El viernes comenzará la tercera temporada de ese clásico en el Castillo de Chapultepec
Más de cien bailarines tratarán de ofrecer una versión ''más ágil'' de La bella durmiente
A partir del viernes 6 de abril el Castillo de Chapultepec cambia de nuevo, o hace imaginar que cambia, su apariencia neoclásica de los siglos XVIII y XIX para que ahí, en su explanada principal, suceda la historia fantástica, el cuento de hadas, del ballet clásico La bella durmiente, ubicado, si ello es posible, en una hipotética Edad Media.
Dariusz Blajer, director artístico de la Compañía Nacional de Danza (CND) y adaptador de la coreografía, comentó que para esta tercera temporada hay algunos cambios en vestuario y escenografía, pero aclaró que lo principal es que cada año se afinan detalles y se mejora esa puesta.
Durante el anuncio del espectáculo, del que se espera se convierta en una tradición de danza clásica, con fines pedagógicos, para un público más amplio, como sucede con El lago de los cisnes en la isleta del lago de Chapultepec, se recordó que podrán verse a más de 100 bailarines en escena y que ''el príncipe aparece en escena con su caballo.
Los esfuerzos para darle dignidad a esta puesta son evidentes, aunque como reconoció el propio Blajer, no se puede comparar en modo alguno con el elevadísimo presupuesto que recibe, por ejemplo, el Royal Ballet Coven Garden de Londres, que luego de tres décadas visitará de nuevo el país.
Así que todo está listo ya para que el público, sobre todo el infantil, pueda disfrutar de esa historia de amor en la que el príncipe Florimundo Desiré y la princesa Aurora buscarán superar los hechizos de la malvada hada Carabosse.
Y también el público, sobre todo el adulto, podrá constatar si la nueva temporada ofrece una versión de La bella durmiente un tanto más ágil y con más movimientos de los personajes, muchos de ellos sólo caracterizados y puestos más bien como parte del escenario, que la de 2006.
Sueño compartido
Cabe recordar que en esa ocasión el hechizo de la resentida Carabosse durmió no sólo a la princesa, sus padres y todo su reino, sino a un público que, pese a la destreza técnica de sus solistas y cuerpo de baile, sólo pudo salir del letargo cuando Floribundo dio el beso de amor puro a la dormilona y bella Aurora.
Esa meta puede cumplirse, pues en realidad se trata de una coreografía interesante basada en el cuento de Charles Perrault, adaptado para ballet por Marius Petipa, con la maravillosa música de Tchaikovsky, y recreada después por Rosemary Valaire.
O como decía el famoso bailarín Rudolf Nureyev, que La bella durmiente del bosque es ''el ballet de ballets'', aparte de ser considerada una de las obras más importantes de Petipa.
O como decía el mismísimo Tchaikovsky cuando componía la música: ''El tema es tan poético, tan favorable a la inspiración musical, que me he sentido cautivado por él. He escrito con esa alegría y ese calor que siempre son garantía de éxito''.