Saturados, los vuelos desde el aeropuerto del DF
Maleteros, taxistas, propietarios de pequeños restaurantes de comida rápida, agentes de viajes y de alquiler de habitaciones en hoteles, entre otros prestadores de servicios, hacen "su agosto" ante la presencia de miles y miles de personas que desde las primeras horas del día y hasta casi la medianoche transitan por ambulatorios y pasillos del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, con el afán de abandonar la capital de la República, con motivo de las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Como es común en las temporadas de vacaciones Semana Santa, verano e invierno, el flujo de paseantes se incrementa de manera considerable, al grado de que los vuelos de las 36 aerolíneas comerciales desde varios días antes del inicio del asueto prácticamente tienen vendido el cupo de todas sus aeronaves.
El traslado de viajeros desde el aeropuerto metropolitano hacia sitios de recreo, y del interior de la República hacia el Distrito Federal, que en temporadas normales representa un volumen de entre 56 mil y 60 mil pasajeros por día, en esta periodo vacacional considerado pico por la industria turística se incrementa hasta los 75 mil usuarios diarios.
El número anterior de viajeros, manejado de manera extraoficial por funcionarios de comunicación de la terminal aérea, eleva a la vez la cifra de operaciones diarias, mismas que se dice se incrementan de manera cotidiana de 840/850 a cerca de 870/880 vuelos, lo mismo de llegada que de salida de aviones, sin incluir los vuelos que efectúan las líneas de carga.
Salvo Líneas Aéreas Azteca, que luego del embargo que sufrió en días pasados en la población de Ontario, en uno de sus dos aparatos que prestaban servicios entre esa población estadunidense (incluida también la ciudad de Oakland, California) y la ciudad de México, se observa un decremento en la demanda de sus servicios, el resto de las aeroempresas están saturadas de demandantes de sus servicios.
En estos días resulta interesante observar el comportamiento de las personas que caminan por los ambulatorios externos y pasillos internos de las salas de última espera, lo mismo en las áreas nacional que internacional. Los pasajeros y sus acompañantes, en tanto no tienen en la mano el talón de ingreso para abordar, se muestran entre alegres y nerviosos, luego, los abrazos y despedidas son interminables.