El encuentro es cada vez más fuerte y popular, afirmó el fundador Robert de Niro
Hoy comienza el Festival de Cine de Tribeca en Nueva York
Mostrará 157 películas de 47 países, incluido el documental mexicano Chávez, de Diego Luna
Ampliar la imagen El actor y director Robert de Niro, durante la presentación del encuentro Foto: Reuters
Nueva York, 24 de abril. La sexta edición del Festival de Cine Tribeca arranca con el estreno de la súper comercial Spiderman III y mostrará 157 películas y 88 cortometrajes de 47 países, incluyendo la mexicana Chávez, de Diego Luna, en lo que ha evolucionado de un acto cultural dedicado a recuperar la zona afectada por el 11-S a una escala obligatoria en el circuito internacional del mundo del cine.
Entre el 25 de abril y el 6 de mayo, no sólo se presentarán películas y documentales en varios puntos de esta ciudad, sino que el festival cada vez es más ambicioso. Ahora en su sexto año, el encuentro impulsado por Robert de Niro y Jane Rosenthal, incluye foros para artistas, programas "familiares", cine gratuito al aire libre, seminarios para jóvenes cineastas (y los que quieren serlo), un enfoque sobre el tema ambiental que de repente está de moda, actividades conjuntas con músicos, y por supuesto interminables fiestas que provocan la intensa competencia sobre quién podrá entrar para estar con quién en la foto.
Dentro de todo esto, 18 películas y 16 documentales están en la competencia para los premios otorgados por este festival.
"El festival se está volviendo cada vez más fuerte y popular", dijo Robert de Niro, cofundador del encuentro fílmico, en una entrevista a la agencia Afp.
"Fue nuestra manera de ayudar a sanar a nuestra comunidad. Era lo único que sabíamos hacer para colaborar", señaló la productora y cofundadora Jane Rosenthal.
"Cuando comenzó, se trataba de ayudar a reconstruir espiritualmente, financieramente y culturalmente a Tribeca, y aún está haciendo eso", agregó De Niro.
Organizado al estilo Babel
Abarcando una amplia gama de material, el encuentro parece estar organizado al estilo de películas como Babel, con uno de esos guiones inspirados por Robert Altman, que ahora están aún más de moda, en los que protagonistas y actividades no relacionados de repente se entrelazan -pero llevado a la exageración en este caso. Es imposible caracterizar el programa de este festival, y la falta de un hilo conductor ofrece, a primera vista, una cacofonía audiovisual, en la que cada cosa parece bailar a su propio ritmo.
El festival está más o menos organizado en secciones, una para películas con estrellas y realizadores reconocidos, otra para cintas que han sido reconocidas en otros festivales y otra para nuevos directores. Pero aquí hay programación para los fanáticos del deporte, niños, documentalistas serios, estrellas de Hollywood sin necesidad de una plataforma más para mostrarse ante el mercado comercial, foros para mujeres en el cine, músicos viejos y nuevos, y eso ni contar con las cenas, desayunos, comidas y fiestas donde se mezcla el negocio con el placer (dicen. A este corresponsal no lo invitan, pero si logra entrar promete reportar todo el chisme).
A la vez, este enorme mosaico de cine se destaca -desde sus orígenes- por tener como componente central un enfoque sobre temas sociales, y por otro lado, un compromiso con el cine "mundial" (o sea, el cine que se produce fuera de este país, y que distingue a éste de otros festivales estadunidenses como Sundance).
Por lo tanto, un tema abordado por varias películas (de ficción como documentales) es el de la guerra tanto en Irak y Afganistán como sus consecuencias aquí en casa. A la vez, el festival arranca con un acto de gala, pero presidido por el ex vicepresidente y ahora estrella de los ecologistas coronado por un Oscar (por su participación en la película Una verdad inconveniente) Al Gore. El inaugurará el llamado Programa SOS de Cortometrajes, que consiste en siete películas dirigidas por diferentes cineastas (incluyendo Abel Ferrara, Kevin MacDonald y Jonathan Glazer) sobre el tema del cambio climático.
A la vez, se presentarán películas como Invisibles, documental con cinco directores reconocidos -Wim Wenders, Fernando León, Mariano Barroso, Isabel Coixet y Javier Corchera, producida por Javier Bardem- que es "una historia de historias" de protagonistas invisibles en cinco crisis humanitarias en el mundo sobre las que la organización Médicos sin Fronteras desea generar atención.
Hay, entre el programa, más de 20 películas -largometrajes, como documentales, y hasta animación- de latinoamericanos. Entre ellas, aquí se estrenará Chávez, documental dirigido y realizado por Diego Luna. Es resultado de año y medio de acompañar al boxeador Julio César Chávez en su vida cotidiana, en algunas de sus últimas peleas profesionales y abrir el paso a su hijo a este mundo.
Otras películas de creadores mexicanos en el festival incluyen Días de otoño, de Roberto Gavaldón, y Dos abrazos, de Enrique Begné. Otras películas latinoamericanas incluyen El telón de azúcar, de Camila Guzmán Urzúa, hija de un documentalista chileno famoso que fue obligado a refugiarse en Cuba después del golpe Estado de Augusto Pinochet, la película ofrece una óptica sobre la evolución de la isla en mejores y peores tiempos; Hacia la oscuridad, de Antonio Negret en una coproducción de Panamá, Colombia y Estados Unidos; El camino de San Diego, del argentino Carlos Soria, entre otras de peruanos, brasileños y puertorriqueños.
Otros participantes
Entre otras cintas notables sobre latinoamericanos, pero hechas por realizadores en Estados Unidos, se incluyen El hombre de dos Habanas, de Vivien Lesnick Weisman, un documental sobre la vida bajo amenazas y bombazos contra su padre, quien estuvo entre los primeros refugiados cubanos en Miami que públicamente promovió un diálogo con Cuba; Amexicano, de Matthew Bonifacio, sobre una amistad entre un italiano-estadunidense y un indocumentado mexicano en Columbus, Nuevo México; The Ballad of Esequiel Hernández, documental sobre la muerte "accidental" de un joven latino estadunidense en la frontera texana con México a balazos disparados por marines quienes aparentemente pensaban que era un "ilegal".
Mientras el festival ofrece una plataforma "seria" para el cine mundial, también se trata de una celebración y, pues, la diversión, dentro y alrededor de ese mundo. El menú mezcla obras nuevas de maestros reconocidos y de varios relativamente desconocidos, como también nuevas combinaciones de lo viejo y lo nuevo. También rescata obra viejas como, por ejemplo, Morir un poco, del director chileno Alvaro Covacevich, cinta perdida durante más de 40 años, descubierta de nuevo hace sólo un año y ahora restaurada.
Así, desde Spiderman a Chávez, y de muy serias pláticas sobre el arte del cine y el cine de arte y todo lo que queda en medio, y de fiestas y conciertos y exhibiciones al aire libre, el Festival Tribeca ahora ocupa su lugar como uno de los encuentros clásicos de esta capital mundial de la cultura.
Para la lista completa de actividades (cine, foros, talleres y más): www.tribecafilmfestival.org