Israel no puede pedirnos el desarme de la milicia: jefe de la fuerza interina de la ONU
Destina Hezbollah 180 mdd para la reconstrucción de Líbano
Unas 15 mil familias que perdieron su casa han recibido compensaciones por 12 mil dólares
Ampliar la imagen Miembros de Hezbollah comenzaron el pago de compensaciones a libaneses que perdieron propiedades por los ataques israelíes. La imagen, en una escuela de Bourj al Baranjeh, en Beirut, el pasado fin de semana Foto: Ap
Zibqin, Sur de Líbano, 23 de agosto. Hezbollah le ha robado protagonismo tanto a la Organización de Naciones Unidas como al gobierno libanés al dedicar cientos de millones de dólares -provenientes casi seguramente de Irán- a aliviar la devastación en el sur de Líbano y en los suburbios destruidos del sur de Beirut. Este masivo esfuerzo por la reconstrucción es sin costo para los miles de libaneses cuyos hogares fueron destruidos o dañados por el feroz asalto de cinco semanas sobre su país. Con esto, la guerilla se ha ganado la lealtad de hasta los más escépticos miembros de la comunidad chiíta en Líbano.
Hezbollah ha dejado claro que no tiene intención alguna de desarmarse como prevé la resolución de cese el fuego 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y la tarde de este miércoles el general Alain Pellegrini, comandante de la fuerza interina de la ONU para el sur de Líbano -en la cual confían estadunidenses y británicos para retirar las armas de la guerrilla- personalmente me confirmó en su cuartel en Naqoura que "los israelíes no pueden pedirnos que desarmemos a Hezbollah". Añadió que el actual cese del fuego es "muy frágil" y "muy peligroso"; y que desarmar a Hezbollah "no es algo que esté escrito en nuestro mandato".
Por ahora -en ausencia total de la fuerza militar de 8 mil hombres que tenía la intención de unirse a la FINUL con un supuesto "robusto" mandato-, Hezbollah ya ha ganado la guerra por las "mentes y corazones". La mayoría de los hogares en el sur ha recibido, o está recibiendo, una compensación inicial equivalente a 12 mil dólares, ya sea para nuevos muebles o para cubrir la renta de la familia mientras las brigadas de construcción de Hezbollah se ocupan de reconstruir sus casas. El dinero se está pagando en efectivo, casi siempre en billetes nuevos de 100 dólares, y es repartido entre unas 15 mil familias en Líbano cuyas propiedades fueron despedazadas por los israelíes. Hasta el momento la cuenta asciende a 180 millones de dólares, pero será mucho más una vez que la reconstrucción y otras compensaciones sean pagadas.
En los 20 kilómetros cuadrados de los suburbios del sur de Beirut que quedaron destruidos o seriamente dañados en los 35 días de bombardeos israelíes, 500 mil residentes, casi todos chiítas, perdieron sus hogares, pero el dinero está llegando a raudales. Por ejemplo, un chiíta llamado Hussein Selim, que era dueño de cuatro pisos en un bloque de departamentos ya ha recibido 42 mil dólares en efectivo como compensación por sus muebles y demás pertenencias. Además, Hezbollah ha prometido reconstruir toda esa área municipal con sus propios fondos, o más probablemente, los de Irán.
Un lado de dicha promesa que resulta aterrador para aquellos que creen en el cese el fuego de la ONU es que Hezbollah ha alentado a la población chiíta a rentar hogares en Khalde, en el sur de Beirut, pues el grupo armado pretende retrasar por un año el proyecto de reconstrucción de la ciudad debido a su convicción de que la tregua fracasará y que habrá otra guerra entre Israel y Hezbollah que destruiría los hogares recién construidos.
A todo lo largo y ancho de la devastación en el sur de Líbano, Hezbollah ha visitado a cientos de miles de familias chiítas pidiéndoles detalles sobre sus pérdidas. En algunas ocasiones, funcionarios del gobierno libanés, de los que desconfía buena parte de la población local, también han hecho recuentos de los costos de compensación, pero lo único que han hecho las autoridades en la región, hasta ahora, es comenzar a reparar las redes de suministro de agua y electricidad.
