Sus seguidores no esperaron la decisión de la ALDF
La derecha abandona antes de tiempo el campo de batalla
No se sabe si fue por consigna o por cansancio, pero los seguidores de la causa antiaborto entregaron la plaza. Antes de las cuatro de la tarde, y cuando en la Asamblea Legislativa aún faltaban muchas horas para la votación decisiva, simplemente se fueron. Abandonaron su acera en el cruce de Bolívar y Tacuba. Entonces se produjo el anticlímax, pues quienes se habían congregado también ahí para apoyar la iniciativa sobre despenalización quedaron sin antagonistas, y la policía, sin materia de trabajo.
Terminaba así un duelo de denuestos y mentadas que se prolongó más de seis horas. Sin punto de contacto, en algunos momentos el aborto fue este martes otra expresión de la acendrada pugna política entre izquierda y derecha. Entre quienes votaron por Andrés López Obrador y aquellos que lo rechazaron. A medida que la tensión y los insultos crecían, nuevas filas de policías y granaderos desarmados se interponían entre los bandos. De ahí no pasó.
Sin embargo, los militantes del PAN y de un sinfín de membretes que recurrieron a variadas formas del horror gráfico y vociferante para defender su causa "por la vida", no se fueron con las manos vacías.
Sus anunciados y bien patrocinados amagos de realizar la gran protesta para impedir "el crimen" de los asambleístas, tenía como único objetivo alcanzar un alto registro mediático. Y bien que lo tuvieron.
Buscaron que se consignara la imagen del feto y de la máscara macabra, de los carteles lapidarios, de la mujer embarazada que llevaba en su panza una leyenda de rechazo al aborto; que las grabadoras llevaran la rola de los roqueros y cristianos que se pasaron la noche frente a la Asamblea Legislativa y desmayaban con su "¡Sí a la vida, no al aborto!", mientras a unos metros desde potentes bocinas se reproducía, imparable, el agudo llanto de un bebé.
Por eso, en dos gigantes mantas agradecían a Tv Azteca y a Televisa su "apoyo a los niños" en el Juguetón, a la televisora del Ajusco, y en el Teletón, a la de Chapultepec; pero les suplicaban su apoyo, porque hoy, "¡los niños que deben nacer les necesitan!"
En la acera de enfrente tampoco estaban mudos. Y lo mismo exhibían su ingenio en carteles -como el que surgió cuando alguien les hizo creer que ya habían quedado excomulgados- y solicitaba: "Pido me rembolsen lo que pagué para hacer mi primera comunión". Y aunque también se desgañitaban gritándoles a sus oponentes que ellos sí eran herejes, hilvanaban consignas apresuradas contra la Iglesia: "¡Fuera sus rosarios de nuestros ovarios!", y lanzaban toda clase de lindezas a la jerarquía católica, con Norberto Rivera a la cabeza, y no dejaban atrás al propio Felipe Calderón.
Para quienes se mostraban renuentes a retirarse de la escena del delirio, los que transmitieron la orden de retiro inventaron que les habían llegado rumores del inminente arribo a ese cruce de los militantes del PRD instalados en el Hemicilo a Juárez. Y recomendaban mejor irse ya, porque, era obvio -¡oh, descubrimiento!-, la iniciativa de despenalización sería aprobada.
Ramón Ambia Medina, ingeniero civil de 53 años y quien desde hce años milita en el PAN del Distrito Federal, no obedeció; desestinó el rumor, y se quedó solo. Entonces, por un momento fue el hombre más cuidado de toda la ciudad, pues las cuatro hileras de policías instalados para interponerse entre los militantes de uno y otro bando lo tuvieron sólo a él como la parte opositora.
En seguida los uniformados recibieron la orden de retirarse, y el panista, como todo un mártir de la causa, se lanzó contra los defensores de la despenalización. ¡Y la que se le armó! De "provocador" no lo bajaban y entonces sí, el mismísimo subsecretario de Seguridad Pública, Luis Rosales Gamboa, entró a su rescate.
Pero en toda esa jornada, el líder de Provida, Jorge Serrano Limón, no apareció. Se supo que nadie en la asamblea respondió a su interés por asistir a la sesión, y optó por orar y rezar un rosario en la Catedral Metropolitana.
Quienes más cerca pudieron estar de la sede legislativa, porque a decir de un jefe policiaco llegaron "como troyanos" desde la noche del lunes, fueron los jóvenes de La Casa sobre la Roca, los cuales quedaron enrejados. Entre llantos y rezos, cantos religiosos y expresiones en "lenguas provenientes del espíritu santo" pasaron la madrugada, y ayer la lucían exhaustos. También se fueron mucho antes de que se diera el resolutivo.
En contraste, en el Hemiciclo a Juárez, cientos de militantes del PRD y del partido Alternativa acataban otra consigna: apoyar con música, discursos y banderas, pero sin moverse de ahí. Recibirían, se les dijo, audio y señal de la sesión. Y los tuvieron sólo en fragmentos.