Usted está aquí: lunes 5 de febrero de 2007 Opinión Melón

Melón

Luis Angel Silva

Mis campeones

PERMITAME, MONINA, CAMBIAR el tumbao para contarle de mi otra pasión: el futbol. Empezaré por decirle que hace algunos años existió una segunda división solamente con equipos del Distrito Federal. Uno de ellos, el Estrella, de los hermanos Escandón, ganó el campeonato y se convirtió en ADO de la ciudad de Orizaba, esto en una época que la primera división se llamaba liga mayor, estaba fuera de la FIFA y había equipos con nueve extranjeros.

VOLVIENDO A ESA segunda división, los demás equipos eran Necaxa Jr., en el que alineaban Pedri Arnauda, José Antonio Roca, Enrique Gallegos, entre otros; el Loreto; Puente Sierra; Cinematografistas; Politécnico; Universidad y algunos más que escapan a mi memoria. Pues, bien, éste, su asere, jugó en el Universidad cuyo uniforme era azul con una franja color oro que iba del hombro izquierdo hasta la cintura y el Oro de Guadalajara adoptó años más tarde.

DESDE ESA EPOCA viene mi amor por ese club, el cual aumentó a partir de su participación en el campeonato de ascenso, que los llevó a la primera división y me permitió tener una cercanía con el equipo, ya que los acompañé en cuanta ocasión pude.

DEBO DECIRLE, BONKO, que a mi parecer jugaban "de aquellita", haciéndome gozar desde la tribuna, como dijo Arsenio, de una manera espantosa. Fui testigo de jugadas y goles que se quedaron en mi memoria y me transportan a esos años maravillosos.

EL SABADO 20 de enero tuve el honor, en compañía de mis Lobos, de amenizar la ceremonia del aniversario del ascenso de ese querido equipo. La invitación me la hicieron Alfredo Echavarri, Gaytán, Carlos Gutiérrez y La Borrega, hermano de José Luis Calaca González (RIP). De La Borrega todavía me pregunto por qué no llegó a primera, ya que jugaba como a pocos he visto.

ME LLEGARON LOS recuerdos, apareció la nostalgia al encontrarme con la mayoría de mis campeones, esos a los que seguí cuando jugaban de visitantes, con los que comía en la concentración del Hotel L'Escargot, hasta que don Renato Cesarini me corrió impunemente.

ENCONTRARME CON EL Espátula Rodríguez fumando puro me hizo confundirlo con El Pana. Al abrazar a Lorenzo García no pude más que felicitarlo por el golazo que marcó la noche de la coronación la cual celebramos en El Manolo, lugar donde laboraba en compañía de otros fascinerosos llamados Lobo y Melón con su grupo.

EL ANIVERSARIO SE celebró en La Cantera, lugar que dejaron bellísimo. No faltaba más, ya que el patronato cuenta con ingenieros y arquitectos que saben su negocio a cabalidad. Pero, más que nada permítame, nagüeriero, participarle de mi emoción al hallarme con aquellos que admiré, viéndolos sacar flecos a la pelota.

POR DESGRACIA DOS faltaron a la cita, Chanes y Calderón de la Barca, el primero, tremendo defensa, del cual guardo algunas anécdotas como aquella en que escondí algunos chiles serranos, antes que don Renato me dijera pirey. Pero, tuvo la deferencia de llamar desde Guadalajara al celular de sus hijos para saludarme. Qué detallazo, mi buen.

EN CUANTO A Calderón de la Barca le diré, mi yeneka, que está entre mi selecto grupo de admirados que he podido reunir en mi muy particular museo de la fama. Lo conocí al terminar unos Panamericanos en una selección en la que también destacaron Del Aguila y el Güero Jasso, y los tres iniciaron sus brillantes carreras después de los juegos citados.

AL POCO TIEMPO empecé a seguir sus pasos, deleitándome con las jugadas que su inmensa clase desparramaba, formando parte del Atlante. Más tarde ya en el Universidad, en un partido contra el Morelia, al anotar un golazo después de hacerse un "traje de torero" con el Perico González, me salí del estadio para comprar otro boleto, pues consideré que era lo apropiado.

EN EL SEGUNDO disco que grabé con Pacheco, en mi composición No te olvido le dedico una inspiración a Calderón de la Barca. Espero que esto sirva para que sepa que aún se le recuerda con la admiración de siempre y que sea un aliciente en su recuperación, cosa que le deseo con sinceridad y buena voluntad.

ME PASE UNA tarde maravillosa que me regaló una sorpresa muy agradable. La presencia de Pompín, homónimo del cómico, que algún defecto tenía que tener: jugó en el América, más tarde en la liga Interclubes; fuimos leales adversarios.

SOLO ME RESTA darle las gracias a todos mis campeones, a Vega, actual administrador del estadio de CU, a don Odilón, por pagar mis honorarios, y a usted, mi asere, por permitirme confiarle mi pasión por el futbol. Me retiro con una línea de cinco ­tres centrales, dos carrileros­, haciendo una diagonal retrasada. ¡Puff! ¡Vale!

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