La muerte del ex dictador simboliza la partida de un clima de división: Bachelet
Destituye el ejército chileno al nieto de Pinochet por reivindicar el golpe de 1973
Ampliar la imagen La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, acompañada del jefe del ejército chileno, Oscar Izurieta, durante una ceremonia en la Escuela Militar, ayer en Santiago Foto: Ap
Santiago, 13 de diciembre. El ejército chileno destituyó hoy de sus filas al capitán Augusto Pinochet Molina, nieto del ex dictador Augusto Pinochet Ugarte, luego de la arenga fascista que pronunció la víspera durante el funeral de su abuelo al reivindicar el cruento golpe militar que hace 33 años éste encabezó contra el gobierno constitucional del presidente Salvador Allende.
Cerca de las 19 horas el ejército confirmó que el capitán Pinochet Molina fue dado de baja horas después de que al filo del mediodía la presidenta Michelle Bachelet había expresado su profundo malestar por las palabras del nieto, al señalar que "constituye una falta gravísima y estamos seguros que el ejército sabrá hacer lo que corresponde".
"Un oficial saltándose las líneas de mando, sin autorización para hablar, irrumpió expresando opiniones políticas en contra de un poder del Estado y de sectores de la sociedad civil", señaló la mandataria socialista. Subrayó que Chile tiene la Constitución, las leyes y la institución militar con sus reglamentos, por lo que dijo, se tendrá que tomar una decisión por la falta cometida, y que no será el Ejecutivo el que lo haga sino el ejército.
El comandante en jefe del ejército, Oscar Izurieta, declaró a la prensa que "en el momento en que se bajó del estrado tras su discurso yo ya tenía resuelto que no había otro camino que la baja y por prudencia, entiéndanme, había un funeral, había una familia con tremendo dolor, por prudencia no se cursó hasta el día de hoy".
Pinochet Molina, de 33 años, capitán del ejército y único nieto militar del ex dictador fallecido el domingo pasado, aseveró durante el funeral que "fue un hombre que derrotó en plena guerra fría al modelo marxista que pretendía imponer su modelo totalitario no mediante el voto, sino más bien derechamente por el medio armado", y criticó a los jueces por "perseguir y vejar" a su familia buscando "más renombre que justicia".
Bachelet, en un acto de graduación de nuevos oficiales y ante la presencia de Izurieta, sin dar nombres, pero identificándose a sí misma como "la hija del general Bachelet", dijo que sabe de sentimientos ante la muerte de un ser querido, y resaltó que ha actuado ahora como la presidenta de todos los chilenos.
Su padre, el general del aire Alberto Bachelet, murió a consecuencia de las torturas sufridas en 1973, y tanto ella como su madre Angela Jeria estuvieron presas en el centro de torturas de la pasada dictadura militar conocido entonces como Villa Grimaldi.
Bachelet, que ofreció disculpas a la prensa por los ataques de que fue objeto por parte de seguidores de Pinochet, señaló que la muerte del ex gobernante de facto "simboliza la partida de un referente, de un clima de divisiones, de odios, de violencia" y que una nueva etapa ya se vive desde 1990, tras el fin del pinochetismo en el gobierno.
Mientras que defensores de los derechos humanos presentaban dos querellas contra Pinochet Molina por sedición e incumplimiento de deberes militares, la diputada Isabel Allende dijo en Madrid que el juez español Baltasar Garzón seguirá investigando las cuentas secretas del ex dictador, y que las causas por la represión seguirán abiertas.
En tanto, al mediodía en una misa en la capilla privada del ex dictador, los fieles del pinochetismo entregaron en Los Boldos sus cenizas a la viuda Lucía Hiriart, mientras el Ministerio del Interior informó que hubo 145 detenidos a lo largo del país y 50 carabineros heridos como saldo de los incidentes tras la muerte de Pinochet.