Usted está aquí: domingo 19 de noviembre de 2006 Cultura Las mentiras de lo evidente

Las mentiras de lo evidente

Ampliar la imagen Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco Villa, nació el 5 de junio de 1878 a las cinco de la tarde en una casa de La Coyotada (en la imagen), dentro de la hacienda de Santa Isabel de Berros, en Durango. Chihuahuenses, colombianos y estadunidenses también se han adjudicado el lugar de nacimiento

Ampliar la imagen Ciudad Juárez, Chihuahua-El Paso, Texas. En esta imagen "los curiosos de El Paso han salido a ver a los rebeldes: mujeres engominadas con sombrillas, niños con juguetes, perros, familias enteras. Pero lo sorprendente es que buena parte de los maderistas, con el río de por medio, están de pie, no han llevado a abrevar a sus cabalgaduras, también han ido a observar a los otros mirones"

Las fotografías de la Revolución Mexicana se han reorganizado con la complicidad de editores gráficos, ilustradores y redactores de pies de grabado para descontar la historia, Al pie de la imagen se lee lo que no fue. Cambian las ciudades, cambian los tiempos, se trastocan los personajes. Las fotos están sistemáticamente mal identificadas, Villa en Ojinaga se vuelve Villa en Torreón, fotos de 1911 se vuelven fotos de los Dorados que no habrían de nacer sino años más tarde. La mayoría de las supuestas fotos de la rendición de Villa en Sabinas no son tales, lo que hay es un reportaje realizado días más tarde cerca de San Pedro de las Colonias vía a Tlahualilo, donde se reconcentraron los villistas. Cualquier caballo se vuelve la Siete Leguas, excepto la mismísima Siete leguas, que aparece anónima en la historia gráfica de la revolución de Casasola. La foto de Villa en 1912 sentado en el estribo de un vagón de tren, que supuestamente lo lleva detenido a la ciudad de México, sin revólver y sin caballo, sin corbata, camisa blanca bajo el ajado traje, realmente se tomó en 1913 en El Paso y es de Harry Blumenthal y no de Casasola. Fierro entrando a la ciudad de México en diciembre del 14 con Villa, al ser recortado el contexto, se vuelve Fierro en Pachuca. Nunca se da crédito a los fotógrafos y cuando se da es erróneo. Los autores de las fotos se cruzan, se mezclan y se desvanecen. Los archivos tienen reproducciones de fotos de otros autores diferentes de los signantes del archivo. Las identificaciones, fuera de los grandes personajes, son casi siempre inexactas y variables. El autor ha visto la misma foto con cinco pies de grabado diferentes. Y ni siquiera valen la muescas a mano sobre el negativo, porque muchas veces resultan falsas.

Imágenes sin datos

Unos botones de muestra: un libro que es básicamente de fotos, como Los niños villistas, que reproduce 200 o 300 fotografías, no da mayor ni menor información sobre ellas, tan sólo del archivo de donde las tomaron. El Colmex, en su Historia de la Revolución Mexicana, tomo V, ilustra a Villa en 1915 con una foto de Pancho rendido en San Pedro de las Colonias en 1920 y usa como pie de grabado: "Villa escuchando informes". Libros como Visión histórica de la frontera norte de México, convierte una conversación de Pancho con el general Martínez durante su rendición, en una reunión de Villa con sus Dorados.

La famosa foto de Orozco y Villa en la Elite antes de la toma de Ciudad Juárez, se vuelve "al triunfo de la revolución maderista", como si el helado que estaban tomando, fuera para celebrar la caída de Ciudad Juárez. En la Historia Ilustrada de México del INAH, Madero recibido en Cuernavaca al término de la revolución se vuelve Madero aplaudido en campaña electoral. En el libro de E. Krauze Entre el ángel y el fierro, de 157 fotos, hay apenas una decena en que se identifique a los fotógrafos, y de pasada existen una docena de errores en los pies de foto. Uno de ellos: el entierro de Abraham González, se vuelve: "Apoteosis villista en Chihuahua". En uno de los portales de Terra se ilustra una foto de Villa con la de su hijo Agustín. En el libro de Rodrigo Alonso Cortés, El quinto jinete, se reproduce una foto de la que se dice que es Villa con Benton, "primero cordiales amigos". Conocemos un dibujo del rostro de Benton por F. Sommerfeld y no se parece en nada al supuesto "amigo Benton"; se trata de una foto con un vendedor de maquinara gringa en Canutillo, cuando Benton llevaba más de cinco años muerto. Una foto de Villa en su tren al llegar a la ciudad de México es identificada como: "Villa y Plutarco Elíaz (sic) Calles" en el libro de López Valles y Payán. Katz hizo para Era un volumen titulado Imágenes de Pancho Villa que tiene los mismos defectos en cuanto a la ambigüedad de los pies de grabado, la ausencia de créditos y la falta de referencia de fechas. Incluso hay una foto muy dudosa cuyo pie reza: "Tropas villistas en Columbus", que muestra una columna de infantería. Ni se tomaron fotos del ataque a Columbus ni la columna villista era de infantería. El libro de Aurelio de los Reyes Con Villa en México, testimonios de camarógrafos americanos en la revolución, rescata más de un centenar de maravillosas fotos de archivos estadunidenses, pero las fotos son usadas como ilustración. En el libro de Eisenhower se reproduce una foto de autor desconocido localizada en los Washington National Archives, en la que se ve del lado derecho un tren cuyo techo está repleto de soldados sombrerudos, a la izquierda una vía y luego un confuso conglomerado de soldados uniformados. El pie dice "Villistas on the move". Pero la foto es de 1916, los soldados en el tren son carrancistas y los uniformados que contemplan al otro lado de la vía son los estadunidenses de la Punitiva. Hay una foto de Martín López; es una foto de estudio en la que está Marcos Corral con ese uniforme tan similar al de los estadunidenses de la primera guerra, Salvador Fuentes sentado y vestido de charro, y Martín con una mirada de escuincle engreído, medio imberbe, sin bigote, de verdad aniñado; en un libro de Mantecón la foto es mal identificada como "Los tres hermanos López". Y los libros supuestamente de consulta no están exentos; en la Historia de la Revolución Mexicana, de Salvat, por magia del pie de foto, Domingo Arrieta se vuelve Tomás Urbina y Rafael Buelna se transfigura en Topete.

