Embosca Hezbollah a un comando israelí que pretendía asesinar a líder chiíta
Israel rompe por segunda ocasión el cese del fuego ordenado por la ONU
Fuerzas de Tel Aviv irrumpen en valle de Bekaa para "impedir el paso de armas"; cuatro muertos
Reclama Kofi Annan al primer ministro Ehud Olmert por la violación de la tregua en Líbano
Ampliar la imagen Niños libaneses caminan en Deirkanoonannahar por las ruinas de un edificio destruido por la aviación israelí
Beirut, 19 de agosto. Israel rompió hoy por segunda ocasión la tregua iniciada el lunes pasado con la ejecución de una ofensiva en una región habitada por musulmanes chiítas en el este de Líbano, que desató un enfrentamiento en el valle de Bekaa, con saldo de tres guerrilleros chiítas libaneses y un soldado israelí muertos.
Un comando israelí fue emboscado por combatientes de Resistencia Islámica (brazo armado de Hezbollah) cuando intentaban llegar al pueblo de Budai, donde se ubica el complejo de edificios en que reside el jeque Mohammed Yazbek, tesorero del movimiento.
Según versión del ejército de Tel Aviv, dos helicópteros transportaron en la madrugada de hoy, hasta lo alto del monte Líbano, dos vehículos tipo Hummer, que luego se dirigieron al pueblo de Budai, a 15 kilómetros de Balbek.
Cazabombarderos de las fuerzas israelíes sobrevolaron la zona y dispararon contra presuntas posiciones de la guerrilla chiíta, mientras que los helicópteros acompañaban el paso de los vehículos con fuego de metralla.
La operación, que también contó con el apoyo de aviones sin piloto, se desarrolló entre las 4 y las 5 de la madrugada, un día después de que la aviación de Israel había disparado proyectiles contra la localidad de Yamune, que también se encuentra en el valle de Bekaa, considerado un bastión del movimiento chiíta.
La emboscada ocurrió en las proximidades de Budai y desató un tiroteo que obligó a los combatientes a retirarse de la zona, protegidos por la aviación israelí, según reportes difundidos por la televisión libanesa.
Tel Aviv, que en un principio intentó negar los hechos denunciados en Líbano, reconoció las acciones, pero las justificó con el argumento de que tenía el objetivo de interrumpir la "entrega de municiones" a los combatientes de Resistencia Islámica provenientes de Siria e Irán.
Tras conocer la versión israelí, el enviado de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a Líbano, Terje Roed-Larsen, dijo que si es posible comprobar que el grupo guerrillero contrabandeaba armas durante esa la madrugada, habría quebrantado la resolución 1701 del Consejo de Seguridad, aprobada el 11 de agosto, en la cual se ordenó un cese del fuego.
Sin embargo, el primer ministro libanés, Fouad Siniora, dijo que la operación israelí "es una cruda violación del cese de las hostilidades declarado por el Consejo de Seguridad".
Siniora se comunicó con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, para protestar por "la persistencia de las violaciones israelíes del espacio aéreo libanés, en particular los ataques ficticios en la región de Balbek".
Más tarde, desde Nueva York, Annan dijo en un comunicado que el ataque israelí violó la tregua y que el hecho lo dejó "profundamente preocupado".
"Todas estas violaciones de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad hacen peligrar la frágil calma que ha sido alcanzada luego de muchas negociaciones y minan la autoridad del gobierno de Líbano", agregó el comunicado.
Annan llamó por teléfono al primer ministro de Israel, Ehud Olmert, para reclamarle por las acciones israelíes. Este respondió que la operación tenía como objetivo impedir el suministro de armas a Hezbollah y no constituía ante los ojos de Tel Aviv una violación de la resolución 1701.
El gobierno de Estados Unidos defendió de su lado la incursión, al señalar que "Israel se reserva el derecho a actuar para reforzar el espíritu de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad, que pide un embargo total de las armas internacionales que tiene Hezbollah", declaró un funcionario.
La operación israelí en Bekaa coincidió con las movilizaciones del ejército libanés hacia el sur, cuyo objetivo es afianzar el control sobre la frontera, donde por primera vez en 40 años volvió el jueves pasado a establecer sus tropas.
Fuentes gubernamentales dijeron hoy que además del despliegue en los límites con Israel, las fuerzas armadas libanesas han reforzado sus posiciones en la frontera con Siria, que rodea a Líbano por el este y el norte, con el fin de impedir el trasiego de armas y cumplir así con otra de las órdenes establecidas en la resolución 1701.
En reacción a la incursión en el valle de Bekaa, el ministro de Defensa, Elías Murr, advirtió que si Israel lleva a cabo más operaciones en Líbano, pedirá que se reconsidere la decisión de desplegar tropas en el sur de la nación.
El gobierno libanés aprobó el fin de semana pasado apoyar con 15 mil soldados a la fuerza militar que la ONU aprobó enviar al sur de Líbano, para sumar un total de 30 mil efectivos.
"Necesitamos un periodo de tres a cuatro meses entre el despliegue del ejército, la llegada de las fuerzas internacionales de la ONU y el arribo de armas sofisticadas, para crear una zona segura para la población y para defender el sur de Líbano", dijo Murr.
Llegan los primeros cascos azules
Este sábado llegaron a Líbano los primeros cascos azules de un total de 3 mil 500 que deben instalarse en la frontera con Israel, antes de que concluya agosto.
Medio centenar de ingenieros militares franceses arribaron a la base principal de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL) en Naqura, ubicada en la costa del mar Mediterráneo. Francia ha comprometido hasta ahora el envío de 200 militares.
De acuerdo con un despacho de Reuters, los guerrilleros chiítas de Hezbollah han abandonado lentamente sus puestos en el sur de Líbano, pero sin dejar las armas.
Hezbollah, que este sábado informó que 54 de sus combatientes fueron sepultados, dijo que perdió un total de 74 hombres durante la invasión israelí, y que la organización chiíta aliada Amal perdió a otros 17.
A su vez, el Frente Popular de Liberación Palestina (Mando General) informó que dos de sus militantes murieron durante la escalada militar israelí.
El Consejo Superior de Ayuda Humanitaria informó hoy que la ofensiva israelí dejó en 34 días un total de mil 287 muertos, de los cuales mil 140 eran civiles, cifra que no incluye los cadáveres que se encuentran aún bajo los escombros de viviendas y que todavía están siendo rescatados.
La policía libanesa informó que una persona murió y otra resultó herida este sábado, cuando explotó una bomba de racimo -de lento estallido- arrojada por las fuerzas armadas israelíes al jardín de una casa en el puerto de Tiro.
Con este hecho, aumentó a siete el número de civiles muertos desde que se implantó la tregua.
Unidades del ejército libanés y expertos antiminas de la ONU empezaron a desactivar artefactos explosivos, bombas de fragmentación y misiles sin estallar, en distintos puntos del país.
Las fuerzas israelíes lanzaron un promedio diario de 5 mil municiones en las primeras cuatro semanas de la escalada militar y hasta 6 mil en los últimos siete días, es decir, según el portavoz del Centro de Coordinación de la Acción Antiminas de la ONU en Tiro, Dayla Farran, "pensamos que 10 por ciento no estallaron al caer".