Cuando me veían competir no creían que era mexicana, sino rusa, comentó
Quiero abrir camino y dejar huella en la gimnasia: Cinthya Valdez
Ser la mejor, responsabilidad muy grande que motiva para seguir adelante, consideró
El próximo año buscará la clasificación a Pekín 2008 en el Mundial de Atenas
Ampliar la imagen No sólo la belleza de Cinthya Valdez cautiva, sino el anhelo enorme de ser la mejor en gimnasia rítmica Foto: María Luisa Severiano
Sabedora de las cualidades que posee en cada una de las rutinas que hábilmente maneja con el listón, aro, pelota, cuerda y clavas, la belleza física de Cinthya Yasmín Valdez Pérez se impone por sobre todas las cosas, al grado que decían que no era mexicana, porque la primera vez que la vieron competir pensaron que era rusa.
"Cuando la gente me veía no creían que era mexicana. Ni soy más ni soy menos. ¿Kurnikova y Sharapova? No tengo nada que envidiarles; de donde vengo hay niñas más bonitas que yo y mejores que ellas. Yo soy de los Altos de Jalisco. Quiero abrir el camino para dejar huella en la gimnasia rítmica'', asienta Cinthya, quien cautivó a los colombianos que la bautizaron como la reina de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, por las seis medallas de oro que ganó en Cartagena.
Próxima a cumplir la mayoría de edad, con 12 años dedicados por completo al deporte, la gimnasta, de 1.71 metros de altura y 54 kilogramos de peso, confiesa que varias veces la han invitado a entrenar y quedarse en Rusia con las campeonas olímpicas y mundiales, pero ella no ha querido, porque tomó la determinación de que para ser cada vez mejor hay que prepararse en casa con lo que se cuenta y tener el fogueo necesario para plantarse bien en un escenario.
La mayor parte del tiempo se la pasa compitiendo en los Grand Prix europeos, donde actualmente se ubica entre las ocho mejores del mundo, y no descarta que en un futuro esté en el podio para ser la primera mexicana que logre dicha hazaña.
Vive en la Villa de Tlalpan
Desde hace dos años Cinthya dejó los estudios, y hace 12 meses decidió vivir en la Villa de Tlalpan de la Conade. Todo lo tiene a su alcance a unos cuantos pasos. De su dormitorio baja al gimnasio para entrenar 10 horas en doble sesión y pasa al comedor. La misma rutina se repite todos los días, salvo el domingo que se dedica a pasear, escuchar música, ir al cine o de compras.
Sin gramo de maquillaje, el cual ni lo necesita, pero que debe hacerlo "con exageración para resaltar ojos, boca y mejillas'' cada vez que está en competencia, Cinthya confiesa que en sus inicios, cuando fue descubierta en Guadalajara por la entrenadora y juez internacional Mónica Guzmán, sabía que era la oportunidad que ella esperaba para comenzar a destacar en la Olimpiada Nacional.
Sus padres, Armando Valdez Quesada y Elvia Pérez Gómez, son comerciantes, y durante el tiempo que estuvo con ellos siempre la apoyaron para contratar a sus entrenadoras, la mayoría extranjeras, costearle sus trajes y viajes, pero llegó el momento en que no pudieron más y "hasta pensé en retirarme''.
El entorno cambió cuando la jalisciense ganó sus primeras medallas centroamericanas en El Salvador 2002; fueron cinco de oro y una plata, además de sus participaciones en Copas del Mundo, con un séptimo lugar en cuerda, y dos octavos sitios en pelota y clavas, así como un vigésimo noveno peldaño en el Campeonato Mundial de Azerbaiyán 2005.
Por el boleto a Pekín
Durante ese proceso también conquistó tres preseas doradas y dos platas en los Campeonatos Panamericanos de Mayores en Brasil 2005, por lo que desde ahora está empeñada en que 2007 será un año decisivo para ella, porque desea ganar el título en la justa continental de Río de Janeiro y clasificarse en el Mundial de Atenas a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, donde debe quedar entre las 20 primeras.
Con los hombros cubiertos de pecas, Cinthya Valdez se muestra orgullosa de ser la primera mexicana de su especialidad que ha logrado colocarse entre las mejores del orbe, y gracias a sus resultados tiene el apoyo del Compromiso Integral de México con sus Atletas (CIMA), que le da todo y contrató a la entrenadora bielorrusa Natalia Raskina, quien tiene como antecedente haber llevado a su hija obtener la medalla olímpica de plata en Sydney 2000, y actualmente trabaja en el Cirque du Soleil.
Aunque el idioma no ha sido ningún problema porque Mónica es la traductora, la gimnasta manifiesta que otro factor fundamental en su deporte, además de la belleza, la elegancia y el porte, también cuenta mucho la vestimenta.
Ella tiene seis leotardos, todos confeccionados en Rusia, cuyo valor es de 500 dólares cada uno. Para la justa colombiana se mandó hacer uno completo y llamativo para darle un poco más de coquetería, valuado en 650 dólares.
"Es un deporte bello y bonito que uno debe representarlo muy bien. Es de mucha disciplina. Hasta la sonrisa tenemos que dominar, debemos entrenar disfrutando para que todo salga natural. Soy la que más sonríe, pero siempre lo hago con gusto'', añade la gimnasta con dulce voz.
-¿No te aburres a pesar de tu juventud?
-A veces sí es pesado y llega un momento en que piensa en no seguir más. Por tantas horas, porque te regañan, porque no estás con tu familia, porque no comes esto, no debes salir.
"Pero pones en una balanza todo el sacrificio y piensas que lo que haces es muy bonito, las medallas, escuchar el Himno Nacional, el aplauso de la gente, todo me hace valorar lo que quiero y me impulsa seguir adelante''.
A la multimedallista le han ofrecido trabajo como modelo, pero se ha negado, porque en este momento su prioridad es el deporte y no quiere distracciones, al grado que confiesa "no he tenido novio'', pero sabe que le sobran admiradores.
-¿Qué implica ser la mejor deportista del momento?
-Es una responsabilidad muy grande de dar más, de no estancarte y echarle ganas. Siento que soy como un ídolo para muchas niñas y no hay que defraudarlas. Tantos logros te animan a salir adelante. "Somos pocas mujeres las que destacamos en el deporte, como Soraya Jiménez, Ana Guevara, Belem Guerrero, Iridia Salazar, que son medallistas olímpicas, y la gimnasia rítmica requiere de mucho apoyo porque hay gente que no tiene el dinero suficiente o los papás no los pueden llevar a los gimnasios, ahí es donde se pierden los talentos.
"Gracias a Dios mis padres pudieron sacarme adelante con algunos apoyos, y ya que destaqué comenzaron ayudarme (las autoridades), pero al principio fue difícil; por eso siento que no hay muchos deportistas'', refiere Cinthya, mientras se despide para pasar a terapia y seguir sus entrenamientos para la temporada europea que comienza en septiembre con el Gran Prix de Portugal.