Usted está aquí: viernes 13 de octubre de 2006 Cultura Memoria visual sobre el origen del FIC

EL CERVANTINO

Memoria visual sobre el origen del FIC

ARTURO GARCIA HERNANDEZ ENVIADO

Ampliar la imagen El actor y director de teatro Enrique Ruelas, en foto hasta hoy inédita, cuando se hacían los preparativos para instituir el Festival Internacional Cervantino. El creador de los Entremeses cervantinos, en el Mesón de San Antonio, en Guanajuato, que hoy día funge como sala de prensa cada octubre Foto: Cortesía del archivo de Alba Georgina Mora, actriz de los Entremeses cervantinos

Guanajuato, Gto., 12 de octubre. El Festival Internacional Cervantino (FIC) no tuvo madre. Pero tuvo dos padres: uno cultural y otro político. El primero es ampliamente conocido y reconocido: Enrique Ruelas, actor y director teatral. El segundo es Luis Echeverría Alvarez, irremediablemente ligado a la matanza de 1968, en Tlatelolco, y a la de 1971 en el Casco de Santo Tomás, y sin embargo su aporte en la gestación del Cervantino es innegable: Ya lo dijo Don Quijote: ''Cosas veredes, Sancho, que harán temblar paredes".

La propuesta de hacer el festival surgió en Panamá, durante un congreso sobre turismo a principios de los años 70. La primera sede en la que se pensó fue Acapulco, Guerrero, pero se descartó porque se habían registrado una serie de malos manejos de recursos públicos en ese estado. Fue entonces que Echeverría pensó en Guanajuato.

La serie de circunstancias que confluyeron para que la capital guanajuatense fuera cuna de la ''fiesta del espíritu" son contadas en el documental de Rolando Briseño León, Guanajuato: capital cervantina de América, que el próximo lunes será exhibido en el contexto del FIC, aunque fuera de la programación oficial.

Escaparate turístico, intención primigenia

En sus orígenes, el festival ''fue concebido como un escaparate turístico" sin que nadie imaginara la enorme importancia que adquiriría como espacio para el arte y la cultura.

Años antes de ser presidente de la República, Echeverría había vivido en Guanajuato como delegado del Partido Revolucionario Institucional (PRI): conocía la ciudad, a sus habitantes y sabía del fenómeno cultural y social en que ya para entonces se había convertido la representación de los Entremeses cervantinos, iniciados por Enrique Ruelas en la Plazuela de San Roque, en 1953.

Ruelas nació en Pachuca, Hidalgo. Sus padres lo enviaron a la ciudad de México a estudiar derecho, pero en lugar de entrar a clases se iba al teatro. Así no podía ser un buen estudiante. Como castigo, fue enviado a Guanajuato, a vivir con un hermano que era ingeniero de minas.

Cuenta Rolando Briseño que Ruelas dijo: ''¡Pero qué voy a hacer a Guanajuato si a mí lo que me gusta es el teatro!" En la capital guanajuatense estudió la carrera de derecho, pero se mantuvo ligado al ámbito teatral de la ciudad de México: ''Mantenía una estrecha relación con gente como Rodolfo Usigli, Julio Bracho, Julio Prieto, Fernando Wagner. Todos ellos conocen desde el principio los entremeses cervantinos y quedan asombrados porque el montaje, a pesar de no tener una gran dirección escénica, busca más que nada rescatar la literatura de Cervantes en un poblado minero que cuenta con escenarios -callejones, plazas- muy parecidos a los que se relatan en su novela".

No necesitaba de actores profesionales, la misma vida cotidiana de Guanajuato en los años 50 era como un símil de la vida que plantea Cervantes en El Quijote. Lo subraya en el documental el hoy fallecido crítico teatral, José Antonio Alcaraz.

Era una idea ''si se quiere muy romántica pero posible en el ámbito de lo cotidiano. Las representaciones transcurrían entre las personas que deambulaban por la calle, si alguien tenía que pasar por el escenario, se le daba una capa para que resultara natural; fue un hito en la historia del teatro mexicano, que ha sido poco valorado y que desde aquella histórica representación del 20 de febrero de 1953 permanece vivo".

En la década de los 50 -refiere el documentalista- Guanajuato era como el de la novela Las buenas conciencias, de Carlos Fuentes: ''una ciudad minera decrépita y decadente que sólo contaba con dos hoteles. A partir de los entremeses empieza a generar un proyecto artístico cultural que después se convierte en un fenómeno social y económico".

A lo largo de más de medio siglo, cientos de actores ha intervenido en las representaciones de los Entremeses cervantinos, algunos por más de 30 años. Hacerlo se ha convertido en una tradición que comprende a cuatro generaciones.

Desde las primeras representaciones hasta el FIC más reciente, el teatro y la cultura en general han traído importantes beneficios económicos para la ciudad. No obstante -resalta Briseño, con asombro- en la Universidad de Guanajuato (UG) ni siquiera existe la carrera de arte dramático; no hay estudios académicos del tema, y ni siquiera existe un archivo documental sobre la historia del festival artístico más importante de México.

Primero la cultura, después el turismo

Rolando Briseño -actual coordinador de Producción Televisiva de la dirección de Extensión de la UG- nació, como Ruelas, en Pachuca. En 1987, año de la muerte del director teatral, ''me toca cubrir un homenaje que se le hace allá". Después -hace como 12 o 13 años- empiezo a venir a Guanajuato a cubrir el el FIC para Radio Televisión de Hidalgo. Me entero de cómo generó todo este movimiento de teatro popular que fue motor del Cervantino. Y en cada Cervantino me llevo una entrevista con alguna de las personas que estuvieron ligadas a su vida y su obra".

Hace cinco años, Briseño León se mudó de Pachuca a Guanajuato, y al percatarse de que no existe una memoria visual del FIC, se da a la tarea de elaborarla. Indaga en archivos, entrevista a actores, rescata fotos y material fílmico disperso. De ahí nace Guanajuato: capital cervantina de América, que tiene una duración de 24 minutos. Es parte de un proyecto más ambicioso que incluye un largometraje, la creación de un archivo del festival Cervantino y un libro testimonial que reúna las entrevistas con los actores sobrevivientes de aquellos primeros Entremeses cervantinos.

La historia del FIC es por supuesto más rica de lo que aquí se puede resumir. Pero en un plazo no muy lejano, Briseño la contará de manera más amplia.

En tanto, el periodista cultural y guionista manifiesta una preocupación en lo inmediato: el reciente decreto presidencial que convierte al FIC en organismo descentralizado sigue dándole, como al principio, un perfil turístico y no lo reconoce como un proyecto cultural.

Esto resulta incongruente con la importancia de la cultura en el desarrollo económico de la ciudad: ''El desarrollo turístico es resultado de un proyecto cultural, y no al revés".

 
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