Primer día de Calderón como presidente electo
Platica en Los Pinos y vuela por la constancia
Recorre con Vicente Fox el Paseo de la Democracia
Un día después de ser declarado presidente electo, y aún sin deponer el que parece será su taciturno gesto, apenas con esporádicas sonrisas, Felipe Calderón Hinojosa desahogó una apretada agenda, un poco más convencido de que podrá llegar a Los Pinos. Presto, puso en práctica las artes de elogiar sin conceder, de responder sin comprometerse y de hacer evanescentes algunas promesas surgidas al calor de la campaña.
Eso sí, cada vez se ve más a gusto detrás de las vallas metálicas que ahora el Estado Mayor Presidencial (EMP) coloca inclusive para avisar que "ahí viene".
De entrada, y sin ningún atisbo de que podría hacer víctima a la todavía familia presidencial de un golpe de timón como método para legitimarse, según se ha dicho y escrito, ahí junto a él, en Los Pinos, Calderón Hinojosa apenas esbozó un tenue reconocimiento a Vicente Fox.
Ha puesto las bases, concedió Calderón, que permitirán avanzar mucho más rápido, con mayor seguridad y claridad en los objetivos de hacer de México un gran país.
Dijo que aprecia la amistad del mandatario y agradeció su felicitación. De los jóvenes Bribiesca Sahagún, señaló que será "absolutamente respetuoso" de lo que la ley y las autoridades dispongan.
Más tarde, encaró la pregunta sobre qué diría a la gente que inclusive ha llorado de ira, persuadida de que se cometió un fraude electoral, y se le pidió opinión acerca del anunciado boicot del PRD a su toma de posesión, Calderón sólo alcanzó a desear, para los primeros, que sus líderes "actúen con responsabilidad".
Y a los legisladores de los partidos que integraron la coalición les mandó decir que él será Presidente de 2006 a 2012, y se mostró confiado de que "estarán, desde luego, a la altura" del reclamo nacional.
En el olvido, el gobierno de coalición
Vino luego la consabida interrogante sobre el gabinete que lo acompañaría en Los Pinos. No ha tomado decisiones al respecto, admitió como quien deshoja la margarita, y tampoco sabe si incorporará a priístas o de otros partidos políticos, según resulte de sus negociaciones con éstos. Las que se den, claro.
Sin embargo, y no obstante que ayer le recordaron que más de 26 millones de mexicanos no sufragaron por él, Calderón no parece tener registrada ya su oferta de junio, cuando dijo estar dispuesto a formar un gobierno de coalición "con tal de que llegue esa bendita hora donde los mexicanos nos pongamos de acuerdo". Esa, ayer, era otra historia.
Y tan lo era, que no queda más que preguntarse si el difícil trance de cumplir con la petición de los fotógrafos de posar prodigándose saludos y parabienes que encaró con Vicente Fox, ¿se debería a que el mandatario le dio la "primera sorpresa" de lo que le espera con el presupuesto?
El propio Presidente lanzó esa expresión como anatema, también en junio, una semana antes de las elecciones. En Villahermosa, Tabasco, dijo que al ser tantos los gastos irreductibles en el presupuesto, "uno termina casi viendo con lupa lo que le sobra para tomar decisiones".
Aquella vez, Fox definió como "trancazos" los "gastos irreductibles" del presupuesto, entre los cuales figuran los salarios del magisterio, de la burocracia y los de la Comisión Federal de Electricidad y el presupuesto para Pemex, hasta llegar a -"¡bolas, otro trancazo"!, el del rescate bancario, dijo.
Entonces, a la insuperable expresión de aturdimiento que mantiene Calderón Hinojosa desde el martes, seguramente se sumó otro motivo para permanecer así, al enterarse quizá de esa nueva "sorpresa" transmitida por Fox en los 40 minutos de conversación en el despacho presidencial. A saber.
Fox regresó de gira por el estado de México poco antes de la cita. Se encontró con su visitante y recorrieron a solas el Paseo de la Democracia en los jardines de la residencia presidencial y así, solos, charlaron largo.
Antes de aparecer ante los medios de comunicación, se pudo ver que era Fox quien más hablaba, gesticulaba, movía las manos. Y frente a las cámaras, su comportamiento fue un acordado acto de formalidad más bien anticlimático. Después, el personal que trabaja en Los Pinos -giras, agenda, secretaría particular, políticas públicas, innovación gubernamental, etcétera- le brindó a Felipe un largo aplauso que sólo pudo ser escuchado desde la escalinata de la residencia Miguel Alemán. Seguro pensarán que ya pasó todo.
Por la tarde, en un restaurante de la tercera sección de Chapultepec, Calderón Hinojosa comió en privado con el grupo religioso-empresarial-periodístico llamado Por México, que, pese a tan heterogénea composición, se declara "apolítico".
Una hora después del arribo de su marido, quizá porque habían sido sólo convocadas para el café, llegaron Margarita Zavala y la hermana del propio Felipe, Luisa María Calderón.
Salió de ahí invitando a los reporteros que aguardaban: "¡vámonos al tribunal!" Se marchó entre vallas, para luego volar hasta el sur de la ciudad de México donde, nuevamente entre vallas, llegó a recoger su constancia como presidente electo.
Porque al final, como bien lo sabe el iniciador de tan generalizada práctica de seguridad, Vicente Fox, detrás de las vallas siempre quedan los otros, "independientemente de por quiénes hayan votado o no las personas".