Admite por primera vez que su estrategia "falló"; enviará más de 20 mil efectivos
Ultimo intento de Bush por rescatar la guerra en Irak... y su presidencia
Advierte al gobierno iraquí que su apoyo "no es ilimitado", por lo que debe frenar la violencia sectaria
Ampliar la imagen Imagen del presidente George W. Bush tomada de la televisión durante un mensaje a la nación, ayer, en el cual presentó su nueva estrategia para la guerra en Irak Foto: Ap
Nueva York, 10 de enero. El presidente George W. Bush se dirigió hoy a la nación para presentar su "nueva" estrategia para la guerra en un discurso que muchos consideraron su último intento para rescatar no a Irak, sino a su propia presidencia.
La "nueva estrategia" incluye un incremento de 21 mil 500 tropas cuyo propósito es intentar estabilizar Bagdad y la conflictiva provincia de Al Anbar. Este punto es el pararrayos del gran debate aquí sobre la guerra y al cual se opone la mayoría de la opinión pública, altos mandos militares y parte del liderazgo demócrata del Congreso.
Por primera vez, Bush reconoció que su estrategia anterior la cual había dicho una y otra vez a lo largo de casi cuatro años llevaría al triunfo ha fallado, pero subrayó que "el fracaso sería desastroso para Estados Unidos". La situación en Irak "es inaceptable", dijo, y asumió su responsabilidad por los errores cometidos, tras lo cual presentó su "nueva estrategia". Enmarcó su propuesta dentro de su "guerra contra el terrorismo", habló de las consecuencias inaceptables de retirarse y ceder ante el enemigo, y reconoció que el "sacrificio" es necesario para cumplir con esta noble misión de "defender la libertad".
Una vez más recurrió a la justificación que empleó al inicio de esta invasión militar, de que las fuerzas estadunidenses están en una lucha "que determinará la dirección de la guerra global contra el terror, y nuestra seguridad aquí en casa", y agregó que el reto en Medio Oriente, más que un conflicto militar, "es la lucha ideológica decisiva de nuestro tiempo". Subrayó que la mejor manera de proteger al pueblo estadunidense es "ofrecer una alternativa esperanzadora a la ideología odiosa del enemigo, al avanzar la libertad a través de una tumultuosa región".
Y al final, responsabilizó al gobierno y pueblo de Irak de resolver su propia crisis y con ello afirmó que "el compromiso de Estados Unidos no es sin límite", advirtiendo que si el gobierno iraquí no cumple con sus promesas para estabilizar la situación y detener la violencia sectaria, "perderá el apoyo del pueblo estadunidense".
Insistió en que un retiro "obligaría a un colapso del gobierno iraquí" y eso "resultaría en que nuestras tropas serían obligadas a permanecer en Irak más tiempo", y "si incrementamos nuestro apoyo en este momento crucial y ayudamos a los iraquíes a romper el ciclo actual de violencia, podemos adelantar el día del regreso de nuestras tropas a casa". Pero insistió: "por la seguridad de nuestro pueblo, Estados Unidos debe tener éxito en Irak".
El plan: más tropas, mayores recursos y trabajo diplomático
El plan combina una serie de medidas, empezando por el incremento de tropas que serán desplegadas en unas 30 "minibases" en diversas colonias de Bagdad, donde vivirán y realizaran operaciones conjuntamente con las fuerzas iraquíes con la misión de establecer control y "seguridad" por toda la ciudad. A la vez, se apoyará un programa económico para mejorar los servicios públicos para la población. Por otro lado, afirmó que habrá una "vigorosa" acción diplomática a nivel regional. Sin embargo, una vez más amenazó a los gobiernos de Irán y Siria, acusándolos de apoyar los enemigos de Estados Unidos en Irak. Informó que ordenó el envío de otro grupo portaviones a la región y el despliegue de sistemas de defensa aérea Patriot.
El plan también incluye el envío de unas 4 mil tropas a la provincia de Al Anbar, bastión de Al Qaeda según el presidente. Bush advirtió que la nueva estrategia no generará resultados inmediatos y que se espera que habrá más bajas estadunidenses.
