Usted está aquí: domingo 11 de marzo de 2007 Opinión La manifestación: Franco anida en los populares

Marcos Roitman Rosenmann

La manifestación: Franco anida en los populares

La "prisión atenuada" para Iñaki de Juana Chaos levanta pasiones. Como de costumbre el problema tiene una vertiente política. La decisión judicial, inapelable con el código penal bajo el brazo, ha sido instrumentalizada por el Partido Popular (PP) para atacar al gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Ningún otro partido del espectro parlamentario sigue en su actitud de insubordinación al Poder Judicial. Pero los populares convocan a una manifestación y abren un frente contra todo aquel que piense contra ellos. Contratan 670 autobuses para el acarreo de gentes desde toda España. Se citan sus miembros del Parlamento, de la Comunidad de Madrid y del ayuntamiento, no faltan famosos de medio pelo. Asisten miles de personas. Lo soez, cuestión habitual en el lenguaje de la derecha española, es lo más aplaudido por los dirigentes del PP. Dan su beneplácito, pero no repiten el cántico. La presión se tiñe de banderas constitucionales y también nacionales, a la par que se grita "¡gobierno dimisión!", se insulta a ministros y todo cuanto huele a demócratas. Si miras mal o rechazas propaganda, eres un infiltrado. Recordemos todo un día antes de la masacre del 11 de marzo de 2004 en la estación de Atocha que costó 199 víctimas y más de 2 mil heridos. Ellos no reciben subvención de la Comunidad de Madrid como Asociación de Víctimas del Terrorismo y tienen que abandonar la capital, establecerse en otro lugar. Esperanza Aguirre los desahucia, solamente busca desestabilizar al gobierno central.

La manifestación recuerda las maniobras arteras de la derecha chilena contra la Unidad Popular: se apelaba a la lógica de la sedición y el llamado al golpismo. En este caso se pide la dimisión de un gobierno. Los argumentos del PP responden a los esgrimidos por Franco en momentos de crisis. Fueron de gran utilidad para la movilización social de la población. Bastaba con tildar a quienes luchaban por la democracia o la libertad como traidores a la patria para producir la catarsis. A los gritos de "¡Franco, Franco, Franco!", le seguían los de "unidad", para concluir con el ya clásico "España: Una, España Grande, España: Libre". Este franquismo sociológico anida en los corazones de los populares de manera indeleble, cohesionando buena parte de su militancia, de sus 10 millones de votantes y sirve para mantener su propuesta política de unidad de España fundada en el pacto constitucional de 1978 y sus autonomías regionales. Cuando dicho proyecto se ve amenazado vuelven a sus orígenes. Se transforman en las fuerzas vivas del movimiento. España la sitúan al borde de la balcanización y sin futuro, señala Acebes. Desde su atalaya, defenderán la nación española, el Estado unitario, encabezando la lucha contra el separatismo. El mal no es ETA, lo representa el gobierno de Rodríguez Zapatero, los partidos parlamentarios, la reforma de la Constitución, los estatutos de autonomía, repensar el país, además de la lucha antiterrorista. Ceder ante las exigencias de ETA es el último eslabón de errores. Para el PP, valedores de la integridad de España, todos han claudicado. Por ello, convocar a la manifestación es una obligación moral y todos los españoles de bien deben acudir. Rajoy representa la España responsable, quienes eluden su compromiso son traidores. La manifestación no es partidista. Eso le permite llamar a todo español bien nacido a mostrar su descontento en España o en las embajadas sea en Buenos Aires, París, Roma, etcétera. No manifestarse es situarse bajo la canalla, ser marionetas de ETA o estar seducidos por las mentiras del gobierno.

Así, mientras no recuperen el poder, el PP habla de traición a España y del pacto antiterrorista. Su discurso señala la política de diálogo y negociación con ETA acordada por los grupos parlamentarios en 2005, menos ellos, como el comienzo de la ruptura de España. Y frente a tal desaguisado, han emprendido la cruzada. Rodríguez Zapatero es amigo de ETA, su gobierno es débil y mancilla el honor de los españoles. Los ciudadanos se merecen retomar la senda de Aznar. Este no cedió y es ejemplo de gallardía. Cantinela aderezada con una campaña por demostrar la actual ilegitimidad del gobierno. Muchos en la manifestación corearon la dimisión de Rodríguez Zapatero. Su triunfo, el 14 de marzo de 2004, viene siendo cuestionado por el PP, bajo la teoría de la conspiración para derrocar al gobierno del Partido Popular y ganar las elecciones. El atentado de Atocha del 11 de marzo de 2004, tras el cual el PSOE ganó las elecciones, forma parte de una trama de ETA y el islamismo radical de la cual el PSOE se beneficia indirectamente. De no haberse producido, Rajoy hubiese ganado. El atentado terrorista cambió el rumbo de España, dirán los dirigentes del PP, amén demuestra vínculos entre ETA y el radicalismo islámico. Vínculos que no han querido ser investigados por las nuevas autoridades impidiendo saber toda la verdad, cuestión que demostraría cierta connivencia de los dirigentes del PSOE con ETA y la trama que facilita su triunfo el 14 de marzo de 2004. En esta lógica se han establecido Aznar, Rajoy, Acebes, Zaplana, Esperanza Aguirre y otros. Hoy en la manifestación Gallardón se quita la careta y participa en primera línea de fuego. Se acabaron los centristas. No importa que el atentado fuese reivindicado por las células de la red Al Qaeda en Madrid, que la comisión parlamentaria, tras meses de trabajos, que los peritos, y ahora el juicio, estén una y otra vez dejando constancia de su falsedad; siguen intoxicando a la ciudadanía. Así lo hicieron con las armas de destrucción masiva. No aceptan la derrota electoral.

Sin embargo, el problema es otro. El caso de De Juana Chaos es coyuntura. Lo que está en juego no es la política antiterrorista. La agenda está marcada por una propuesta diferente de Estado, de reincorporación de la izquierda abertzale, de eliminación de la ley de partidos políticos . En esta lógica, el PP está fuera de juego. Las preguntas apuntan en otras direcciones. ¿Cuáles son las perspectivas de un nuevo estatuto de autonomía en el País Vasco? ¿Cómo y de qué manera se pensará una concepción federal y de soberanía? La idea de España y la concepción del Estado-nación se debe reformar.

La declaración del presidente de gobierno en el Senado señalando que todos han cedido ante el chantaje -"No es la primera vez que el gobierno ha cedido al chantaje de ETA, es la primera vez que un partido político responsable se atreve a decir que un gobierno ha cedido al chantaje de ETA. Estamos ante un debate plagado de hipocresía y cinismo"-, muestra que la manifestación es la consolidación franquista de la idea de España. El debate es otro.

 
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