No es creíble el testimonio, afirman HRW y expertos
Dudas de cómo se obtuvo la confesión de Mohammed en Guantánamo
Washington, 15 de marzo. La confesión del paquistaní Jaled Sheik Mohammed sobre su responsabilidad en los atentados en Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001 y otros 30 ataques perpetrados, así como haber decapitado al periodista Daniel Pearl, plantea interrogantes de la manera en que fue obtenida, dijeron hoy por separado Human Rigth Watchs (HRW) y expertos en derecho.
Arrestado en mayo de 2003, el presunto terrorista recluido en Guantánamo, que aún no se ha reunido con un abogado, compareció el pasado sábado ante tres encargados de examinar su estatuto de "combatiente enemigo", en vista de un eventual proceso ante un tribunal militar de excepción.
Al ser preguntado sobre si cualquier declaración efectuada bajo interrogatorio fue "resultado del trato que recibió", Mohammed, en inglés muy deficiente, respondió: "Gentes (sic) de la CIA. Sí. En el principio, cuando me transfirieron". El resto de la trascripción fue censurado.
La organización de derechos humanos HRW llamó a que Estados Unidos difunda en su totalidad la confesión del supuesto número tres de Al Qaeda, para conocer sus acusaciones contra la CIA.
"Es un evidente abuso del poder de clasificar información por el solo motivo de que pueda ser humillante o ilegal", afirma en un comunicado de prensa el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth. "Las denuncias de Mohammed sobre tortura deben ser investigadas".
La transcripción de la confesión tiene pasajes que el Departamento de Defensa censuró "por motivos de seguridad", pero que según el abogado de la American Civil Liberties Unión, Jameel Jaffer, "parece responder (...) a un deseo de evitarles la vergüenza a los responsables del gobierno y de esconder la utilización de técnicas de interrogación ilegales".
Según informes difundidos este jueves, Mohammed confesó haber decapitado, en 2002, al periodista estadunidense Daniel Pearl, si bien especificó que dicho asesinato no fue una operación de Al Qaeda, sino de "mujaidines paquistaníes".
Mohammed no sólo dijo ser el "cerebro" de los atentados del 11 de septiembre, sino que afirmó estar involucrado en el atentado contra un club nocturno en Bali, Indonesia, en octubre de 2002, y en un intento de derribar dos aviones estadunidenses con zapatos bomba, así como en planes para asesinar al papa Juan Pablo II y al presidente paquistaní, Pervez Musharraf.
El pasaje sobre la decapitación de Pearl fue censurado y por eso se dio a conocer sólo hasta este jueves. Se explicó que primero se quería informar a la familia sobre esto antes de hacerlo público.
Familiares del periodista del Wall Street Journal señalaron en un comunicado que es "imposible saber" si Mohammed dice la verdad en su "confesión".
Hay quienes consideran que la confesión no es creíble. "El reivindica una gran responsabilidad en incidentes terroristas menores a los que nunca estuvo ligado", señaló Geoffrey Corn, ex abogado militar.
Agregó que en caso de abrirse un proceso la acusación no se podrá sostener únicamente en sus declaraciones para obtener la condena de Mohammed. "Una confesión debe ser corroborada con pruebas", explica Corn, quien agregó que si hubo coerción, la confesión no tiene validez jurídica alguna.
Para John Sifton, investigador de HRW, la confesión parece tener el único fin de que se le trate como combatiente enemigo y no como criminal.