Usted está aquí: viernes 10 de noviembre de 2006 Sociedad y Justicia Puede haber equivocaciones, pero damos lo mejor a los pacientes: el director del INN

Admite no conocer bien el caso del paciente de epilepsia fallecido, por el que corrió a un médico

Puede haber equivocaciones, pero damos lo mejor a los pacientes: el director del INN

Las cirugías no se hacen sólo porque dice un médico; el cerebro es sagrado: Sotelo Morales

ANGELES CRUZ MARTINEZ /I

Ampliar la imagen Area de consulta externa en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, en Insurgentes Sur Foto: José Antonio López

"Desde luego ha de haber equivocaciones; eso es regular, pero por lo menos ofrecemos a los pacientes lo mejor de nuestro talento", asegura el director del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INN) Manuel Velasco Suárez, Julio Sotelo Morales, quien admitió así la posibilidad de que "algunas decisiones" de los comités institucionales de epilepsia y cirugía podrían ser erróneas. Inclusive, comentó que Sergio Mendoza Mondragón, afectado por el mal de Parkinson y a quien se le dijo que no era candidato para la operación quirúrgica, será intervenido la próxima semana.

Mendoza Mondragón es uno de los pacientes que eran atendidos por el neurocirujano Rodolfo Ondarza Rovira, y quien ha denunciado la dilación de la cirugía estereotáctica que le permitiría recuperar parte de sus funciones neuronales (La Jornada 1/11/06). Desde 2004 está en la lista de espera de cirugías del INN, y hace unos meses el comité determinó la improcedencia de la operación.

Al respecto, Sotelo Morales descartó que existan varias denuncias de este tipo. Lo que en realidad hay ­dijo­ es una mala práctica médica por parte de Ondarza Rovira en la atención prestada al joven Isaac Vidal Bobadilla, enfermo de epilepsia que en noviembre de 2005 falleció a causa de una crisis convulsiva.

Aunque admitió carecer de toda la información del caso, "de alta complejidad", señaló que con los datos "que pude recabar" y la opinión de expertos en el campo de la epilepsia, decidió rescindir el contrato al especialista, a quien él mismo apoyó ­dijo­ para que se fuera a estudiar la especialización en cirugía estereotáctica funcional.

En entrevista, Sotelo Morales descartó que en su administración exista hostigamiento laboral ni "reinado del terror", como ha denunciado personal médico y administrativo del INN. "Por el contrario, su estabilidad laboral sobresale respecto a otros organismos del sector salud".

El INN es una de las instituciones mexicanas con más prestigio y, de hecho, es la más grande del área neurológica en el continente americano. Aseguró que la productividad de sus investigadores es del más alto nivel, y en su plantilla están varios de los mejores especialistas del mundo en este campo.

Señaló que el órgano más complicado que existe en la naturaleza es el cerebro humano; es lo más delicado y el origen de la personalidad, de la mente y el talento. "Lo que somos es el cerebro", por lo que su abordaje, manejo y tratamiento se rige por estándares nacionales e internacionales. "Así que ningún paciente se opera del cerebro porque un médico lo desee", apuntó en referencia a las denuncias de varias personas que han dado cuenta de la inmovilidad en que durante año y medio se mantuvo a Ondarza Rovira, quien propuso la realización de cirugías a aproximadamente 40 personas, la mayoría de las cuales todavía están pendientes.

"El cerebro humano es algo sagrado. Todas las cirugías ­salvo las urgencias­ se deciden por un cuerpo colegiado en el que se reúnen los expertos de diversas áreas (siquiatras, sicólogos y neurólogos, entre otros) que deciden cuáles se realizan, por quién y con cuál método".

En el INN son atendidas 80 mil personas cada año, casi todas de difícil manejo, apuntó Sotelo Morales, y de esta manera resaltó que como director, su prioridad son los enfermos, a quienes "se les garantiza lo mejor que tenemos". Aquí, "los pacientes no pertenecen" a ningún médico, son de la institución, señaló.

Planteó que en todas las operaciones, principalmente en las funcionales, para aliviar Parkinson o epilepsia, es "obligada una decisión multinstitucional", aunque en términos generales se manejan con "criterios conservadores", porque "sólo unos cuantos se benefician realmente de la cirugía. Los riesgos son enormes y no cualquiera las puede realizar".

El funcionario admitió desconocer la historia clínica de los pacientes de Ondarza Rovira, "pero las estoy pidiendo".

Contradicciones en el caso de Isaac Vidal

No obstante, cayó en contradicciones al referirse al caso de Isaac Vidal Bobadilla, pues reconoció que es un asunto altamente complejo en el que intervinieron varios factores, entre otros, que por cuestiones económicas no pudo comprar todos los medicamentos que le recetaban y dejó de asistir al INN durante más de un año y medio. Se suponía que estaba esperando a que lo citaran para operarlo. Sin embargo, la queja que presentaron sus familiares ante el Organo Interno de Control del INN y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) motivó a Sotelo Morales a rescindir el contrato laboral de Ondarza Rovira.

Primero dijo que la "recomendación" de la CNDH fue el sustento de dicha decisión, y luego que "ese papelito" ­en referencia a la orientación dada por la CNDH al hermano de Isaac sobre lo que podría hacer una vez que el Organo Interno de Control del INN concluyera la investigación del caso­ lo motivó a solicitar la información y someterla al arbitraje de los expertos.

Sotelo Morales aseguró que todas las instancias, incluidos el Programa Prioritario de Epilepsia, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico y el propio comité de epilepsia del INN concluyeron en el mismo sentido: la supuesta negligencia médica de Ondarza Rovira.

Lo anterior, a pesar de que el dictamen de la Comisión Nacional Médica, del que La Jornada tiene copia, plantea como única responsabilidad del neurocirujano haber propuesto una cirugía que nunca se realizó. Lo deslinda de cualquier responsabilidad en la terapia farmacológica que prescribió para Isaac, y en cambio cuestiona la actitud de otros galenos y autoridades del INN que no proporcionaron al paciente la atención médica en el momento que lo requería. En otros casos señaló la responsabilidad de las tres doctoras que atendieron al paciente los días de julio de 2005 que permaneció en el hospital, y a quien le duplicaron las dosis de medicamentos, lo que le provocó intoxicación y agravamiento de su estado de salud, según sus familiares.

 
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