El crimen organizado, en el edén
Villahermosa, Tab., 6 de marzo. La canción popular dice que ''Tabasco es un edén'', pero la sombra del crimen organizado ronda por el estado desde la madrugada del 16 de julio de 2006, cuando policías municipales de Cunduacán se enfrentaron a unos 15 sujetos armados que portaban chalecos antibalas y gorras con las siglas AFI (Agencia Federal de Investigación), quienes lanzaron granadas y dispararon un proyectil de bazuca a la Casa de Justicia de esa ciudad.
El comando pretendía liberar a Darwin Alexander Bermúdez Zamora y a Mateo Díaz López, el comandante Mateo, a quienes la policía de Cunduacán detuvo por un escándalo de cantina y finalmente remitió a la capital del país.
En el tiroteo murieron el jefe de grupo de la Policía Judicial Marcelino de los Santos Ramos y el oficial de la Policía Estatal de Caminos Armando de la Cruz Jiménez.
La incursión en Cunduacán ha sido el caso más sonado, pero otros hechos violentos ya apuntaban a que el crimen organizado operaba en Tabasco. El 12 de julio, en una clínica del municipio de Cárdenas, donde convalecía de heridas de un atentado que sufrió dos días antes, Carlos Mario de la Cruz Magaña, El Katty, sobrino del narcotraficante Alcides Ramón Magaña El Metro (hoy preso), fue asesinado por un comando.
El 10 de junio de 2006, a unos 14 kilómetros del municipio de Huimanguillo, se hallaron los cuerpos de cinco ejecutados, entre ellos el ganadero Ponciano Vázquez Lagunes, hermano del llamado Cacique del Sur, el priísta veracruzano Cirilo Vázquez.
El 14 de noviembre pasado, el presidente municipal perredista de Huimanguillo, Walter Herrera Ramírez, fue ejecutado cuando llegaba al rancho Los Cuates.
En plena ola de violencia, el ex gobernador Manuel Andrade no dejó de divulgar un espot en radio y televisión con la frase ''Tabasco, el mejor lugar para vivir''.