Comité del Senado aprueba la nominación de Robert Gates al frente de la Defensa
EU no está ganando la guerra en Irak, admite sucesor de Rumsfeld
Asegura que no apoyará eventuales ataques contra Siria o Irán, salvo como "último recurso"
Washington menosprecia descaradamente el derecho internacional, sostiene Noam Chomsky
Ampliar la imagen El presidente George W. Bush (derecha), sale del Salón Diplomático de la Casa Blanca en compañía de Robert Gates, nominado a ocupar la secretaría de Defensa estadunidense, cargo en el que aún debe ser ratificado por el Senado. A la derecha, imagen de una protesta frente al Capitolio en rechazo a esta designación con un cartel en el que califican de corrupto al virtual sucesor de Donald Rumsfeld Foto: Ap
Ampliar la imagen El presidente George W. Bush (derecha), sale del Salón Diplomático de la Casa Blanca en compañía de Robert Gates, nominado a ocupar la secretaría de Defensa estadunidense, cargo en el que aún debe ser ratificado por el Senado. A la derecha, imagen de una protesta frente al Capitolio en rechazo a esta designación con un cartel en el que califican de corrupto al virtual sucesor de Donald Rumsfeld Foto: Ap
Washington, 5 de diciembre. Robert Ga-tes, propuesto por el presidente George W. Bush para dirigir el Pentágono, dijo el martes que Estados Unidos no estaba ganando en Irak y advirtió que podría producirse una explosión de violencia en Medio Oriente.
Un comité senatorial aprobó este martes por unanimidad a Gates como futuro jefe del Pentágono, en remplazo de Donald Rumsfeld. Su nominación aún debe ser confirmada por el Senado esta semana.
Durante su intervención en la audiencia de confirmación ante el Comité de Servicios Armados del Senado, Gates dijo que Bush quiere que él adopte una nueva visión hacia la guerra y que todas las opciones estaban en la mesa. Ante la pregunta del senador demócrata de Michigan, Carl Levin, sobre si Estados Unidos estaba ganando la guerra en Irak, Gates contestó: "No, señor".
Posteriormente, matizó al afirmar que Estados Unidos no está ganando la guerra, y dijo estar de acuerdo con el panorama descrito recientemente por el jefe del Estado Mayor Conjunto, Peter Pace: "No estamos ganando, pero tampoco estamos perdiendo".
Gates fue aún menos directo sobre la forma en que Estados Unidos podría cambiar su suerte en Irak, afirmando que deseaba consultar primero con comandantes militares y otros implicados.
"Nuestro rumbo en los próximos uno o dos años determinará si el pueblo iraquí y estadunidense, así como el próximo presidente de Estados Unidos, afrontan una situación de mejoría lenta y constante en Irak y la región, o un riesgo muy real de conflagración regional", dijo Gates.
En los más de tres años trascurridos desde que las fuerzas de Estados Unidos invadieron Irak, en marzo de 2003, el conflicto se ha cobrado la vida de más de 2 mil 900 militares estadunidenses y de decenas de miles de iraquíes.
Explicó que la impresión de que su país no estaba ganando se basa en gran medida en los trabajos recientes del grupo de estudio iraquí, un comité bipartidista que dará a conocer sus recomendaciones a Bush este miércoles.
Bush nominó a Gates como sustituto de Rumsfeld el arquitecto de la guerra después que el Partido Republicano perdió el control del Congreso de Estados Unidos en las elecciones del mes pasado marcadas en gran medida por la ira de los votantes sobre Irak.
Gates, estimó asimismo que sería útil "tener un canal de comunicación" con Irán y Siria, y manifestó su inquietud por el riesgo de un "conflicto regional" que implique a Irán, Siria y Turquía, en caso de un caos en Irak. Señaló que "la presencia de fuerzas estadunidenses es vista como una provocación por aquellos que están implicados" en la violencia, a la cual se rehusó a calificar de guerra civil.
No obstante, se mostró opuesto a atacar Irán, excepto como "último recurso", y sostuvo que no apoyará ningún ataque estadunidense contra Siria o Irán. "Las consecuencias de un conflicto militar en Irán podrían ser totalmente dramáticas. Una vez iniciada una guerra, se vuelve imprevisible", destacó Gates.
