Usted está aquí: sábado 2 de diciembre de 2006 Cultura Sinfonía de los mil

DISQUERO

Sinfonía de los mil

Pablo Espinosa

El avance tecnológico no siempre corre parejo con los beneficios para la humanidad. Un ejemplo es la medicina, convertida en un negocio y no en un servicio.

En el arte, la masificación de los medios electrónicos propicia vislumbres notables, entre ellos el avance del conocimiento del universo mahleriano, antes limitado a las elites, hoy legiones en aumento en número, pasión y efervescencia.

La serie completa en formato dvd con las sinfonías de Gustav Mahler dirigidas por Leonard Bernstein, bajo el sello Deutsche Gramophon, luce prácticamente completa en las tiendas de discos.

En este espacio hemos compartido este tesoro consecutivamente y es el turno de la Sinfonía Ocho, conocida como Sinfonía de los Mil porque en el estreno, el 12 de septiembre de 1912, el compositor a la batuta dirigió a un total de mil 29 músicos, entre cantantes solistas (ocho), coros (cuatro, en un total de 850 cantando), mandolinistas (dos), organista (uno) y los integrantes de la orquesta (171).

Esta versión en dvd, volumen de la serie del cual nos ocupamos el 5 de agosto pasado para referirnos a la Sinfonía Siete, que viene en el primero de los dos compactos que conforma el álbum, es en realidad un filme, dirigido magistralmente por Humphrey Burton.

Merced a los novedosos sistemas de audio: 5.1, 7.1, dolby, dts (siglas que según Ciro Peraloca significan Diyital Tímpano Shingueishion, je) y una pantalla de buen formato, además de un cinturón de seguridad porque las estrategias artísticas y el genio de Bernstein ponen en órbita al espectador en el mismísimo primer instante, puede seguirse prácticamente con lupa hasta el mínimo detalle de esta sinfonía monumental, estrujante, espectacular, alucinógena. Estupefaciente.

Además de los planos-secuencia, encuadres magistrales, profundidades de campo, perspectivas y otros desplazamientos de cámara geniales, así como el trabajo espectacular de edición en la moviola, se perciben los efectos sonoros de espacialidad buscados por Mahler en la partitura, entre ellos la disposición instrumental, arriba a la derecha, de una batería de metales o bien la distribución de los coros, solistas, instrumentos.

Sin saberlo, Mahler escribió hace cien años partituras idóneas para caminar al parejo con el avance de la tecnología. Su tiempo llegó.

 
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