Anula el presidente de Colombia negociación para canjear rehenes civiles por rebeldes

El gobierno de Uribe reinicia diálogo con el ELN; rompe contactos con las FARC

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 20 de octubre. La cuarta ronda de diálogo en 10 meses entre el gobierno de Alvaro Uribe y la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN) se inició aquí hoy sin sufrir de inmediato el impacto de la ruptura de contactos entre las autoridades y el principal grupo rebelde, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), tras el atentado del jueves en Bogotá.

"Tengo instrucciones precisas de seguir avanzando en el diálogo con el ELN", informó a la prensa el alto comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo, minutos después de que se supo en La Habana la decisión de Uribe de culpar a las FARC de la explosión en la Escuela Superior de Guerra y de suspender la negociación para un acuerdo humanitario, que hubiera canjeado guerrilleros por rehenes civiles.

El acto procotolario para iniciar la nueva serie de conversaciones se retrasó cerca de dos horas, por la ausencia de Restrepo. Al final de la ceremonia, él mismo señaló que antes de trasladarse al encuentro con el ELN tuvo "una larga conversación" con Uribe. "Las instrucciones que recibí de él fueron muy claras", señaló el comisionado: "Seguir avanzando en esta ronda exploratoria".

Sin embargo, Restrepo declinó comentar el curso que tomaría la comunicación entre el gobierno y las FARC y la suerte de los 62 civiles que mantiene secuestrados esa organización. "Me remito a las declaraciones del presidente", apuntó.

El jefe militar del ELN, Antonio García, manifestó a su vez su confianza en que persista el diálogo con el gobierno, más allá del atentado y sus consecuencias inmediatas. "Como venimos trabajando desde hace un año, prácticamente esto no debería interferir", señaló.

Cauteloso optimismo y observadores

Al parecer, la conversación entre Uribe y Restrepo se realizó minutos antes de que el mandatario hablara en el sitio del atentado, por lo cual su reacción se desconocía en La Habana al momento de instalarse la ronda de diálogo. La apertura de las conversaciones, que durarán cinco días, transcurrió con manifestaciones de optimismo moderado, siempre matizado por la cautela.

"Creemos que es posible obtener resultados", aseveró Restrepo durante la ceremonia. "Hay interés del gobierno en poder avanzar de manera significativa y cualitativa en este encuentro".

A su vez, García señaló que "es nuestra voluntad generar las condiciones propicias para la construcción de la paz".

Restrepo anunció que a partir de esta ronda se unirán al proceso cinco países -Canadá, Holanda, Italia, Japón y Suecia- en calidad de observadores.

En esa forma crece el conglomerado de gobiernos que coadyuvan al mecanismo y en el que ya estaban los países "acompañantes" (España, Noruega y Suiza), que actúan como enlaces políticos y han auspiciado el funcionamiento de la Casa de Paz en Medellín.

Además participan dos países que facilitan la logística del diálogo: Cuba, sede de las conversaciones, y Venezuela, sitio de tránsito de la delegación insurgente.

En esta ocasión vinieron a la apertura de la ronda el vicencanciller de Venezuela para América Latina y el Caribe, Rodolfo Sanz, y el gobernador del estado de Miranda, Diosdado Cabello, en calidad de enviado especial del gobierno de Caracas, en un gesto que muestra el interés de ese país por acentuar su presencia en el diálogo de los colombianos.

En la capital colombiana, además de romper cualquier contacto con las FARC, Uribe calificó de "terroristas" a los líderes de la guerrilla y ordenó el rescate militar de los secuestrados en poder de ésta.

Los familiares de los rehenes se declararon "muy preocupados" por la orden del presidente de un rescate militar, y lo acusaron de "condenarlos a muerte".

Sectores de la oposición de izquierda denunciaron que un grupo de militares podría ser el autor del atentado, pues existen disputas entre ellos. También la agencia de noticias rebelde Anncol calificó el atentado de "montaje de los gobiernos colombiano y de Estados Unidos", como excusa para dar marcha atrás en el canje de rehenes por guerrilleros presos.

Uribe afirmó que los máximos líderes de la insurgencia se esconden en Ecuador y Venezuela, aunque sin el consentimiento de los gobiernos de esos países, lo cual fue desmentido por el canciller ecuatoriano.