En la audiencia, que ocurrió en la víspera de la esperada publicación de las recomendaciones del Grupo de Estudio sobre Irak copresidido por el ex secretario de Estado James Baker y el ex representante demócrata Lee Hamilton, Gates indicó que está abierto a considerar "ideas alternativas sobre las próximas tácticas y estrategias en Irak"; si bien subrayó que la decisión de una futura estrategia depende del presidente.
Bush nominó a Gates el 8 de noviembre, al día siguiente de la derrota de su Partido Republicano en las elecciones legislativas. Gates, quien fue director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de 1991 a 1993, durante la presidencia de Bush padre, se distanció del gobierno de Bush hijo en varios aspectos.
Entre otras cosas se negó a calificar a Irak como un "frente de la guerra contra el terrorismo", uno de los dogmas del gobierno de Bush, y afirmó que el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, era una amenaza más grave para Estados Unidos que el derrocado presidente iraquí Saddam Hussein.
Sin embargo, sí apoyó posturas básicas del gobierno como la negativa a fijar un calendario de retirada de Irak de las tropas estadunidenses.
La oposición demócrata, que controlará el Congreso a partir de enero y está deseosa de superar la era Rumsfeld, no pretende obstaculizar la nominación.
"Bob Gates será un buen secretario de Defensa. Espero que sea rápidamente confirmado (en su cargo por el Senado) para que pueda prestar juramento y comenzar a trabajar", declaró Bush ante periodistas tras reunirse con el nominado, antes de la sesión ante la comisión senatorial.
"Los que llevan uniforme saben que tendrán en Bob Gates un amigo (...) Hará un excelente trabajo para nosotros. Y le agradezco de nuevo que haya aceptado ponerse al servicio" de nuestro país, agregó el presidente tras reunirse con Gates durante un desayuno de trabajo.
Por otra parte, el lingüista y politólogo estadunidense Noam Chomsy acusó a Washington de "menospreciar descaradamente" el derecho internacional y afirmó que Estados Unidos es el país más peligroso que ha existido en la historia mundial.
En declaraciones al diario alemán Kölner Stradt Anzeiger, Chomsy sostuvo que "los demócratas fortalecidos por su reciente triunfo en las elecciones, no son actualmente un verdadero partido de oposición" capaz de cambiar el rumbo bélico e imperialista de Estados Unidos.
En cambio, mucho podría aportar al esclarecimiento de los hechos el testimonio de Andrei Lugovoi, ex agente de los servicios secretos rusos, reconvertido en próspero empresario, quien junto con otros dos antiguos espías se reunió con Litvinenko en un hotel londinense el día que, según la investigación, fue envenenado.
Los detectives de Scotland Yard quieren formularle varias preguntas, dado que encontraron polonio-210 en los asientos que ocuparon él y sus amigos en un vuelo Moscú-Londres de British Airwais, el 25 de octubre, cinco días antes del envenenamiento de Litvinenko, y en sus habitaciones del hotel hasta el día que regresaron a la capital rusa, en otro vuelo de la misma compañía, también con rastros radiactivos en sus asientos.
Pero quizá tengan que volver a Londres sin poder hablar con Lugovoi, que anoche de modo sorpresivo, tras haber pasado con éxito un exhaustivo examen la semana pasada, fue internado en un hospital moscovita, junto con su esposa e hijos, bajo presuntos ¿o tal vez reales? síntomas de estar contaminado con polonio-210.
Según explicó hoy el procurador general de Rusia, Yuri Chaika, los detectives de Scotland Yard podrán hablar con Lugovoi "sólo si los médicos lo autorizan". Y en general, advirtió Chaika, los detectives no podrán interrogar a ciudadanos rusos y, mucho menos, detener y llevarse a Gran Bretaña a nadie que eventualmente pudieran considerar sospechoso de haber matado a Litvinenko.
Eso sí, podrán escuchar como testigos mudos las preguntas que formulará la propia procuraduría rusa a quienes Scotland Yard hubiera querido interrogar, si los médicos no tienen inconveniente, claro.
En Londres, la agencia Reuters reportó que investigadores británicos encontraron residuos mínimos de la sustancia radiactiva polonio-210 en el estadio del club Arsenal de la Liga Premier del futbol inglés, informó el martes una vocera de salud pública.
"Se hallaron cantidades mínimas (de polonio) en niveles difícilmente detectables en áreas localizadas", dijo la vocera de la Agencia de Protección de la Salud Katherine Lewis.
"No hay riesgos para la salud pública", agregó.