El laberinto del fauno, reciente filme del realizador mexicano, se presentó en Madrid

Siempre me han interesado las propuestas descabelladas: Del Toro

Creo que es la mejor película del cineasta; ha crecido mucho, afirma la productora Bertha Navarro

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 10 de octubre. La imaginación y el talento narrativo del cineasta mexicano Guillermo del Toro se exponen con toda su brutalidad y virtuosismo en El laberinto del fauno, fábula en la que enfrenta la ignominia y el horror del fascismo de la posguerra española con la fantasía y la inocencia de una niña de 11 años, que vive en comunión con las hadas, los demonios, las mandrágoras y los sueños. La más reciente película del realizador mexicano, que representará a México en busca de una postulación a los Oscares, se presentó en Madrid en medio de un clima de admiración y elogios ante un filme tan arriesgado como suculento para los amantes del séptimo arte.

El laberinto del fauno transcurre en 1944, cinco después del final de la Guerra Civil y durante el periodo más cruento de la represión y la borrachera de poder del bando vencedor, el de los militares fascistas sublevados a las órdenes de Francisco Franco. En un pueblo de la campiña española, una niña descubre la mitología y la fantasía que se esconden entre los árboles y los faunos, mientras a su alrededor persiste la lucha de los maquis -los luchadores republicanos que huyeron a las montañas para seguir haciendo frente a la dictadura franquista-, en el que se suceden los atropellos y los delirios de los hombres uniformados.

En este ambiente de lucha silenciosa, con la tragedia en ciernes, Guillermo del Toro despliega su peculiar lenguaje cinematográfico, en el que crea seres fantásticos y grotescos en un universo onírico en el que las "exploraciones y visitaciones nocturnas" son cruciales para el desarrollo de la historia.

En una multitudinaria rueda de prensa, Guillermo del Toro explicó que el origen de esta historia se remonta a "muchos años atrás", si bien destacó la importante colaboración para llevar a cabo el proyecto de los productores, que son el propio cineasta mexicano, Bertha Navarro, de Tequila Gang; Alfonso Cuarón, Frida Torresblanco y Alvaro Agustín.

"La película parte de lo que siempre me ha interesado en el cine, que son las propuestas descabelladas e imposibles. Es decir, cuando planteo Cronos, en México nadie pensaba que fuera a salir adelante, pues era una película de vampiros sin ninguna ironía posmoderna, romántica y llena de amor por el género, pero que sucedía dentro de una casa de clase media mexicana. Cuando hicimos El espinazo del diablo era, igualmente, una propuesta enloquecida, pues pretendíamos trasladar el romance gótico a la España de 1939, a mitad de un edificio en medio del desierto. Entonces, El laberinto del fauno surge por una ruta similar", señaló.

Avanza el culto por la guerra y la sinrazón

Del Toro explicó que una de las razones por las que se propuso realizar este proyecto fue la intensidad con la que ha cambiado el mundo en los pasados años, en los que ha avanzado de manera inexorable el culto por la guerra y la sinrazón. "El mundo ha cambiado profundamente desde que hice El espinazo...; en cinco años, de 2001 a 2006, el mundo se ha transformado de una manera absolutamente aterradora. No sólo hablo del colapso de la diplomacia, sino simplemente que la realidad más peyorativa es la que empuja y destruye la imaginación, la voluntad. Y esto está destruyendo la pureza, no me refiero a la moral, sino de cuando se puede ser humano sin adulterar. Eso me aterra y de alguna manera la reacción a estos cambios la busco a través de una película que sea hermana o melliza de El espinazo..., aunque el mundo de ese universo se transformó en cinco años: el mundo de El espinazo... se sitúa en 1939, mientras en El laberinto... es 1944", dijo Del Toro.

En cuanto al contexto histórico en el que se desarrolla la película, la posguerra española, con la lucha del maquis todavía persistente, Del Toro explicó que "buscar la magia en el mundo de castillos y dragones lo hace cualquiera. Creo que hay que buscar la magia en los lugares donde no se espera que se pueda encontrar, entonces ni la posguerra ni la guerra me parecen fenómenos mágicos; sin embargo, la posibilidad de fabular sobre cosas o hablar de la posibilidad de la magia en medio de una situación totalmente adversa es algo que me es muy familiar y me gusta.

"Ese momento histórico me atrae no como parte de la luz, sino de la sombra. Sostengo que, tanto en pintura como en cine, para que una cosa sea tridimensional y tenga forma se depende tanto de la luz como de la sombra. Una cosa que me gusta de ello es que la Guerra Civil española era una guerra intramuros, que sucedía metafóricamente en una casa, entre padres, hermanos y vecinos, y eso permitía una situación dramática que me parecía propicia para iluminarla con lo fantástico. No sé por qué, simplemente lo sentía así de forma instintiva. Me hubiera gustado que ganara el otro bando. Pero lo que más me impresiona es que la división entre las dos Españas existe antes de la Guerra Civil y después.

"Espero que después de ver esta película la gente se interese más por ese periodo de la historia de España. Además creo que todo el cine es político e ideológico. Me interesa Costa-Gavras, por ejemplo, porque tiene una inflexión humana, aunque el discurso de un cine genéricamente político me interesa menos. Además de que el cine fantástico es muy sensible al cine político."

Del Toro considera que el punto nodal de El laberinto del fauno es su condición de fábula, en la que enfrenta el mundo severo y despiadado de un capitán del Ejército franquista con los sueños y las fantasías de una niña de 11 años, con la madre enferma y el padre muerto durante la guerra. "Es una fábula que sale, justamente, del choque de la realidad más brutal con una fantasía que produce pensamiento, ideas...", dijo.

La película, que se filmó íntegra en España, cuenta con un reparto de prestigio, con actores y actrices de la talla de Federico Luppi, Ariadna Gil, Maribel Verdú, Alex Angulo, Ivana Baquero y Sergi López, entre otros. En cuanto a la aportación mexicana, además del guionista y director, es la dirección de fotografía de Guillermo Navarro.

Del Toro también afirmó que para él es un "orgullo" poder representar a México en busca de una candidatura a los Oscares, ya que "uno de los grandes orgullos de la película es que desde El espinazo del diablo, Cuarón, Berta Navarro, Frida y yo habíamos planteado una coproducción mexicano-española. Y que México nos permita representarlo es una camiseta que afortunadamente puedo ponerme; vamos a luchar por ello. La película es muy fuerte, creo en ella y espero que tenga posibilidades".

Bonita, potente y triste

La actriz Ariadna Gil, que interpreta en la cinta a la madre de la niña, explicó: "Desde que leí el guión me pareció una historia tan bonita, potente y triste a la vez, que me cautivó inmediatamente. Además, es muy fuerte visualmente y te vas dando cuenta de que estás entrando a un universo, a una mirada totalmente personal e intransferible, y que eres una pieza más de ese universo que servirá para contar esta historia tan brutal y bonita".

Maribel Verdú, que interpreta a Mercedes, una campesina y libertaria, explicó que "ha sido el mayor regalo que me habría podido dar Guillermo, quien es una persona que te hace partícipe de todo lo que le pasa por la cabeza, que logró crear un ambiente muy distendido en el rodaje; inclusive en las escenas más jodidas fue un disfrute".

La película, que se presentará en el Festival de Cine de Morelia el próximo 18 de octubre y se estrenará en México el 20, está producida por, entre otras, Tequila Gang, que dirige Bertha Navarro, quien destacó: "Creo que es la mejor película de Del Toro, pues siento que él ha crecido muchísimo con ella y todos los demás tuvieron que estar a la altura"