Duda que el Congreso apruebe la reforma migratoria
Rechaza Bush una posible amnistía a indocumentados
Mis parientes en EU contribuyen a la prosperidad de ese país: Calderón
Ampliar la imagen Conferencia de prensa conjunta de los presidentes Felipe Calderón Hinojosa y George W. Bush, que marcó el último acto de la visita del mandatario estadunidense a suelo mexicano Foto: José Antonio López
Mérida, Yuc., 14 de marzo. Aunque optimista, el presidente George W. Bush no se atrevió a apostar que el Congreso de su país apruebe una reforma migratoria integral, antes de que deje la Casa Blanca. ''No me gusta apostar porque cuando apuesto normalmente pierdo'', confesó el mandatario, quien de antemano rechazó cualquier posibilidad de una amnistía. ''La gente en Estados Unidos no está a favor de eso, ni yo tampoco.''
Ante el presidente Felipe Calderón, el visitante se manifestó, a cambio, por una reforma ''intermedia'' entre otorgar la ciudadanía y el otro extremo, que significaría sacar a los 12 millones de migrantes indocumentados que tienen años viviendo en ese país. Propuesta que, por cierto, calificó de irrealista. Atribuyó a la ''demora'' de los procesos legislativos en su país la promesa incumplida de reformas, y continuó abogando por su vieja propuesta de instrumentar un programa temporal de trabajo para que los mexicanos ''llenen puestos que los estadunidenses no hacen'', y eviten pasarse a escondidas por la frontera.
En conferencia de prensa conjunta, con la que concluyó la quinta visita de Bush a México, y con ello una gira que lo llevó a otras cuatro naciones latinoamericanas, ambos mandatarios anunciaron la creación de un ''equipo de trabajo'' para ''suavizar'' la liberalización de granos como maíz y frijol, prevista para 2008. Pero tajante, Bush aseveró que una renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ''sería un error'', pues este acuerdo ha funcionado bien y existen los mecanismos para resolver los ''temas sensibles'', como los granos. No hay que debilitar al acuerdo comercial, hay que mantenerlo fuerte para que la prosperidad siga creciendo y para que ambos lados de la frontera se beneficien, declaró.
Incómoda pregunta del Washington Times
Por otra parte, la ruda pregunta de un reportero del periódico Washigton Times, sobre la situación migratoria de algunos ''parientes'' de Calderón en esa nación, tuvo una respuesta áspera de parte del mandatario mexicano, pero que refleja la realidad de millones de connacionales que radican allende el Bravo. El michoacano ratificó su dicho de los últimos meses: ''Sí tengo parientes en Estados Unidos; lo que puedo decir es que son gente que trabaja y que respeta a ese país, gente que paga impuestos a su gobierno, gente que cosecha las verduras que probablemente usted se come, gente que sirve los platos en restaurantes, gente que contribuye a la prosperidad de Estados Unidos''.
Y agregó: ''Y todos los que estamos aquí queremos que algún día regresen, queremos que en México haya empleo para ellos, porque los extrañamos mucho, porque son lo mejor de nuestra gente, porque son la gente más audaz, la más joven, la más fuerte, la más talentosa, que ha superado enormes adversidades para llegar allá''.
Señaló que desde hace tiempo no ve a esos familiares, por lo que desconoce su situación migratoria. ''Ojalá algún día pueda verlos y saludarlos, sabedor de que vivimos en países que verdaderamente defienden la libertad'', concluyó el presidente Calderón.
Las interrogantes de la prensa de Estados Unidos se enfocaron básicamente al escándalo de la destitución de varios fiscales federales, provocada aparentemente por motivaciones políticas, y donde los demócratas piden también la renuncia del procurador Alberto Gonzales, uno de los funcionario de origen latino de más alto rango en la historia política del país vecino.
Durante la conferencia, realizada en uno de los dos hoteles utilizados para el alojamiento de las comitivas, y donde se aplicaron rígidas medidas de seguridad, el presidente Calderón subrayó que México tiene que ejercer un papel de equilibrio, de ponderación y de liderazgo en América Latina, acorde con su historia, con su cultura, con su economía y con su pueblo. Subrayó que México desea desempeñar ese papel por convicción propia, no porque exista una estrategia de Estados Unidos para que así sea, pues de hecho éste no fue un tema que centralizara las conversaciones con el presidente Bush, aunque sí estuvo presente.
Y aunque dijo que la relación más importante de México en el exterior es con Estados Unidos, por el tamaño de las relaciones económicas, la migración y la extensa frontera, eso no obsta para que mantenga relaciones con el resto de América Latina y nuestro país sea respetuoso de la opinión que tengan otros mandatarios, como Hugo Chávez, de Venezuela, o el mismo Bush.
Hasta el último día de su gira -que abarcó Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México- el mandatario estadunidense evadió referirse a Chávez, no obstante que su recorrido fue observado como un intento de hacer contrapeso al venezolano; aunque insistió en que Calderón es un ''líder respetado'' en la región, negó que en las conversaciones bilaterales con su homólogo le hayan dedicado mucho tiempo al papel de México en el mundo.
Pero no dejó de insistir en que su recorrido fue para demostrar que Estados Unidos ''se preocupa mucho por la condición humana'', y recordó que por eso Washington invirtió el año pasado mil 600 millones de dólares en ayuda. Tal como lo hiciera en la víspera, Bush reconoció que su gobierno tiene como responsabilidad principal la reducción en el consumo de droga, pues en la medida en que se vaya avanzando en ello, también se avanzará en mitigar la presión sobre México. Además, ofreció su compromiso para trabajar juntos en la zona centroamericana para elaborar un ''plan regional'', debido a que el éxito de México en materia económica podría significar solamente el traslado del problema hacia naciones más sureñas.
El tema energético, ausente
Ambos presidentes aseguraron que durante sus encuentros no se abordó la cuestión de la energía. ''No hay intención ni propósito de privatizar Petróleos Mexicanos; habremos de enfrentar esta situación (disminución de yacimientos y necesidad de nuevas inversiones) con plena autodeterminación y con responsabilidad compartida entre el Congreso y el Presidente'', dijo Calderón. ''Es un tema que le pertenece a un México soberano, pero confío en que el Presidente tomará la mejor decisión posible para él'', respondió el presidente Bush.
De su reciente encuentro con Vicente Fox Quesada, en Los Pinos, Calderón se limitó a decir que lo aprecia y lo estima; que durante la comida conversaron un ''buen rato'' en tono verdaderamente amistoso y constructivo. Además, dijo que le agradeció su voluntad de colaborar de manera decidida con el gobierno para que éste tenga éxito en beneficio de los mexicanos. Precisó que también se ha reunido con otros ex presidentes y que con su antecesor lo seguirá haciendo en repetidas ocasiones.
Concluida la conferencia de prensa, George W. Bush se fue de buen humor y se dio tiempo para bromear con la abundancia de la comida yucateca, al insistir en que seguía ''lleno''. Cuando el estadunidense abordaba el Air Force One, ambos gobiernos emitieron un comunicado conjunto que da como único resultado concreto el tema agrícola y un compromiso de intensificar la cooperación bilateral para combatir crimen organizado y tráfico de armas.