El canoísta mexicano fue recibido con vítores en el aeropuerto de la ciudad de México
Demostré que podemos tener campeones mundiales: Cristóbal
Lloré de emoción cuando mi ídolo, el alemán Andreas Tittmer, me felicitó, confesó el michoacano
Expresó su apoyo a la causa de López Obrador
Pide que se abra una escuela de canotaje
Ampliar la imagen José Everardo Cristóbal, primer mexicano en ganar medalla de oro en un mundial de canotaje, recibió apoteósica recepción en el aeropuerto capitalino Foto: Roberto García
"Mi triunfo es ciento por ciento mexicano", expresó con orgullo el canoísta michoacano José Everardo Cristóbal Quirino, a su llegada al aeropuerto capitalino, donde fue recibido entre porras, pancartas, fotografías y la algarabía de sus compañeros juveniles que dieron la bienvenida al campeón mundial, quien sorprendió a los europeos en Hungría.
Cargado a hombros, al estilo del torero triunfador, el canoísta, a quien apodan El Mudo, apenas podía hablar por la emoción que le produjo el ruidoso recibimiento, además del numeroso grupo de reporteros y fotógrafos que prácticamente lo arrinconaron en la sala de llegadas internacionales.
De 1.69 metros de estatura, piel morena, ojos café claro y con el cabello aún con las huellas del teñido rojo que lució en los pasados Juegos Centroamericanos de Colombia, donde también se coronó en canoa individual, el competidor recordó los momentos cuando sus rivales europeos lo felicitaron por la hazaña lograda.
"Me dio mucho gusto competir al lado de mi ídolo, el alemán Andreas Tittmer, quien era el favorito, y me dio mucho gusto haberle ganado. En el podio me felicitó y me dio un abrazo. Lloré de la emoción", recordó José Everardo.
Para lograr esta proeza, debió renunciar a su estudios de secundaria para dedicarse por completo al canotaje, donde fue detectado en la Olimpiada Nacional de 2002.
Al preguntarle si el físico de los europeos es un factor determinante para lograr un título olímpico o mundial, el purépecha de 20 años iluminó su rostro con una sonrisa y con serenidad dijo: "Sí, cuenta mucho, pero depende de la preparación de cada uno. Ahora me tocó a mí y demostré que México puede tener campeones mundiales".
El monarca del orbe no ocultó la cuna humilde de donde proviene. Segundo hijo de tres, sus padres, Everardo, pescador de oficio, y su madre, Rosa, ama casa, desde niño por necesidad debió aprender a dominar la canoa por vivir en la isla Uranden, desde la que navegaba todos los días mil metros de ida y vuelta para ir a la escuela a Pátzcuaro y ayudar a su progenitor en la pesca.
Escuela de canotaje
Con semblante serio, platicó que debido a su compromiso deportivo no pudo emitir su voto, pero ahora, junto con su familia que es perredista, se declara solidario con la causa del candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, a quien le pide, de llegar a ocupar la máxima investidura nacional, que construya una escuela de canotaje en Michoacán.
Entonces se escuchó el coro "voto por voto", "casilla por casilla", de la gente alrededor.
Sin poder controlar su temblorosa boca, el destacado competidor sabe que ahora tendrá mayor compromiso porque todos estarán pendientes de lo que haga, pues esta histórica victoria la redituará mejores apoyos en el fideicomiso Compromiso Integral de México con sus Atletas, que aumentará su beca de 10 a 25 mil pesos mensuales.
Está consciente de que todavía debe mejorar su técnica y entrenar el doble en las concentraciones que habitualmente realiza en la pista de Cuemanco y en Europa, específicamente en Rumania, ya que el próximo año deberá defender la corona en el justa mundialista de Alemania, clasificatoria a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
El michoacano no debe olvidar su preparación, ya que tiene en puerta el Panamericano de la especialidad, en septiembre próximo, selectivo para la cita continental de Río de Janeiro 2007.
Quien estaba feliz era su entrenador, Antonio Romero, igualmente medallista mundial de bronce y finalista olímpico en Sydney 2000, quien no descarta ver a su pupilo en la final en Pekín.