Créditos equivocados

De poco sirve la identidad de las fotos establecida a partir de los archivos en que se recogieron. Fotos de Aultman (que podían ser de sus socios Dorman o Homer Scott en 1911) aparecen en el Casasola, en el archivo Wheelan, en la colección Nettie Mc Neely en la UTEP. Fotos de la colección de la Biblioteca Pública de El Paso pueden pertenecer a cualquier autor y no necesariamente ser de Aultman.

Pero de todos los fraudes el más importante es el que atribuye la autoría de las fotos del archivo Casasola a Agustín Víctor o a alguno de sus hijos. En el caso de la toma de Juárez y su prólogo las fotos que se atribuye y se le atribuyen, no fueron tomadas por él, que había tomado fotos de la salida de las tropas hacia el norte al inicio de la rebelión, pero nunca estuvo en Juárez. Probablemente sean de Heliodoro J. Gutiérrez. (Paula A. Barra: "No todos los balazos fueron fotografiados por los Casasola").

Un artículo de John Mraz (Historia y mito del archivo Casasola) pone en sus justos términos el asunto al establecer que Casasola, durante la Revolución, siguió siendo el "foto periodista oficial" que siempre había sido y no el "fotógrafo de la Revolución", y que para competir con las agencias extranjeras construyó una agencia en la que "compraron fotos, contrataron fotógrafos y, probablemente, robaron lo que pudieron" y en la que frecuentemente "tachaba el nombre del fotógrafo y ponía el suyo". La agencia devino archivo que contiene fotos de "más de 480 fotógrafos". Mraz termina señalando: "Pablo Ortiz Monasterio, el editor del libro más importante sobre el Archivo Casasola, Jefes, héroes y caudillos: archivo Casasola, hizo pasar fotos como si fueran de Casasola a pesar de que los investigadores de la fototeca le dijeron que eran de Manuel Ramos, José María Lupercio o de R. Gutiérrez".

Es en este desorden en el que el narrador ha tenido que trabajar. Y es obligatorio señalar al único investigador serio, minucioso y cuidadoso que ha incursionado en el tema, Miguel Angel Berumen. Sus libros 1911 I, la Historia y II, Las imágenes, así como La cara del tiempo y Villa, la construcción del mito, colaboran indudablemente a deshacer parcialmente el entuerto.

Iconografía dispersa

La iconografía villista está dispersa en multitud de archivos fotográficos. Destacan en particular los de los Casasola, el privado y el público, en la Fototeca de Pachuca. Es interesante la serie de álbumes que hay en el archivo Torreblanca. En el AGN, en el centro de información gráfica, existen el Fondo E. Díaz y el de Derechos Autorales, el Revolución y el Fondo Osuna, ambos del INEHRM (en la galería 7 del AGN). Uno muy interesante en la UTEP, el W.B. Hornaday: Mexican revolution photograph collection, el Aultman en la Biblioteca Pública de El Paso, el Wheelan en Texas A&M University. Hay fotos interesantes en el archivo de Gildardo Magaña en el CESU y en la Benson Latin American Collection.

El texto es la nota d) del capítulo seis, "Ciudad Juárez, el terrible embrollo", de Pancho Villa, una biografía narrativa, de Paco Ignacio Taibo II, publicado por Planeta, con cuya autorización se reproduce para los lectores de La Jornada.

 
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