La colección Jarmusch
La edición en dvd de la obra completa hasta el momento de Jim Jarmusch debe contarse entre los acontecimientos del año. Lo paradójico del caso es que la iniciativa ha sido de una distribuidora comercial, Filmhouse, y no de alguna institución cultural. Según se sabe, a pesar de las ventajas que supone la tecnología digital, ahora es cuando más difícil resulta revisar la obra de cineastas de larga trayectoria. Y en cuanto se trata de un realizador como Jarmusch, que ha trabajado al margen de la industria, las dificultades aumentan (por poner un ejemplo comparativo, el también neoyorquino Abel Ferrara es de la misma época y, no obstante su obra ofrece valores más comerciales, digamos, por haber abordado géneros como el horror, está disponible de manera muy salteada y escasa en dvd).
Jarmusch es un caso raro de autor contemporáneo que no se ha desgastado con el tiempo o las reiteraciones de un mismo esquema, y se ha mantenido coherente con los elementos temáticos y formales propios de su estilo. Su influencia es tan incalculable que podría decirse ha determinado la naturaleza del cine independiente gringo de los años 80 a la fecha; y ha encontrado eco en realizadores tan diversos como el mexicano Fernando Eimbcke o el argentino Martín Rejtman, por mencionar sólo dos casos.
Ciertamente, la oportunidad de revisar su obra completa, aunque sea en video, es un privilegio. La colección incluye su opera prima Vacaciones permanentes (1980), que Jarmusch filmó recién graduado de sus estudios de cine. Al verla ahora por primera vez se entiende por qué el realizador no se dio a conocer internacionalmente hasta su segundo esfuerzo, Extraños en el paraíso (1984).
La película es muy propia de un primerizo, influido tanto por la escuela de Cassavetes como por la Nueva Ola francesa. Su joven protagonista deambula por una Nueva York ruinosa y encuentra a diferentes personajes excéntricos con quienes establece largas conversaciones (o monólogos compartidos). No falta la secuencia de improvisado baile solitario a ritmo de jazz, y todo tiene, en efecto, un aire estudiantil. Sin embargo, ya se detectan en estado embrionario las cualidades tan imitadas de Jarmusch: su parquedad tanto emocional como visual y el melancólico tono de soledad que rodea a sus personajes, casi siempre enajenados de su entorno.
Fue a partir de Extraños en el paraíso que Jarmusch encontró el registro a elaborar y variar. Desde entonces, su obra ha sabido reinventarse y quizá sólo una de sus películas la episódica Una noche en la Tierra (1991) ha denotado un agotamiento de ciertas situaciones y personajes.
En el camino ha conseguido lo que, en mi opinión, son sus tres obras maestras: El tren del misterio (1989), ingenioso tríptico sobre extranjeros a la deriva en una Memphis vista como un estado de ánimo (con el fantasma de Elvis literalmente presente); Hombre muerto (1995), extraordinaria revisión minimalista del western, bajo una perspectiva que sólo puede bautizarse de pacheca, y la reciente Flores rotas (2005), el grado más emotivo que ha alcanzado su humor lacónico al retratar a un "Don Juan envejecido" en el dilema existencial de no poder recuperar el pasado.
Por cierto, El tren del misterio es el único dvd que aún no ha salido al mercado (está programado para el próximo año). Y, por cuestiones de derechos, tanto Ghost dog. El camino del samurai (1999) como Flores rotas, han sido editadas por otras compañías: Zafra y Quality, respectivamente. (La única faltante es el documental Year of the horse, testimonio de la gira hecha por Neil Young y su grupo en 1996, y que no puede considerarse muy típico de su autor). Pero su obra de ficción completa, hasta sus cortos de Coffee & cigarettes, ya están a la mano. Ningún interesado podrá quejarse de no poder conocer el cine de Jarmusch.