas, Jim Flaherty, respondió que toda compra de una empresa canadiense debe realizarse "conforme" a las leyes sobre la competencia y destacó que en el último trimestre de 2006 las empresas canadienses adquirieron compañías extranjeras valuadas en cerca de 70 mil millones de dólares.
Este llamado a la calma no tranquiliza a los analistas financieros, que soñaban con la formación de un líder mundial canadiense en el sector minero antes de ver cómo la suiza Xstrata y la brasileña CVDR echaron mano de Inco y Falcombridge, respectivamente.
"El primer ministro Harper debería estar preocupado por la desaparición de todas las grandes sociedades mineras canadienses", dijo John Kinsey, analista en Caldwell Securities.
Alcoa se comprometió a mantener la sede social de la división "metal primario" del eventual nuevo grupo en Montreal, pero también realizar ahorros de sinergia equivalentes a mil millones de dólares estadunidenses en tres años, lo que inquieta a los sindicatos.
"Claro que estamos inquietos", declaró JeanMarr Crevier, director del FTQ (Federación de Trabajadores de Quebec) en la region de Saguenay, donde Alcan tiene más de 5 mil empleados.
"Sabemos que los estadunidenses son proteccionistas. Por lo que si Alcoa se adueña del Alcan esto quiere decir que tomarán nuestro recurso, que es la electricidad para hacer aluminio y lo transformarán en Estados Unidos", previó.