Celebra en San Cristóbal de las Casas el 47 aniversario de su ordenación episcopal
Samuel Ruiz llama a frenar la creciente migración de las comunidades indígenas
Al menos 250 personas salen todos los días de Chiapas para buscar otras oportunidades
San Cristobal de las Casas, Chis., 26 de enero. Al celebrar el 47 aniversario de su ordenación episcopal, el obispo emérito Samuel Ruiz García hizo un llamado para "estar atentos" y enfrentar el problema de la creciente migración en las comunidades indígenas de Chiapas, donde, dijo, no menos de 250 personas salen a diario en busca de trabajo "con gran dolor y sufrimiento".
Afirmó que para frenar la migración es necesario "ir a las raíces del fenómeno, viendo de qué manera se pueden impulsar acciones solidarias y colectivas, y crear fuentes de trabajo donde se da el abandono de la comunidad".
Ruiz García celebró los 47 años de su ordenación episcopal en la catedral de esta ciudad la noche del jueves, acompañado por varios sacerdotes y religiosas de la diócesis de la cual fue responsable durante 40 años y del obispo auxiliar, Enrique Díaz Díaz.
Recordó que al llegar a la diócesis en 1960 recibió una fuerte impresión. "Aunque no anidaba en mi corazón una verdadera discriminación hacia mis hermanos indígenas, sí minusvaloraba sus capacidades e incluso su propia dignidad".
Dos visiones, dos mundos
Ante decenas de católicos que acudieron a la misa, el tatic (padre) contó cómo después se fue transformando hasta ponerse de lado de los indígenas.
"De una manera significativa entendí que estaba yo en esta diócesis ante dos mundos diferentes: el mestizo y el indígena, los cuales eran diferentes no sólo en lengua, sino en la concepción de los valores y también en la mayor disponibilidad que se observaba claramente en los hermanos indígenas".
Agregó: "poco a poco aquella idea de superioridad, de querer ayudar desde una plataforma superior a aquellos que miraba abajo, a los cuales me dirigía con cierta compasión, se empezó a diluir. Comencé a minusvalorar mi propia apreciación y empezó a crecer delante de mí el aprecio y el descubrimiento de los valores de las comunidades indígenas".
Actualmente, subrayó Ruiz García, la palabra y el reconocimiento de los indígenas "ha surcado más allá de los límites de nuestra diócesis y llega incluso a convertirse en un cuestionamiento para la fidelidad de nuestra fe a diferentes niveles de la propia Iglesia del Señor".
Sin embargo, añadió, "debemos reconocer que en este momento hay situaciones de mayor sufrimiento; la situaciones económicas obligan a muchas personas de las comunidades a emigrar con gran dolor y gran sufrimiento.
"Tengo noticias de que no menos de 250 personas salen todos los días de las comunidades indígenas a lejanas tierras; muchos de ellos van con sus esposas y dejan a sus niños encargados con otros familiares, generándose así un gran sufrimiento."
Durante su homilía hizo una exhortación: "debemos estar atentos a estas situaciones para ver cómo enfrentarlas, no sólo cómo aminorarlas, buscando lugares donde puedan ser atendidos (quienes migran) en sus recorridos, sino tratar de zanjar la situación yendo a las raíces del fenómeno, viendo de qué manera pueden hacerse surgir con acciones solidarias y colectivas, y fuentes de trabajo en aquellos lugares donde se está dando el impacto del abandono de nuestra comunidad.
"Los que van de aquí saben también que tienen una tarea adonde quiera que vayan: ya hay diáconos de nuestra diócesis dando testimonio fuera de nuestro país, son sabedores de que tienen ese ministerio y tienen que contribuir con los valores de su cultura a la transformación de nuestra cultura occidental.
"Con su testimonio tiene que dar fidelidad al anuncio del Señor y a la construcción de su reino, y estar interpelando para que veamos que tienen que cambiarse las estructuras de injusticia de la sociedad, que son las causantes de todos estos males", aseguró el obispo emérito de esta ciudad.