Todo esto tiene el objetivo "de asegurar la sobrevivencia de una joven democracia que está luchando por su vida en una parte del mundo de enorme importancia para la seguridad estadunidense", declaró el presidente en un discurso transmitido en vivo desde la Casa Blanca al país por las tres cadenas nacionales de televisión.
Pero aun antes de presentar su plan, la opinión pública ya había expresado su rechazo a un incremento de tropas y al manejo de la guerra por el comandante en jefe. Una encuesta de Gallup reveló esta semana que 61 por ciento del público se opone al envío de más tropas a Irak, subrayando lo mismo que una de CBS News: la mayoría prefiere el inicio del retiro del tropas.
En ambas cámaras del Congreso una mayoría, incluidos varios representantes y senadores republicanos (hoy por lo menos tres se pronunciaron en contra del plan de Bush antes de su discurso) se oponen al plan.
"Una escalada sería una política de desesperación construida para negar (la realidad) y la fantasía. Irak es el Vietnam de George W. Bush", declaró ayer el senador Edward Kennedy, quien hoy formuló un proyecto para impedir elevar el número de tropas en Irak sobre su nivel actual. Otros legisladores han expresado su oposición, a veces en tonos más débiles y vagos, pero el hecho es que, con la opinión pública obligando a muchos, el nuevo Congreso bajo control demócrata será un obstáculo para los planes del comandante en jefe por primera vez desde que ocupa la Casa Blanca.
Los dos comandantes supremos en Irak y la región de Medio Oriente, junto con otros comandantes en el campo de batalla también han expresado sus dudas sobre la viabilidad de un incremento. Pero tal vez más preocupante es que los propios soldados en el campo de batalla y los que podrían regresar por segunda o tercera vez bajo el nuevo plan de Bush, también dudan de su comandante en jefe.
"No se qué voy hacer", dice un soldado que cumplió 15 meses en Irak antes de regresar y que ahora podría ser enviado de regreso bajo el plan de Bush al columnista Mike Lupica del New York Daily News. "Si me quieren poner el uniforme de nuevo y hacerme marchar en Bagdad, entonces tienen que explicarme el porqué mejor que nuestro presidente... si no, dudo que pueda apoyar más esta locura". Agregó: "amo a mi país... creo en defender a mi país, pero ya no creo que esta guerra ayude a todo eso".
En una encuesta entre soldados realizada recientemente, por primera vez una mayoría relativa ya no pensaba que la guerra se podía ganar y desaprobaba el manejo de su comandante en jefe.
Esta cruzada fracasó, el consenso
Veteranos de guerras, ex funcionarios, analistas y expertos de ambos partidos e independientes muchos de los cuales inicialmente apoyaron la guerra coinciden que esta gran cruzada es un fracaso. Eso fue la conclusión dentro del Grupo de Trabajo sobre Irak que emitió un diagnostico y una serie de recomendaciones en diciembre, como otras ilustres figuras de este país. Pero nadie sabe qué hacer para enfrentar el desastre en Irak, aunque cada vez más lo que verdaderamente les importa es cómo rescatar el gobierno estadunidense de Irak.
Hoy el caricaturista editorial del Washington Post publicó una imagen con Bush frente a la pantalla de un videojuego que se llama "Aventura Irak" y en la pantalla dice "juego concluido". Bush declara: "no, espera, deja que acabe de explicar" y "estoy haciéndolo mejor de lo que piensan".
Así, lo que Bush lanzó como una cruzada para "democratizar" a Medio Oriente empezando con Irak, hoy es considerado, incluso por republicanos, como un gran fracaso. No obstante, Bush justificó su nuevo plan con el mismo argumento de que la paz en Medio Oriente se puede lograr a través de la promoción de la democracia, algo que Brent Scowcroft, el ex asesor de Seguridad Nacional e íntimo amigo del padre del presidente, calificó hace un par de días como una visión "de utopianismo (sic) revolucionario".
A partir de mañana, agrupaciones contra la guerra iniciarán un "surgimiento" de movilizaciones y acciones en decenas de ciudades por todo el país en oposición al incremento de tropas y en demanda del inicio del retiro de la presencia militar estadunidense en Irak.
El presidente concluyó: "avanzamos con la confianza de que el Autor de la Libertad nos guiará en estas horas difíciles".