No claudicaré; tenemos derecho a la esperanza, advierte a los "hombres del viejo régimen"
Es un honor representarlos, dice AMLO a la multitud en el Zócalo
"Miles de mexicanos decidieron romper con el gobierno y sus aliados para recuperar la soberanía"
Ampliar la imagen Acompañado por sus hijos, Andrés Manuel López Obrador camina por el pasaje Zócalo-Pino Suárez del Metro, luego de que la convención nacional democrática lo nombró "presidente legítimo de México" Foto: Carlos Ramos Mamahua
Una vez que la convención nacional democrática (CND) lo nombró "presidente legítimo de México", Andrés Manuel López Obrador explicó a la multitud congregada en el Zócalo que aceptó encabezar "un gobierno del pueblo" porque no puede admitir la imposición y la ruptura del orden constitucional, tampoco validar el fraude electoral del 2 de julio ni reconocer a un gobierno usurpador, ya que ello pospondría indefinidamente el cambio democrático en el país.
"No acepto -advirtió- que la imposición me convierta en el dirigente de la oposición nacional. No, por eso acepto el cargo de presidente de México." Además, recalcó, en las actuales circunstancias se trata de un acto de resistencia civil; es lo que más conviene al movimiento de protesta, y aclaró que asumir el cargo no responde a un "capricho ni a la ambición de poder.
"Es un ¡tengan, para que aprendan! ¡Un tengan, para que aprendan a respetar la voluntad popular!", exclamó, entre aplausos, vítores y un sinfín de muestras de apoyo de miles de ciudadanos que llenaron la Plaza de la Constitución y las calles vecinas, y aguantaron de pie más de seis horas sin importar, primero, el calor, y luego la lluvia.
Los convencionistas soportaron casi una hora un aguacero que obligó a retrasar el inicio de la asamblea, pero nadie se movió, sobre todo porque López Obrador y la mayoría de los dirigentes permanecieron en el templete bajo el torrente, hasta que escampó y los técnicos conectaron de nuevo el sonido.
El agua no enfrió los ánimos, y desde antes de que la convención lo acordara, ya el grupo compacto que ocupaba el Zócalo lo llamaba: "¡Presidente, Presidente..!
En ese ambiente de celebración, no sólo por la conmemoración del 16 de Septiembre, López Obrador agradeció a quienes no han dejado de luchar con él desde el 2 de julio. "Les hablo con sentimiento y con el corazón; es un timbre de orgullo, es un honor representarlos. Tengan la seguridad de que lo haré con humildad y con convicción".
Luego advirtió "a los hombres del viejo régimen" que no claudicará. "Tenemos derecho a la esperanza y no aceptamos al fraude como destino para nuestro pueblo."
"¿Creen que el pelele que impusieron les va a significar tranquilidad política?"
Preguntó luego qué fue lo que ganaron quienes por mantener la Presidencia de la República no vacilaron en atropellar la voluntad popular. Y resaltó: "¿acaso creen que el pelele que impusieron les va a significar normalidad y tranquilidad política? ¿Creen acaso que, ahora sí, nada les impedirá quedarse con el gas, la industria eléctrica y el petróleo? ¿Creen acaso que seguirán haciendo sus negocios con toda impunidad, al amparo del poder público; que seguirán sobajando al pueblo de México? ¡Se equivocan! ¡No pasarán!"
Explicó que el gobierno surgido de la convención "será obligadamente nacional, tendrá una sede en la capital de la República y, al mismo tiempo, será itinerante para observar, escuchar y recoger el sentir de todos los sectores y de todas las regiones del país".
Asimismo, detalló que tendrá un gabinete, un equipo de trabajo que habrá de integrar los diagnósticos, proponer soluciones y dictaminar las posibilidades en cada caso. "Los recursos, es obvio, son escasos, pero el trabajo de equipo, la honradez, la interacción con la sociedad podrán convertir esa carencia económica en eficacia", dijo.
Confirmó que tiene la certidumbre de que ganó la elección presidencial del 2 de julio, pero el triunfo le fue arrebatado "por una operación fraudulenta que lesionó la democracia electoral e intenta detener la democratización social, económica y cultural del país".
