Exzapatistas en La Otra Campaña
Largo camino de regreso al origen
Gloria Muñoz Ramírez. Selva Lacandona, Chiapas. A más de 10 años de distancia, indígenas que abandonaron la organización zapatista por cansancio o para recibir apoyos del gobierno, regresan a la lucha, no como bases de apoyo del EZLN, sino como integrantes de La Otra Campaña. En la región fronteriza de la selva son 12 comunidades las que se organizan para integrarse a la iniciativa política zapatista. Muchas de estas familias estuvieron con la organización hace más de 20 años, participaron en la guerra de 1994 y luego, "cansados" y con "el miedo a morir", aceptaron las láminas, vacas o rollos de alambre que el gobierno ofreció a cambio de que dejaran de ser zapatistas.
Hoy se dicen "humillados, traicionados y con rabia por los engaños del gobierno" y, ante esto, el trabajo político del EZLN, que mantiene una radiografía actualizada del acontecer de la región, rinde frutos, pues encontraron en La Otra Campaña su espacio de participación política.
Víctor Gómez Méndez, de la comunidad Vicente Guerrero, comisionado por las comunidades que trabajan con La Otra explica este proceso. "En 1984, cuando la organización zapatista tenía apenas un año en la selva, fui reclutado. Mi pueblo fue todo zapatista. Nos entrenamos durante diez años y así llegamos al primero de enero de 1994. "Yo era miliciano. Después de la guerra se abrió una ventana de que podía ser pacíficamente la lucha, o sea con la política, pero el gobierno traicionó".
Acepta: "Después tuve el error. El pueblo se desorganizó y dejó de ser zapatista. Nos cansamos. El gobierno se dio cuenta y empezaron los proyectos. Nos fue agarrando uno por uno. Ofrecía proyectos, láminas, créditos de ganado, y luego vivienda, salud, carretera, educación y todo eso. En ese momento todavía resistíamos como 14 personas de mi comunidad, pero empezaron las contradicciones entre zapatistas y los que se fueron con el gobierno y así se fue destruyendo la organización en mi pueblo. Todos en la comunidad somos familia, primos, hermanos, sobrinos, pero empezamos a dividirnos. Era lo que quería el gobierno. Esto fue en 1997, después de la matanza de Acteal. Yo la verdad me sentí cansado y pensé que el gobierno iba a dar todo como lo había comprometido en San Andrés".
Víctor describe el modus operandi del gobierno: "Manda a empleados de Sedesol, recluta a uno y lo tiene como su brazo en esa comunidad. Luego esa persona dice a quién más puede agarrar, y entonces empieza casa por casa, y nos dice 'el gobierno les va a dar todo'". Explica por qué lo creyó: "Pensamos que el EZLN iba a tener una baja, que se iba a destruir, porque hasta fuimos bombardeados. Ahora me doy cuenta que no tuvo baja, que resistió como organización. Cuando entramos con el gobierno nos decían que teníamos que ser de una organización para la solicitud de ganado, era la Jotzotzil Maya, de ellos, no independiente. Después de casi dos años nos dieron una vaca por familia, o sea 20 vacas. Después solicitamos alambre y nos dieron dos veces seis rollos por familia. En total, doce rollos de alambre y una vaquita. Había más alambre que vaca".
"Había pasado mucho tiempo y habíamos dado mucha cooperación. Haciendo cuentas, salimos perdiendo, porque gastamos mucho en pasajes para sacar el proyecto, y vuelta y vuelta que nos traían. Y rechazamos esa forma. Luego nos ofrecieron proyectos productivos de Sedesol, dinero para sembrar maíz, frijol y plátano. Daba 500 pesos anuales por hectárea. Tampoco funcionó".
Ante ello, "empezamos a hablar en el pueblo. Pensamos 'ahora no estamos en ningún lado y el gobierno no nos atiende'. Acordamos no recibir nada del gobierno y quedar resistiendo. Quedamos ni priistas ni zapatistas y así estábamos cuando conocimos la Sexta declaración de la selva Lacandona".
