Usted está aquí: viernes 12 de enero de 2007 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Que siempre sí

Desde 1999 se acabaron los subsidios a la tortilla; en 12 años, 1,300% de aumento al precio

Que siempre sí meterá la mano el gobierno calderonista para controlar el precio de la tortilla y el abasto de maíz; que siempre sí la escalada es consecuencia de la especulación y el acaparamiento; que siempre sí aumentarán los cupos de importación y que siempre sí Eduardo Sojo se convierte en el primer funcionario de la "continuidad" públicamente desmentido (Medalla Fox) por el nuevo inquilino de Los Pinos, cuya tesis de campaña fue no bajar los precios "al chilazo, por decreto", porque al ciudadano "se lo cobran en tortillas..."

Y al "chilazo" ordenó ayer controlar los precios de maíz y tortilla, aunque todos, especialmente los consumidores, saben que el conflicto no se dio con el arranque de año. La más reciente escalada comenzó alrededor de dos meses atrás, a mediados de noviembre pasado, lo que obligaba la intervención de los gobiernos entrante y saliente, así como la inmediata acción de los legisladores. Sin embargo, nuestra siempre eficiente cuan expedita clase política ­sin importar la camiseta que luzca­, como es costumbre, hace como que se involucra sólo hasta que estalla el problema en cuestión y sus efectos son de gran alcance, especialmente si de imagen política se trata.

La escalada no se limita al maíz y la tortilla, porque los precios de los principales productos y servicios de consumo básico se han disparado en esos dos meses, aunque gobierno y legisladores, sólo hasta ahora, han centrado su lerda atención en el tema de los citados alimentos, porque eso de la imagen sí les preocupa.

Sólo cuatro días atrás aseguraba el secretario Sojo que para detener la escalada de precios en maíz y tortilla "existen otras medidas más efectivas. Acciones como el control de precios siempre traen problemas, siempre desincentivan la producción; siempre traen problemas en toda la cadena productiva. Entonces, nuestra posición es que hay medidas mucho más efectivas para resolver el problema, que tienen que ver más con incrementar la producción y la competitividad, y no el control de precios". Son "factores coyunturales", decía.

Pues resulta que no, de acuerdo con la sentencia del gobernador del Banco de México (el de los jitomates), Guillermo Ortiz ("los incrementos que han registrado los productos básicos como la tortilla y el azúcar son problemas de especulación, acaparamiento y de un modelo poco competitivo; no se justifican") y la orden girada por el inquilino de Los Pinos (que se "mantengan el precio del maíz y de la harina al precio más bajo, que lo vendan al costo a la gente, máximo 3.50 pesos, para que se rompa cualquier intento de especulación").

Mientras Eduardo Sojo presume su primera Medalla Fox y la clase política cuida su imagen antes que los precios, las dos mayores productoras de tortilla en el país (más allá de las 42 mil tortillerías que despachan en la República) aportan algunos elementos para esclarecer la situación.

El Grupo Maseca ofrece un dato por demás interesante: el gobierno mexicano expide permisos de importación de maíz a varios agentes, incluyendo a comerciantes de maíz, con base, normalmente, en la cantidad de maíz nacional disponible, lo que contribuye a la disponibilidad y estabilidad del precio nacional de maíz. Sin embargo, en el pasado, particularmente en años electorales, el gobierno mexicano ha incrementado el número de permisos de importación de maíz, lo que ha generado que el precio baje, reduciendo las ventas de harina de maíz. A la fecha (primer trimestre de 2006), a pesar de ser este un año electoral, el gobierno mexicano no ha implementado aún ninguna política con miras a incrementar el número de permisos de importación. En la actualidad dependemos de los permisos de importación de maíz para asegurar un adecuado suministro en regiones del país donde existe un bajo nivel de producción del grano. Creemos que una escasez en los permisos de importación de maíz tendría un mayor impacto adverso en nuestros resultados de operación que un exceso en el número de importaciones.

Por su parte, Minsa explica: aunque el gobierno federal continúa participando de manera indirecta en el mercado de maíz a través del otorgamiento de apoyos a los agricultores, el sistema de subsidio a la tortilla fue eliminado el 31 de diciembre de 1998, cuando liberó de manera definitiva ese precio. La eliminación de los subsidios gubernamentales al precio de la tortilla ocasionó un incremento significativo de este producto que subió, en términos históricos, de un promedio de 75 centavos por kilogramo en 1995 a aproximadamente entre 6 y 8 pesos por kilo en 2005 (10 pesos, mínimo, en el arranque de 2007, lo que equivale a un aumento cercano a mil 300 pesos en 12 años).

El incremento en el precio de la tortilla ocasionado por la desaparición del sistema de subsidios y la eliminación del control oficial de precios ha generado una disminución significativa en el consumo de tortilla, que cayó 7 por ciento entre el primer día de 1998 y el último de 2003. Sin embargo, el consumo se ha estabilizado durante los últimos dos años, aunque no puede asegurarse que incrementos futuros en el precio de la tortilla no incidirán de manera significativa en el volumen total del mercado.

Las rebanadas del pastel:

Aclaración por demás oportuna: "el 5 por ciento no es uno de cada cinco, sino cinco de cada cien; como verá estamos más jodidos de lo que usted piensa" (Felipe Villegas, micsa-[email protected]). Lo anterior, porque ayer en este espacio reseñamos que la ANTAD se comprometía a no alterar el precio de la tortilla, pero sólo a 5 por ciento de los consumidores, "uno cada cinco", lo que resulta equivocado. De cualquier suerte, le pondremos nueva pila a la calculadora.

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