Lydia Cacho presentó su novela Muérdele el corazón, publicada por Plaza y Janés

''Si no podemos llorar por la política, lloremos por el amor y el desamor''

La autora narra los días finales de una mujer contagiada de sida por su marido

Urgen políticas preventivas eficaces para impedir que esa tragedia crezca: Volkow

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Denunciar el dolor y aproximarse a éste nunca pasará de moda. Cuando los números, las estadísticas, las palabras nos salen sobrando; cuando no somos capaces de acercarnos al otro, a la otra, para sentirnos y conmovernos, entonces lo que tenemos que hacer es morderle el corazón, tocar el corazón del otro o la otra, no solamente en el tema del VIH-sida, sino en el del amor, del erotismo, de la justicia, dijo la periodista Lydia Cacho durante la presentación de su novela Muérdele el corazón.

En este libro, publicado por Plaza y Janés, Cacho narra el final de la vida de una mujer contagiada por su marido y a quien se le diagnostica sida. Este tema fue el que abordaron los especialistas Alejandro Brito, director de Letra S, suplemento de La Jornada; la doctora Patricia Volkow, y la escritora Mónica Lavín, quienes resaltaron la necesidad de que en México, y en general en el mundo, se promuevan campañas de prevención efectivas y se ponga énfasis en uno de los grupos de mayor vulnerabilidad: las amas de casa.

Canto a la vida

En su novela, señala Lydia Cacho, ''la periodista que yo soy está de metiche en la novelista que quiero ser, entonces una parte de la novela acaba siendo una observación casi sociológica de la realidad que viven, o que vivimos, los hombres y las mujeres en este país", dijo la, autora de Los demonios del Edén que denuncia la red de pederastia y poder en México.

''No intento hacer un manifiesto feminista de esta novela. Lo que quise hacer y siento que lo logré es un canto a la vida, una historia de amistad, de la capacidad que tiene el amor para transformar nuestras propias vidas y lo que esto puede hacer en las de los otros. Si lloran al leerla, qué bueno, nos hace mucha falta llorar en este país. Si no podemos llorar por la política, lloremos por el amor y el desamor."

Educación familiar que desarma: Brito

Alejandro Brito subrayó que esta ficción está formada por la historia de muchas mujeres que viven con el VIH-sida, y muestra cómo ''la manera en la que han sido educadas en sus familias las desarma contra la epidemia".

Brito destacó que tampoco se trata de buscar culpables, ''sino de entender los factores sociales y culturales que imponen a mujeres y hombres los riesgos de infecciones por VIH; inclusive me atrevo a decir que estos condicionamientos de género vuelven más indefensos a los hombres frente a las epidemias", y deploró que en esta época las personas sigan muriendo de sida, cuando los medicamentos han demostrado efectividad.

Asimismo, Patricia Volkow afirmó que se trata de un libro ''de género en toda su extensión. A lo largo de la historia la autora plasma el sentimiento, los valores, la entrega, la rabia, la angustia de las mujeres", así como la solidaridad entre ellas, el maltrato y rechazo cotidiano en los centros de salud, y el hecho de que cada vez son más las que resultan afectadas por la enfermedad. Confió en que la novela ''contribuirá a crear conciencia y solidaridad, porque hoy son muchas y muchos los que requieren de nuestra solidaridad y de claridad para impulsar políticas preventivas eficaces para impedir que esta tragedia crezca".

La escritora Mónica Lavín se refirió al quehacer de de Lydia Cacho como periodista y activista social.

''En esta incursión en la narrativa se intuye el ejercicio de la periodista que ha dedicado su tiempo a recoger testimonios, a escuchar, entender (...)

''La periodista se hace a un lado para que sea el antiguo arte de los contadores de historias el que nos envuelva para sobrevivir al desatino y al dolor."