Concluyó en esa ciudad el encuentro de realizadores
Reivindican en Monterrey vitalidad del cine indígena
Una obra del purépecha Dante Cerano dio el cerrojazo
Monterrey, NL., 20 de noviembre. El sábado 18 de noviembre concluyó el segundo Encuentro Internacional de Cineastas Monterrey 2006, en el que más de 20 profesionales reflexionaron sobre el tema central, Cine y diversidad cultural, con debates y exposiciones que generaron aplausos del auditorio, integrado por muchos jóvenes de las escuelas de la especialidad de audiovisual y quienes tuvieron la oportunidad de escuchar a Dante Cerano, videoasta purépecha de Cheranatzicurín, Michoacán, quien ha explorado el tema de la identidad de su grupo étnico.
En indígena proyectó imágenes que reflejan el modo de ser de su comunidad, sus costumbres, el diálogo entre hombres y mujeres, pero también con las mazorcas de maíz: habla con los elotes, que para los indígenas es fundamental. Sus documentales aprovechan los recursos de la ficción y la animación.
Cerano ha dirigido Cha'anantskua (El juego de la madurez, 1997), Junkua Axu (Regresa aquí, 1997), Xanini (Mazorcas, 1999) y Día dos (Day 2, 1994).
"Soy purépecha, de un pueblo de Michoacán. En ese pueblo me las he arreglado para sobrevivir. Desde hace tiempo los indígenas son motivo de mi interés. Comencé en esto del video en 1996. Mi pueblo es gente que emigra a Estados Unidos. Mi primera cámara era una VHS que me trajo un indígena desde ese país.
"Me di cuenta de que el video es una herramienta para mostrar la cultura, para hacer denuncia social, una forma de expresión que sirve para hacer gestiones ante el gobierno. Pero para mí el video es un proceso de lucha. Me di cuenta de que soy indio, pero un indio de la generación de Timbiriche, de Depeche Mode y de los sones huastecos."
Baile a ritmo de Police
Las imágenes que proyectó Cerano describen una boda purépecha, en la cual los indígenas bailan, brincan y levantan polvo, pero la música que se escucha es En cada suspiro, de Police. El cineasta sobrepuso esa pieza y, de verdad, que los cuerpos siguen el ritmo. La imagen es similar a la de los jóvenes que bailan en un antro, aunque realmente están bailando música popular. El festejo dura tres días.
Cerano relató sus primeros días de cineasta con un video en el que aparece filmando su entorno. "Este soy yo hace ocho años u ocho kilos menos. Lo primero que hace un indio con una cámara es contar su historia. Esta es la crónica de cómo siento. Cuando estamos frente a una cámara echamos nuestro rollo. Hallé en la cámara una forma para expresar mis ideas. No fui a una escuela de cine. Yo di la palabra a mis iguales. Fue como si a mí me dieran la posibilidad de contar mis cosas. Lo que hago es crónica colectiva.
"Esta es la comunidad de la que vengo. La diversidad cultural es la otredad, el respeto del otro, del diferente, de sus costumbres. Eso he captado con mi cámara, una herramienta que nunca habíamos utilizado los indios. La herramienta audiovisual nunca fue propia. Ahora lo que estamos haciendo es una apropiación. Es muy difícil hacer una narrativa que comprendan los gringos o los mestizos."
También ha hecho hablar a las mazorcas. "Hice un video de ficción y entrené a actores purépechas. Cuando lo presenté en el contexto purépecha se comprendió inmediatamente, pero cuando lo mostré al público mestizo fue muy difícil que siguiera el hilo. Se confundieron."
El trabajo de Cerano se ha presentado en festivales de Francia, España, Estados Unidos y Sudamérica y tiene en su haber algunos premios internacionales.
Su cámara lo ha hecho merecedor de la beca de la Film, Video and New Media Artists, de la Fundación Rockefeller. Actualmente está trabajando en una cinta sobre la migración de los purépechas a Estados Unidos.