Legalmente, el caso no constituye una eutanasia, sino rechazo al tratamiento, dijo el galeno
Murió el italiano Welby luego de ser desconectado por uno de sus médicos
La semana pasada los tribunales del país habían negado al enfermo la "muerte asistida"
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Piergiorgio Welby, en su cama de un hospital de Roma, donde ayer fue desconectado del respirador artificial que lo mantenía con vida pese a estar paralizado de todo el cuerpo
Foto: Reuters
Roma, 21 de diciembre. Murió hoy Piergiorgio Welby, el italiano que durante 40 de sus 60 años padeció una enfermedad incurable, conocida como atrofia muscular degenerativa, después de que uno de los médicos que le asistían desconectó el respirador artificial del que desde 1996 dependió para vivir, informaron las autoridades locales.
Piergiorgio Welby, quien la semana pasada perdió un juicio en tribunales locales para que aprobaran la eutanasia, con declaraciones públicas sobre su sufrimiento y su deseo de morir desató un apasionado debate nacional en el que se involucraron tanto el jefe de gobierno, Romano Prodi, como representantes del Vaticano, además de legisladores de todas las corrientes representadas en el Parlamento.
Welby, completamente inmóvil, sólo era capaz de comunicarse con el movimiento de los ojos, y él mismo se declaró "prisionero de su cuerpo" cuando dirigió un mensaje al presidente del Consejo de Ministros de Italia para sustentar las razones de su solicitud de desconexión.
Para interpretar sus expresiones, los movimientos de los ojos de Welby fueron leídos por una computadora durante una presentación por televisión.
El anestesista Mario Riccio, de 47 años, quien desconectó la máquina que mantenía con vida a Welby, afirmó hoy en conferencia de prensa que el caso de su paciente no constituye legalmente una eutanasia, sino el rechazo a un tratamiento, por lo que desechó la posibilidad de haber infringido la ley en Italia, donde la opinión del Vaticano tiene además un fuerte peso en la opinión pública.
No obstante, ahora las autoridades deberán determinar si la acción de Riccio configura un delito, con base en la legislación de este país, donde la eutanasia está prohibida y su responsabilidad se castiga con pena carcelaria de 10 a 15 años, en contraste con países como Suiza, Holanda y Bélgica, o el estado de Oregon, en Estados Unidos, que permiten el "suicidio asistido" en los enfermos terminales.
El tribunal de Roma emitió la semana pasada una sentencia de rechazo a la autorización de la eutanasia para Welby, con el argumento de que el retiro del respirador no está "concretamente garantizado" por la legislación italiana.
Tras el fallo, los fiscales cuestionaron el veredicto, para lo que citaron un artículo de la Constitución italiana que sostiene que ninguna persona puede ser obligada a aceptar tratamiento médico alguno.
Esta polémica sobre el curso legal del caso fue sorpresivamente extendida el miércoles pasado por el Consejo Superior de la Salud, grupo consultor que depende del Ministerio de Salud, cuando señaló que "el tratamiento de Welby, en particular el respirador artificial que lo mantiene con vida, no constituye un cuidado excesivo".
Otro caso en Chile
En otro polémico caso de eutanasia, este jueves dos mujeres fueron acusadas en Chile de homicidio calificado, en la investigación de un presunto caso de eutanasia en un hospital de la ciudad de Los Andes, donde supuestamente ayudaron a morir a una anciana diabética.
El fiscal Mauricio Navarro sometió a proceso a la estudiante de enfermería Aileen Torrealba y a la técnico paramédica Ana Quiroz Rojas, quienes inyectaron una sobredosis de insulina a la anciana Laura Guajardo, de 84 años, quien falleció el mes pasado en un hospital ubicado 100 kilómetros al noreste de Santiago.