Usted está aquí: lunes 18 de septiembre de 2006 Mundo Recuerdan miles de argentinos a adolescentes desaparecidos en 1976

Fueron secuestrados durante la "noche de los lápices"

Recuerdan miles de argentinos a adolescentes desaparecidos en 1976

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 17 de septiembre. Miles de personas recordaron este fin de semana en toda Argentina a los estudiantes secuestrados y desaparecidos durante la pasada dictadura (1976-1983) en la llamada "noche de los lápices"; el obelisco, tradicional monumento símbolo de esta capital, fue convertido en un enorme lápiz como homenaje de la Dirección Nacional de la Juventud y organismos humanitarios.

Entre las 12 de la noche y la cinco de la mañana del 16 de septiembre de 1976, grupos de tarea de la dictadura secuestraron en sus domicilios en La Plata a los adolescentes Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Horacio Ungaro, Claudio de Acha, Daniel Racero y Francisco López Muntaner, hasta hoy desaparecidos. También antes y después fueron plagiados Gustavo Calotti, Emilce Moler, Patricia Miranda y Pablo Díaz, quienes sobrevivieron.

Los seis desaparecidos, así como Pablo Díaz, fueron llevados al Pozo de Banfield, uno de los más temibles centros clandestinos de detención de la dictadura en la provincia de Buenos Aires, donde se les sometió a torturas inenarrables.

Precisamente Pablo Díaz, quien en estas últimas horas recorrió el siniestro lugar donde desaparecieron además centenares de personas, pudo hacer un relato testimonial sobrecogedor. En este hecho se inspiró el libro La noche de los lápices, de María Seoane y Héctor Ruiz Núñez, luego convertido en película.

La mayoría de los jóvenes eran militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios, y por esos días desafiaron a la dictadura exigiendo el boleto de transporte gratuito. Su historia es también hoy un símbolo en el mundo.

Sobrecogido aún, Pablo Díaz recorrió, ahora sin ojos vendados ni capucha, los siniestros pasillos del Pozo de Banfield, ubicado en el sureño municipio de Lomas de Zamora, que por decisión del gobierno de la provincia de Buenos Aires a partir del 30 de agosto pasado se convirtió en "Espacio para la Memoria, Promoción y Defensa de los Derechos Humanos".

Desde el punto de vista de su estructura física nada ha cambiado. Se ven los calabozos temibles en aquel lugar que fue base de operaciones de la Brigada de Seguridad, Investigaciones e Inteligencia de la policía bonaerense, bajo el comando del general (ya fallecido) Ramón Camps, quien se jactaba de haber desaparecido a unas 5 mil personas.

En ese mismo lugar nacieron varios niños de mujeres detenidas, sometidas a los horrores, a quienes los jóvenes como Pablo Díaz escuchaban desde las sombras de la capucha y los calabozos.

Esos niños fueron robados por los represores, que desaparecieron a las madres. Los jóvenes sabían de los nacimientos por el llanto de los bebés, pero después "era el silencio total, las madres no volvían más". Pablo, que entonces tenía 17 años, estuvo más de tres meses en el Pozo de Banfield.

Además del acto central hubo una vigilia delante del Pozo de Banfield, donde estuvieron las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, así como Hijos de desaparecidos y miles de jóvenes.

Algunos lugares de ese predio serán mantenidos tal como fueron en homenaje a las víctimas, y en otros funcionarán espacios de cultura y memoria, donde se realizarán diversas actividades. Los familiares de las víctimas ratificaron que eran jóvenes militantes y que esto significaba una "reivindicación justa".

Nuevo "gran paso de la justicia"

En tanto, los organismos de derechos humanos resaltaron ayer un nuevo "gran paso de la justicia" en la decisión de la Cámara de Casación Penal, que en las últimas horas anuló el indulto al general retirado Santiago Omar Riveros, principal responsable en la causa que investiga los crímenes cometidos en los cuarteles del ejército en Campo de Mayo durante la pasada dictadura.

Esta es una de las grandes causas reabiertas después de la anulación definitiva (2005) de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que consagraban la impunidad. Junto con la Escuela de Mecánica de la Armada, Campo de Mayo es una de las dos megacausas de la justicia, porque entre ambos lugares de 8 mil a 9 mil personas habrían sido desaparecidas.

 
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