Expresó su convicción de que el régimen político de sus opositores ya se agotó, mientras que la presidencia itinerante que él encabezará simboliza las esperanzas, los esfuerzos y el anhelo de justicia del pueblo de México.
Además, planteó que esa responsabilidad se le confiere "en el marco de un movimiento empeñado en transformar las instituciones y reformar la República, en aclarar el sentido de la vida política, hoy tan enturbiada".
Y agregó: "es obvio que acepto este honroso cargo no por ostentación, por ambición al poder, lo asumo inclusive a sabiendas de que también por eso seré atacado, pero lo hago convencido de que voy a seguir junto con otros muchos mexicanos, hombres y mujeres como ustedes, empeñados en las transformaciones del país".
"Quédense con sus instituciones piratas, pero no con el patrimonio nacional"
López Obrador insistió en que a partir de la convención, y de conformidad con el artículo 39 constitucional, miles de mexicanos decidieron romper con el gobierno actual, el PAN y sus aliados para recuperar la soberanía y emprender el camino a la construcción de una nueva República.
"Hoy pueden quedarse con sus instituciones piratas y con su presidente espurio, pero no podrán quedarse con el patrimonio de la nación ni con nuestras convicciones y dignidad. Estamos aquí para decir a los hombres del viejo régimen que no claudicaremos jamás. Estamos aquí para decir a los cuatro vientos que defenderemos el derecho a la esperanza de nuestro pueblo, que no aceptamos el oprobio como destino", resaltó.
Dedicó luego un amplio espacio de su discurso a reiterar sus propuestas para un proyecto alternativo de nación, como no aceptar la privatización de la industria eléctrica ni el petróleo, tampoco que haya borrón y cuenta nueva en el Fobaproa, "menos aún que persista el saqueo del erario".
En materia social, subrayó que no aceptará que haya millones de niños desnutridos y enfermos, que se quite el derecho al estudio a los jóvenes, ni las campañas contra la educación pública, la violación a los derechos de las mujeres o la discriminación por motivos religiosos, étnicos o sexuales. "No aceptamos que la mayoría de los ancianos del país vivan en el abandono, y después de una vida de trabajo reciban una bicoca de pensión", abundó.
Ratificó su postura de no aceptar la explotación de los trabajadores y campesinos, ni que millones de mexicanos se vean obligados a emigrar a Estados Unidos, y reiteró su rechazo a que en 2008 entre en vigor la cláusula del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que permitirá la libre entrada de maíz y frijol.
Tampoco -abundó- admitirá "la manipulación que practican algunos medios de comunicación, ni su desprecio altanero por la cultura y el buen gusto".
Y delineó que la nueva República tendrá el objetivo superior de promover el bienestar, la felicidad y la cultura de todos los mexicanos.
Una vez más destacó que, a la par de los acuerdos de la convención, otro fruto importante del movimiento de resistencia civil es la creación del Frente Amplio Progresista, que se conformó para enfrentar "el bloque de puertas elitistas que integran de manera abierta y descarada el PAN y las cúpulas del PRI, el brazo político de la minoría rapaz que tanto daño ha causado a nuestro país".
A fin de cuentas, refirió, "regresamos a la historia de México: antes era la lucha de liberales y conservadores; ahora, derechistas y progresistas".
Al concluir su intervención, los gritos de "¡presidente, presidente!" y "¡es un honor estar con Obrador!" volvieron a acompañarlo en su salida de la plaza. Como la noche del Grito, el tabasqueño utilizó el pasaje del Metro Zócalo-Pino Suárez para llegar a su automóvil.
Y la multitud festejó más allá del Zócalo. Quienes por Pino Suárez y 20 de Noviembre, en larga fila se dirigían a Tlalpan e Izazaga, o los que por Madero, 5 de Mayo y 16 de Septiembre enfilaron hacia el Eje Central, adaptaron la vieja consigna de la izquierda: "¡Se ve, se siente, tenemos presidente!"