Usted está aquí: miércoles 1 de noviembre de 2006 Cultura ISOCRONIAS

ISOCRONIAS

Ricardo Yáñez

Cinco y siete

"...VIAJABA EN camión por el golfo de México cuando soñé que una voz me decía: '¿Verdad que en la vida de todo hombre hay cinco minutos negros?' La idea me asustó tanto que desperté y me dediqué el resto de la noche a beber agua, a mirar la luna y a revisar si había cumplido con mi quinta cuota de minutos negros. Encontrarle sentido a ese sueño me obsesionó, y sin duda fue el origen del libro. Me tardé siete años en comprender que mi respuesta a ese enigma fue la escritura de una novela". Quien esto confía es Martín Solares, autor de Los minutos negros (Mondadori).

SOLARES INTENTO AL principio algo que hoy ve ingenuo: apoyarse en realidades testimoniales. De algo le serviría, pero abandonó el intrincado laberinto de las entrevistas: ''(Yo, que era más bien un lector literario,) cuando por fin me di cuenta de que lo que quería escribir era una novela, y no periodismo literario, me deshice de todo el material que había reunido durante mi investigación, y comencé a escribir desde cero. En lugar de transcribir una sola línea de mis entrevistados, comencé con una pesadilla que tuve y fui examinando su alcance, hasta que de pronto se abrió y me heredó un material muy oscuro, una historia poblada por tiburones. Llegué a reunir más de 500 páginas, y me aficioné a rescribirla. Mi preocupación principal era escribir auténtica prosa de novela, no prosa de cuento o de periodismo, que son cosas muy distintas. A medida que rescribía me preguntaba cómo contaría la historia uno de los agentes a los que entrevisté, con sus propias palabras, laconismos, silencios, y decidí ser fiel a sus limitaciones, no permitirme una sola comparación o recurso literario que este tipo de policías no hubiesen dicho. Llegué a considerar la posibilidad de publicar únicamente el centro del libro, una especie de novela policial dentro de la novela, y que a mi juicio es la parte más dura, de manera que el lector tuviera la sensación de ser golpeado por una ola muy alta. Al final terminé por aceptar que me hacía falta la otra mitad de la novela, que en conjunto me permitió reproducir el movimiento completo de una ola: desde el momento en que ésta se forma hasta el instante en que el agua regresa y se disuelve en el mar".

¿CUAL ES LA diferencia entre cuento y novela? ''Para mí, la diferencia que hay entre un cuento y una novela es la misma que hay entre un limón y una limonada. Algo semejante ocurre con el artículo periodístico y la prosa de la novela: son seres completamente distintos, como un canguro y una ballena".

POR OTRA PARTE, "más que escribir una novela policial, me propuse escribir una novela sobre dos policías. Así, la materia que trabajé durante estos siete años fue el lenguaje con el que, según yo, hablan los policías y la gente de mi ciudad natal (...) Me molestaba la idea de repetir las mismas novelas de siempre y por eso tardé tanto en encontrar al personaje ideal. Hice un verdadero casting, hasta que apareció Vicente Rangel", quien, ''una vez contratado, respondió muy bien. Me dediqué a seguirlo, vaya, y el malvado tomó la ruta más larga: se tardó siete años en contarme la historia".

 
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