Darling, de Johan Kling, la mejor cinta de Gotemburgo
Gotemburgo, 4 de febrero. "Faltan 51 semanas para que se realice el próximo (Festival Internacional de Cine de Gotemburgo)", es el comentario unánime esperanzador de los animados organizadores y de muchos de los asistentes al cierre, este domingo, de la edición 30 del encuentro que exhibió 450 cintas entre documentales, corto y largometrajes de más de 60 países, apreciados por alrededor de 115 mil personas.
Durante nueve días, según las estadísticas que reportan las salas de proyección, la audiencia creció. Fue una reunión no sólo de celuloide devenido historias, sino de más de mil 800 invitados, entre realizadores e invitados especiales. Ese número de asistentes fue el mismo que en 2000.
"Esta versión fue nuestra máxima experiencia, ya que el público tuvo más variedad de secciones", aseguró Jannike Ahlund, directora del festival. Sin contar con las clases maestras impartidas por realizadores como Milos Forman, Joanna Quinn y Goran Paskaljevic.
El de Gotemburgo es ya el más grande festival en toda la región escandinava. "Aquí los invitados aprecian lo intimista del encuentro", dijo por su parte Camilla Larsson, jefa de prensa.
En la ceremonia de clausura, el director francés Claire Simone dijo que en "comparación con otros festivales, el de esta ciudad existe aún para las películas y para sus realizadores", no para el escaparate.
Amplia gama de filmografías
Y coinciden con él todos los críticos y asistentes en el sentido de que es un festival que ofrece a su audiencia una gama vasta de filmografías del mundo, pero principalmente un gran abanico del cine de su región. En ningún otro festival se podrán apreciar tantos filmes nórdicos (cortos, largos, documentales) nuevo y clásico, como en éste, que es apoyado por la ciudad de Gotemburgo, el Instituto Sueco de Cinematografía, Cine Nórdico y el Fondo Televisivo y de Cine Escandinavo.
El premio más importante, Cine Nórdico, fue para Darling, de Johan Kling, quien desarrolló una estupenda comedia negra,
Mientras, el premio Ingmar Bergman que se entrega a un cineasta debutante pasó a manos del británico Andrea Arnold y su Red road. Este filme forma parte del proyecto experimental The Advance Party, del danés Lars von Trier (Dancer in the dark, Dogville, The Boss of It All), cuyo concepto está basado en involucrar a tres cineastas que escriban filmes separados, con personajes iguales.
El premio al director debutante quedó en manos de Jonas Holmström y Jonas Bergergärd, por Kommer hem (Llegando a casa). Los suecos ganaron un millón de coronas (o sea como130 mil euros). El premio de la audiencia se lo llevó la cinta de Paraguay, La hamaca paraguaya, de Paz Encina.
Las salas y sus respectivos cafés y bares (es costumbre que todas tengan uno, claro, en los cuales no se puede fumar como en ningún otro local cerrado en esta ciudad) estuvieron impregnados de imágenes y recuerdos de Escandinavia y otras latitudes del mundo.