Recibió la escritora uruguaya el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en la FIL
La literatura posdictadura debe seguir para buscar la verdad: Amengual
Guadalajara, Jal., 29 de noviembre. Entre las expresiones que cada año se quedan grabadas en los pasillos de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, hay una que en 2006 parece ser la más recurrente: ''Un exiliado siempre será un exiliado".
La han dicho sobre todo muchos españoles, andaluces, por añadidura invitados de honor. Y ayer lo dijo también, a su manera, la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz, Claudia Amengual, quien habló de la recurrencia del exilio en Uruguay, país desde donde vino para recibir la presea a la novela escrita por mujeres que cada año se entrega en la FIL.
No lo dijo esta mañana durante la develación de una placa con su nombre junto al exiguo monumento que Sor Juana tiene en la descuidada glorieta Chapalita, sino en entrevista con La Jornada, en la cual explicó que tras los regímenes militares que forzaron la migración en los años 70, muchos uruguayos debieron recientemente exiliarse debido a la fiereza de la crisis económica.
''Este segundo exilio que se vivió en 2002 fue más doloroso, porque a todos nos revivió los exilios de la década de los 70; ¿qué uruguayo no tiene un familiar en el exterior que debió huir, porque si no lo mataban? Pero este último exilio fue dolorosísimo, sirve también para no quedarse tranquilos, porque tenemos la democracia y nos parece que ya está, que es para siempre, y nos descansamos en ella. Vamos logrando una cierta estabilidad económica y también ya estamos bien y nos descansamos, y no es así, es cíclico; la democracia hay que cuidarla y también la estabilidad económica, no hay que darla por hecho. Me preocupa eso, porque creo que es una tentación muy grande que tenemos, apenas logramos un poco de bienestar, ya sentimos que eso será así para siempre'', dice.
''La crisis de 2002 no fue sólo económica, fue de valores, social, familiar. Nos desestructuró, nos hizo empezar a vivir de otra manera; algunos se quedaron en el camino, otros tuvieron que irse, pero yo lo viví como una etapa muy dolorosa y me pareció que en ese momento también muchas parejas se encontraron solas, los hijos tuvieron que irse y de golpe se miraban en una cena y no tenían más que decirse, porque también es cierto que muchas parejas se mantienen juntas por ese mito que es que los hijos no sufran.''
Si bien el contexto de crisis no es el tema central en su novela Desde las cenizas, por la que obtuvo el premio, sí es como una especie de perfume que todo el tiempo está impregnando.
En la actualidad, la autora de La rosa de Jericó es una de las exponentes de la nueva literatura de Río de la Plata, que trata de abrirse camino entre la tradicional literatura posdictadura, la cual considera que ''debe seguir existiendo porque la verdad hay que buscarla y no hay que olvidar. Hay que seguir revolviendo sobre todo en un lugar en donde las heridas se cicatrizaron muy mal. Pero existe una generación nueva que siente que hay otras cosas de qué hablar''.
Desgaste en las relaciones de pareja
En Desde las cenizas, Amengual explora las relaciones de pareja desgastadas y qué pasa cuando dos personas se casan y piensan que el matrimonio es para siempre.
''Probablemente uno lo siente y lo quiera, pero me parece de una crueldad terrible que la sociedad te castigue cuando ese proyecto se acaba o se desgasta y uno tiene dos opciones: o te resignás y seguís para siempre así, o cambiás de rumbo, que es lo más sano y lo que deberíamos hacer.''
Claudia Amengual develó la placa en su honor por ser ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz en la glorieta Chapalita, de Guadalajara, y en la tarde recibió el premio de manos de Raúl Padilla López, presidente de la FIL.