Encontré excavadoras y camiones de la empresa de Hezbollah, Jihad al Bena, levantando escombros de las calles de una aldea y derribando lo que quedaba de las casas destruidas. "Estamos haciendo esto sin pedir nada a cambio, pero sabemos que nos van a pagar porque confiamos en el jeque Hassan", me dijo el jefe de un equipo de construcción. Sayed Hassan Nasrallah, el líder de Hezbollah, ha prometido indemnizar a todos los sobrevivientes. Al conducir cientos de kilómetros por el sur del país, la inmensidad de la labor de Hezbollah -y el fracaso del gobierno libanés- es evidente. Mirando a través de las colinas pedregosas y los campos verdes del sur de Líbano, las aldeas de las montañas parecieran intactas bajo el caliente sol de agosto. Pero cuando uno se acerca nota los manchones de ceniza en las colinas y enormes áreas grises de escombros, de lo que alguna vez fueron hogares. De algunas aldeas como Bint Jbeil y Zibqin, por ejemplo, la mitad quedó destruida.
Dañan mezquita de mil años de antigüedad
En Zibqin hay una ruina especialmente significativa: los restos bombardeados de una diminuta mezquita de más de mil años de antigüedad que contiene, según creen los libaneses, el cuerpo de Zein Ali Yaqin, hijo del profeta Yacoub -o Jacobo, según la fe judía- quien es también el nieto del profeta Ibrahim, o Abraham.
Dos de los hijos de Abraham -Yacoub e Ismail (o Ishmael)- son los que definen la ruptura entre el islamismo y el judaísmo, pues el primero creyó que Dios le dijo a Abraham que sacrificara a Ismail, mientras que el segundo afirmaba que era Yacoub/Jacob, quien debía ser sacrificado.
Zein Ali Yaqin, que era santo más que profeta, goza por lo tanto de un linaje judío precioso, y sin embargo, el féretro que contiene sus restos mortales se deslizó por el piso de piedra del templo debido a las bombas israelíes que caían afuera.
Los explosivos causaron también que la vieja fachada se derrumbara y que cientos de trozos de roca que formaban una pared original de la mezquita de domo verde cayeran por la pendiente de la colina, además de que las paredes interiores se cuartearon y sus pedruscos se precipitaron como en cascada sobre la tela que cubría la tumba.
"Los israelíes le hicieron esto a uno de los suyos", dice Hussein Barakat caminando con dificultad con su bastón. Barakat tiene 69 años y es el único habitante que queda en Zibqin, pues el resto huyó de los bombardeos israelíes. Tiene herido un dedo y quedó medio sordo por el ruido de las explosiones.
Continúa la recuperación de cadáveres
Esta semana continuó la recuperación de cuerpos de civiles y de combatientes de Hezbollah de entre los escombros en el sur de Líbano. Se descubrió, por ejemplo, que cuatro hermanos, todos miembros de Hezbollah, murieron juntos bajo el fuego israelí al este de la ciudad de Khiam. Algunas familias todavía buscan a sus familiares.
En Siddiqin, al este de Qana, conocí a un comerciante que llevaba horas tratando de encontrar las ruinas de sus dos tiendas, que al parecer fueron hechas polvo por los bombardeos aéreos. Pero él también creía que el "jeque Hassan" reconstruirá su casa. A algunos kilómetros de ahí encontré a una mujer de 65 años encaramada como un gato sobre el techo aplastado de lo que fue su casa, en busca del oro de su familia en los intersticios que quedaron entre el concreto.
Son los trabajadores del ejército de Hezbollah a quienes se les ha pedido que reconstruyan estas aldeas y, un año después, el centro de Beirut. Los aparatos político y económico de la guerrilla, que son tan poderosos y disciplinados como su milicia, contratarán a decenas de miles de hombres para reconstruir lo que será una virtual ciudad dentro de Beirut y devolverán al hoy devastado sur de Líbano las aldeas agrícolas y de cultivo de tabaco que existían hace dos meses.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca