Usted está aquí: lunes 2 de abril de 2007 Sociedad y Justicia La Semarnat aprobó de manera ilegal 2 megaproyectos turísticos

Minimizó daños irreversibles a la zona Chamela-Cuixmala, asegura especialista

La Semarnat aprobó de manera ilegal 2 megaproyectos turísticos

Los desarrollos, del ex banquero Roberto Hernández, dañarán cientos de especies endémicas

ANGELICA ENCISO L.

Los proyectos turísticos Marina Careyes -del ex banquero Roberto Hernández- y la Tambora, a un lado de la reserva de la biosfera Chamela-Cuixmala, en Jalisco, que contarán con campos de Golf y habitaciones de tipo gran turismo, fueron autorizados (horas antes de que concluyera el gobierno de Vicente Fox) ilegalmente por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), porque no reconoció los daños ambientales a la zona, minimizó la presencia de flora y fauna que está bajo protección especial e hizo a un lado el hecho de que ésta es una de las 10 áreas ecológicas más importantes del país para mantener la biodiversidad.

De acuerdo con Gerardo Cevallos, experto del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), "desde 1988 no se había visto la autorización de un proyecto con tantas anomalías como con éstos".

En entrevista, afirma que la evaluación de la manifestación de impacto ambiental (MIA) sirve para identificar conflictos ambientales y sociales derivados de los ambientales, determinar si hay medidas de mitigación para dichas consecuencias y ver si las disposiciones son factibles en términos económicos.

Sin embargo, decenas de expertos de la UNAM, de los institutos de Biología, Geografía y Ecología, entre otros, han evaluado las MIA de esos proyectos y han encontrado que el diagnóstico es pobre en información y análisis; por ejemplo, indica, sólo analizaron la fauna del lugar por dos semanas, lo cual es muy limitado e incumple con la ley.

"En estos casos los científicos debemos aplicar el llamado principio precautorio, el cual nos indica que si la información es básica y limitada se ponen los datos de toda el área. Para flora y fauna se debe utilizar información que se conoce como base, en ausencia de un buen estudio de diagnóstico hecho por las compañías, y hay datos de la estación biológica Chamela de la UNAM, que tiene años de trabajo en el lugar. Esa región tropical es una de las mejor estudiadas en el mundo", precisa.

Sobre la diversidad biológica, detalla, las MIA "hacen un diagnóstico muy somero, pero además, una vez que hacen el reporte, no vuelven a usar la información para determinar impactos y medidas de mitigación de éstos".

Señala que la importancia de la zona radica en que es un lugar donde se encuentra el mayor número de géneros de especies y de variedades endémicas en todo el continente. "Se trata de un área antigua que ha mantenido su estabilidad como ecosistema desde hace más de siete o 10 millones de años, y eso fue lo que permitió que todas esas especies se generaran o sobrevivieran en la región".

"Que haya tantas especies endémicas indica, por un lado, que es una zona muy importante para el país; por otro, es extremadamente frágil. Lo que se haga allí puede acabar no con una especie, sino con un género. En la evaluación tampoco usaron la información de las especies que están en peligro de extinción."

En el lugar hay nueve especies de mamíferos terrestres, 28 de aves, 30 de reptiles, cinco de anfibios y dos de peces que están enlistados en la norma 058, la cual engloba las que se encuentran bajo protección especial. De acuerdo con un documento del panel técnico de análisis de la UNAM, que evalúa los proyectos, las MIA ignoraron que 152 especies de vertebrados visitan o viven en los humedales, y de esas 20 son endémicas y 22 están bajo algún riesgo.

Cevallos explica que el proyecto La Tambora contempla cortar medio millón de árboles, según datos de la empresa, y "dicen que eso no tiene impacto negativo en el ambiente", a pesar de que el desarrollo plantea la fragmentación del hábitat, lo cual llevará a su destrucción.

Ese proyecto también incluye remover tierra, y se estima que será el equivalente a 170 mil camiones de seis metros cúbicos. Además, para operar requerirá 1.5 millones de metros cúbicos de agua al año, lo cual equivale a entre 70 y 150 por ciento de todo el líquido que llueve en un año. Si es un año bueno sería 70 por ciento, y si no de150 por ciento de lo que capta el río Chamela.

"Un solo proyecto requerirá el agua de toda la región, y no toma en cuenta los poblados que ya existen ni los arroyos. No dicen de dónde se va a sacar el líquido, y tampoco lo que se va a hacer con los residuos", asegura.

Indica que Marina Careyes impactará un humedal donde hay cocodrilos y que se seca estacionalmente, pero eso es normal. Sin embargo, argumentan que se trata de un ambiente degradado. Desconocen que se trata de aguas salinas, que tienen gran concentración de microrganismos, alimento de muchas aves acuáticas, como la espátula rosada, la cigüeña y los playeros. "Evidentemente eso demuestra una enorme falta de dirección biológica en su estudio, porque cualquier experto diría que no es un sitio degradado, sino que son lagunas que funcionan así, con un papel fundamental para mantener la diversidad regional".

Expresa: el hecho de que el proyecto esté fuera de la reserva "no implica que te puedas brincar las normas y que no se evalúen las especies en extinción. Las MIA no cumplen con la ley, independientemente donde estén ubicadas". Las disposiciones son claras y el reglamento de la manifestación también, al indicar que los proyectos aledaños a un área natural protegida deben evaluarse con más cuidado.

Lo que se debe hacer, propone, es una evaluación externa, que indique si esos proyectos proceden o no. Hasta ahora, indica, ningún funcionario de la Semarnat ha buscado a los científicos que se oponen a dichos planes. Ellos, aclara, son expertos, renombrados a escala nacional e internacional.

"Muchos han sido creadores de al menos 10 áreas naturales protegidas y son miembros del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Nacional de Ciencias. Han ganado varias veces los premios nacional de conservación, al mérito ecológico y a la conservación de Gran Bretaña. Además, todos han publicado en las mejores revistas científicas. En conjunto y como individuos tienen gran prestigio por su labor en la investigación para resolver los problemas del país. Hablamos de un bloque de expertos que representa a lo mejor que tiene el país en ciencias ambientales", señala.

 
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