El texto será presentado hoy en la librería Rosario Castellanos del FCE
El libro negro de los colores critica la prominencia que da la sociedad a la vista
Debemos luchar por recuperar la riqueza sensorial de las personas, afirma la autora
Tal es el nivel de saturación visual al que estamos sometidos en la dinámica contemporánea que prácticamente hemos perdido la capacidad de saber ver. Esto nos ha convertido en seres cada vez más superficiales.
Fue a partir de esa convicción que la escritora e ilustradora de literatura infantil Menena Cottin se detuvo a reflexionar cómo será entonces la realidad de las personas invidentes y su relación con el entorno.
Así se desprendió de su imaginación una linda historia, incluso poética, de un par de niños en la que uno de ellos se ve maravillado por la forma en que su amiguito invidente es capaz de apropiarse del mundo y entenderlo sin la ayuda de la vista.
Dicha historia dio pie a El libro negro de los colores, en el que la autora venezolana desliza, "de manera subliminal", una crítica a la forma como las sociedades contemporáneas privilegian sólo el aspecto visual y relegan la gran riqueza que aporta el resto de los sentidos.
Lo único que se ha provocado con esa dinámica, sostiene, es empobrecer la capacidad de la personas de hacerse de más conocimientos y sensaciones.
"La mayoría no nos damos cuenta de lo que pasa más allá de nuestras narices. No nos damos cuenta que la realidad es mucho más de lo que vemos", señala.
"La vista, sin duda, es un gran vehículo para conocer, relacionarnos y apropiarnos de nuestra realidad, pero no es el único. Debemos luchar por recuperar la gran riqueza sensorial de la persona. El aspecto meramente visual nos hace superficiales."
Entrevistada, Cottin explica que, contrario a lo que pareciera en primera instancia, su libro no está dirigido a invidentes, sino a personas con la capacidad de ver. "El objetivo es -aclara- que el lector se detenga un momento y pueda imaginar cómo es ese mundo (de la ceguera), cómo es que en él hay también cosas muy bellas".
Y subraya que uno de los aspectos más sorprendentes, y que se destaca en el volumen, es la capacidad de las personas invidentes para entender conceptos tan abstractos como los colores.
"Como sea el tacto puede ayudar a una persona ciega a imaginar un objeto, pero cómo puede imaginar el estimulo del color, que es estrictamente visual. Para ello se vale de asociaciones sea con olores, sabores o incluso sensaciones."
Es precisamente ése el eje en torno del cual gira la historia de Tomás, el niño invidente de El libro negro de los colores, que, dicho sea de paso, parece más arte objeto que libro.
Realizado por Ediciones Tecolote, está hecho totalmente en color negro, cuenta con texto en alfabeto braille e ilustraciones, ambos aspectos en relieves, también oscuros, que permiten ejercitar el sentido del tacto. Lo único en otro color es la versión de la historia en alfabeto común, que fue impresa en blanco.
La presentación de este singular volumen será hoy, a las 11 horas, en la Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica (Tamaulipas 202, colonia Condesa), con un sui generis programa que incluye juegos de estimulación para los sentidos, pláticas de experiencias a cargo de personas invidentes y la proyección de la película iraní El color del paraíso.