Describe la manera que el gobierno los atrajo en su momento: "Lo primero que dicen es que tenemos que dejar de ser zapatista. Todo eso es firmado". Admite que los hombres volvieron a tomar alcohol. "La verdad sí le dimos. Las compañeras se sintieron mucho porque empezaron los problemas. El alcohol destruye el hogar, es lo lógico. Cuesta trabajo ser zapatista. Yo me cansé de la caminada, de los turnos, de la vigilancia. Pero aparte del cansancio, hay un miedo de morir".
Desde 1998 quedaron fuera de los proyectos oficiales. "Lo que se deja de lado son los programas que ofrecen familia por familia, pero aceptamos la carretera, porque pensamos que nos va a beneficiar para la comercialización. El gobierno todos esos años siguió ofreciendo láminas. Cuando lo miran que estamos rechazando el apoyo, incrementan los ofrecimientos, como 'vivienda digna', pero nada. Llega el momento en que nos damos cuenta que el gobierno no quiere resolver los problemas".
Relata cómo se encontraron en su comunidad con la Sexta: "Primero recuperamos la teología india y nuestra organización como pueblo; cuando salimos de la organización también nos apartamos de la iglesia porque estábamos en la pura borrachera. En esas estamos, reorganizándonos, cuando los compañeros zapatistas llegan a cada pueblo a explicar el trabajo de La Otra Campaña, nos preguntan qué queremos, si entrar como zapatistas o como adherentes".
Actualmente participan en La Otra familias de Pacayal, Matzam, Santo Domingo, San Mateo, Nueva Tenejapa, San Andrés, Salto de Agua, Montecristo, San Pedro, Nuevo Huixtán, Jerusalén y Vicente Guerrero. Los zapatistas dejaron en los pueblos folletos de la Sexta. "Tuve un paquete de folletos y compartí con todos en esta región Sureste Fronteriza". En cada pueblo la analizaron.
"Durante tres meses tuvimos reuniones de las comunidades para nombrar un representante y tener enlace con los zapatistas. Se decidieron por mí en una votación. Ya como representante fui a buscar al Comité Clandestino, me recibieron y dijeron 'compa, de por sí ya íbamos a ir a tu pueblo, pero qué bueno que te madrugaste'".
Víctor dice que esperaba algo así, a pesar de haber dejado el EZLN: "Sabíamos que nos iban a abrir las puertas". No ignora que "de pronto hay un poco de problema con los compañeros que nunca han abandonado la resistencia. Pero estamos hablando, para ver cómo hacerle para lograr la unidad, aunque ya no volvamos a ser bases de apoyo".
Habla de su nuevo compromiso: "Primero que nada la unidad y a tomar conciencia. Hay comunidades que estaban en el Procede y ya lo están dejando, pero no por orden sino por conciencia. Han sido muchos años de humillación del gobierno, de engaños, por eso los que decidimos ser parte de La Otra también quedamos en la resistencia. Vamos a resistir los pagos de la luz eléctrica porque llegan demasiado altos. Ese acuerdo ya lo tomaron tres comunidades y el resto lo está pensando.
"Sabemos que hay que estar con otras luchas, como en Atenco y Oaxaca. Que la lucha es estatal, nacional e internacional. Ya no estamos solos, ahora nos tenemos que proteger todos. El gobierno debe entender que somos otra vez zapatistas, pero ahora como La Otra. No nos vamos a dejar engañar con el Procede, que totalmente destruye al campesino".
Víctor piensa que la división que fomentó
el gobierno puede revertirse. "Vamos para adelante, cada vez nos volvemos
a unir. Nos dimos cuenta durante todos estos años de los engaños.
Unos aún no, como que no quieren ver. Los diez años que estuvimos
fuera del zapatismo el gobierno no resolvió nada, quedamos peor.
Tengo mucho coraje, y sé que todos estamos iguales, con rabia".
Explica que la gente de las comunidades debe decidir si quiere ser "mero
zapatista" o sólo estar en La Otra. "Cada uno según su conciencia,
pero sin estar divididos. Queremos el cambio de México, ya sin estar
separados"
Mujeres triquis
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