Astillero
Por la fuerza
Héroes televisos
Juegos de guerra
Oaxaca, en espera
Retemblaron en sus centros los books (casas de apuestas) cuando el integérrimo apóstol Santiago emitió su sentencia: Ya basta, dijo el sub senador Creel. Basta de amenazas y amagos contra las instituciones de la República, añadió con un asomo de energía declarativa que contrastó con la tibieza desastrosa con la que subejerció la Secretaría de Gobernación durante el primer tramo del desgobierno foxista. El político que por sus ambiciones presidenciales canjeó permisos para centros de juego por apoyos televisivos posdatados se aparece ahora como sonrosada representación de la honestidad decentemente indignada.
Otro distinguido legislador panista, Héctor Larios, también se manifestó ayer dispuesto a poner un alto a quienes consideran que Felipe Calderón perdió las pasadas elecciones pero fue impuesto como triunfador mediante un fraude multimodal (a la antigüita, demoscópico, cibernético y mediático). De ser necesario, con la fuerza pública se debe impedir que los perredistas impidan la asunción del impedido. Larios no es un cualquiera: está absolutamente embarrado en los juegos de poder que sometieron al Poder Legislativo a las órdenes de las dos principales empresas televisoras del país, pues el susodicho personaje era coordinador de los senadores panistas cuando Televisa y Televisión Azteca impusieron su ley. Ahora Larios es el coordinador de los diputados panistas (como Emilio Gamboa, que igualmente trasladó su baúl de intereses mediáticos y empresariales de Xicoténcatl a San Lázaro) y, como Creel, pide castigo, mano dura, acción enérgica, represión contra quienes protestan por el desastre que ellos mismos crearon.
Manlio Fabio Beltrones le quitó dramatismo al asunto, pero los panistas, muy indignados, más propios y circunspectos se pusieron. Dijo el priísta sonorense que el michoacano impugnado debería asumir epistolarmente su condición de gobernante en funciones. Un presidente por escrito, pues. Presidente constitucional de los Escritos Unidos Mexicanos. Pero el panismo consideró esa posibilidad como una afrenta, y juró sobre la memoria de Peter PAN (el último de los ideólogos que les queda) que el abogado F.C. rendirá protesta en San Lázaro, cueste lo que cueste (por lo pronto, el Estado Mayor Presidencial ensaya técnicas de contención y asalto en un salón militar donde se tiene una reproducción de la tribuna de San Lázaro y de su entorno inmediato).
El enrarecimiento de la vida pública antes de la toma de posesión de F.C. pasa por actos de nota roja que, sin embargo, inciden en el ánimo político y que estaría por verse si no tienen motivaciones más allá de lo meramente delictivo. En Guerrero es asesinado un empresario estadunidense y en la sensible colonia capitalina Polanco se realiza un asalto en el que dos custodios mueren. ¿Expresiones inoportunas de la crónica inseguridad pública nacional, actos organizados por grupos guerrilleros necesitados de fondos, o formas de provocación montadas por los varios entes de poder que requieren crear condiciones que justifiquen mano dura antes del 1º de diciembre? (Por lo pronto, la sede en México de la ONU enfrentó la amenaza de un paquete presuntamente explosivo al que personal con traje antibombas y un robot acabaron dictaminando como artefacto de utilería que entre plastilina, cables de plástico, un reloj y algunas pilas trataba de aparentar peligrosidad: ¿juegos de guerra o juegos escolares?)
En Oaxaca se vive una tensa calma, como si hubiera negociaciones secretas o como si las partes en conflicto ya hubieran asumido que nada tendrá sentido antes del uno de diciembre. La Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca ha vuelto a clases merced a una negociación que dejó al movimiento social el uso de Radio Universidad monseñor Abascal incluso prometió equipo nuevo. El congreso constituyente de la APPO reportó novedades documentales pero, en los hechos, las cosas siguen más o menos igual: dirección colectiva, la asamblea como única instancia para toma de decisiones importantes, rechazo indoblegable a Ulises Ruiz y reforzamiento de acciones que demuestren la ingobernabilidad del estado. En todo caso, hay un avance en la vertiente electoral, pues la APPO podría explorar alianzas con partidos e incluso convertirse en uno de ellos.
Pero todo tiene como referencia el uno de diciembre. Ese día, Felipe Calderón podría inaugurar su gobierno con un tragicómico quinazo oaxaqueño, dinamitando a un muerto político a cambio del pago en oro político de ese favor a los priístas usureros. Ese uno de diciembre, el PRI ganador y el PAN presuntamente matador podrían instalar un sustituto conforme al arreglo de sus bancadas legislativas locales, sin necesidad de elecciones en que probablemente el ganador sería un partido ajeno a esos dos de la difícil y sangrienta alianza hecha al estilo de los quesos de Oaxaca.
Las comisiones de derechos humanos ven sus recomendaciones cruzar el campo de batalla política y ser alcanzadas por proyectiles facciosos. Desde la izquierda opositora se desestiman las consideraciones hechas por el organismo capitalino a cargo de Emilio Alvarez Icaza, en el sentido de que el plantón vial poselectoral afectó libertades y derechos de tránsito. Desde la derecha gobernante se descalifica el reporte de la comisión presidida por José Luis Soberanes en el que se detallan las agresiones de la policía militar contra ciudadanos en general en San Salvador Atenco.
Y, mientras la violencia relacionada con el narcotráfico pone fin a la era de predominio de El Chapo, el exportador beneficiado por la presente banda sexenal, y abre caminos a las negociaciones en curso con la nueva administración de El Circo, ¡hasta mañana, en esta columna que se pregunta cuánto remedo de izquierda le quedará a Daniel Ortega en Nicaragua como para que se filtre la versión de que la derecha mexicana está negociando con Washington encuentros entre lo que queda del sandinismo y la Casa Blanca; James Carter también está ayudando al nuevo presidente centroamericano a congraciarse con los gringos!