Usted está aquí: domingo 21 de enero de 2007 Espectáculos Cuestiona el filme Bamako la voluntad caritativa de Occidente

El BM y el FMI mantienen a Africa en la miseria, aseguran afectados en la cinta

Cuestiona el filme Bamako la voluntad caritativa de Occidente

La película se estrenará el mes próximo en EU y Gran Bretaña

El destino de miles de personas ha sido reprimido por políticas ajenas a su universo, asegura el creador Abderrahmane Sissako

REUTERS

Ampliar la imagen La cinta de Sissako pone en duda los programas asistenciales aplicados en Africa durante la recesión, entre las décadas de los años 70 y 80. En la imagen, una niña de Somalia camina por las calles de Mogadiscio Foto: Reuters

Dakar, 20 de enero. Parte de la población más pobre de Africa se encuentra peor de lo que estaba hace un cuarto de siglo. A pesar de los años de ayuda humanitaria y los actos de caridad realizados por estrellas del rock, las naciones occidentales siguen señaladas como responsables de sus males.

Así lo aseguran los testigos que hacen fila para declarar contra instituciones financieras occidentales en Bamako, audaz filme del director Abderrahmane Sissako, que será estrenado el próximo mes en Gran Bretaña y Estados Unidos.

El argumento es simple: la mayoría de los pobres en Africa, quienes no han opinado sobre el manejo de su economía, se defienden del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), instituciones a las que acusan de imponer reglas que han mantenido a sus países en la miseria.

El filme, creado en el sucio patio de la casa de la familia de su padre en la capital malí, otorga una voz a los sin voz, aquellos que han sentido los efectos de las medidas impuestas por economistas occidentales, pero que no han podido responder a ellas.

"No se trata de identificar al culpable al denunciar que el destino de cientos de millones de personas ha sido reprimido por políticas que se deciden fuera de su universo", dice Sissako, originario de Mauritania, en el sitio web www.bamako-film.com

Sería fácil desestimar la película como una expresión teatral de un intelectual que culpa a los extranjeros de los problemas de su continente, pero lo que hace convincente a la película es que los llamados testigos son personas que realmente viven en el lugar, incluyendo a un inmigrante ilegal, un anciano y un ex ministro.

Uno de los testigos, Madou Keita, está entre los miles de jóvenes africanos que han emprendido viajes a través del desierto y el mar para entrar en la "fortaleza europea" y encontrar trabajo. El intento de Keita fracasa cuando es asesinado a tiros por guardias argelinos en el Sahara.

La ex ministra de Cultura de Mali, Aminata Traore, participa en Bamako como heroína local, luego de emplear a un artesano malí para renovar uno de los vecindarios más sucios de la ciudad, en un intento por demostrar que Africa se puede ayudar a sí misma.

"El mundo sólo está abierto a los blancos, no a los negros", dice Traore en su apasionado testimonio en la cinta.

¿A quién culpar?

La película, presentada este mes en Africa después de su estreno en la edición de 2006 del festival de Cannes, da su golpe más fuerte a los "programas de ajuste estructural" instaurados por el BM y el FMI durante la recesión, a finales de los años 70 y principios de los 80.

Los programas fijan condiciones como reducir el gasto social y privatizar las empresas estatales para conceder más préstamos.

Los críticos dicen que estas medidas redujeron el número de importantes puestos de trabajo, beneficiaron sólo a compañías occidentales y quitaron financiamiento a los sectores educativo y de salud.

Podrá sólo ser un juicio ficticio, pero los argumentos destacan un sentimiento fatalista de varios africanos que consideran a su continente una víctima perpetua, primero de la esclavitud y la colonización, luego de la guerra fría y ahora de la globalización.

Robert Calderisi, experto en desarrollo que trabajó en el BM y profesa una pasión por Africa, escribe en su libro El problema con Africa: ¿Por qué la ayuda internacional no está resultando?, que el continente ha construido su propia historia desde la independencia y ha estado libre de dominación extranjera por mucho tiempo.

"Africa estaba sangrando de muerte, pero en vez de preocuparse por la hemorragia los líderes africanos se quejaban del dolor del torniquete", escribe Calderisi en su publicación.

Bamako evade el sentimiento de lástima, y la crítica es a menudo con humor. El juicio es interrumpido con ironías de la vida diaria en Mali, por ejemplo, en una escena, un abogado francés que defiende a Occidente es estafado cuando compra a un vendedor callejero unos lentes de sol supuestamente de marca Gucci que resultan falsos.

El FMI no ha tenido problemas con la crítica, inclusive invitó a varios de los involucrados en el filme a una recepción en Bamako, cuando su subdirector, John Lipsky, estuvo en la ciudad.

Los colaboradores del filme no esperan que Bamako produzca un cambio inmediato, pero creen que la audiencia se dará cuenta de que la parte más pobre del mundo no está ciega a lo que ve como la mano maligna de Occidente que la ha defraudado.

 
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