Impulsan espacio judicial único de divorcios en la UE
De acuerdo con un estudio estadístico de 2003, anualmente en la Unión Europea (UE) se producen 2 millones 200 mil matrimonios y se presentan 875 mil demandas de divorcio. Unos 350 mil enlaces son internacionales (es decir, entre personas de distinta nacionalidad) y de éstos 170 mil parejas se separan, informó Beatriz Campuzano Díaz, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, España, quien ofreció una perspectiva de derecho comparado en el espacio de la integración europea que actualmente vincula a 25 estados.
Al participar en el seminario-taller internacional Familia, Inmigración y Multiculturalidad, realizado ayer en el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Autónoma de México, la experta española sostuvo que la aspiración de los 25 estados miembros que conforman la UE es que tengan un espacio judicial único y que se elimine el problema de que las sentencias dictadas en un país tengan luego que solicitarse, aceptarse y adecuarse en otro, con los trámites adicionales que eso conlleva.
Por ello, dijo la catedrática, se impulsa un programa de reconocimiento mutuo para que, a partir de determinadas resoluciones judiciales dictadas en estados miembros, se pueda ejecutar en otro sin necesidad de procedimiento alguno, "en esa consecución del espacio judicial al que aspiramos".
Este reglamento se ocupa de determinar la competencia judicial internacional, toda vez que nos encontramos con las dificultades que generan las disfunciones por la gran diversidad de tradiciones históricas y culturales de los 25 estados miembros que conforman la UE.
Por su parte, Jorge Adame Goddard, del IIJ, señaló que ante un mundo globalizado y multicultural, con diferentes maneras de pensar, el legislador debe reconocer esa diversidad y asegurar que los cónyuges se unan con las expectativas que corresponden a su propia voluntad.
El matrimonio es, ante todo dijo una realidad social y personal. La definición del matrimonio, de sus efectos, fuerza y validez, depende básicamente de la ciencia del comportamiento humano, esto es, de la ética y de la antropología filosófica.