Usted está aquí: jueves 10 de agosto de 2006 Ciencias ¿Suena bien?

ENTORNO TECNOLOGICO

¿Suena bien?

ECONOMIST INTELLIGENCE UNIT

El versificador, máquina descrita en la novela 1984, de George Orwell, generaba música de manera automática para las masas infortunadas. La idea de retirar a los humanos del proceso creativo de hacer música, arte tan apto para agitar el alma, parecía una buena broma cuando el libro se publicó, en 1949. Pero hoy, programas de computadora que trabajan en un nuevo campo, llamado "inteligencia musical", desarrollan software capaz de predecir qué canciones se volverán éxitos. Esta tecnología, de sorprendente precisión, podría cambiar profundamente la forma en que se produce la música pop.

El software utiliza un proceso llamado "descircunvolución espectral" para aislar y analizar unos 30 parámetros que definen una pieza musical, como brillantez de sonido, octava, cadencia, gama de frecuencia, plenitud de sonido, progresión de cuerdas, timbre e "inclinación" (variaciones en timbre al principio y al final de la misma nota). "Las canciones se conforman a un número limitado de ecuaciones matemáticas", comenta Mike McCready, de Platinum Blue, compañía de inteligencia musical con sede en Nueva York, fundada por él en diciembre pasado. Platinum Blue ha compilado una base de datos de más de tres millones de arreglos musicales exitosos, con datos sobre su popularidad en diferentes mercados.

Para el oído humano, la música ha cambiado mucho en el curso de los años. Sin embargo, el software de inteligencia musical puede revelar impresionantes similitudes en los parámetros subyacentes en dos canciones de diferentes eras que aun para un oído adiestrado no parecen tener nada en común. Según el software de Platinum Blue, llamado Music Science, cierta cantidad de canciones de éxito de U2 tienen cercano parentesco con algunas composiciones de Beethoven. Si una canción escrita hoy tiene parámetros similares a los de cierto número de éxitos del pasado, también podría ser un éxito.

Carlos Quintero, productor y mezclador de Orixa Producciones, en Madrid, probó recientemente otro sistema de inteligencia musical llamado Hit Song Science (HSS). "Prácticamente me dejó pasmado", dice. La compañía productora de Quintero manda a evaluar las canciones más prometedoras que recibe en demos de aspirantes a músicos a Polyphonic HMI, empresa de Barcelona creadora de HSS y única competidora seria de Platinum Blue (ambas sólo realizan análisis, más que vender el software). Los resultados -consistentes en una gráfica, listas numéricas, comentarios generados por computadora y cambios sugeridos- ayudan a los gerentes de Orixa a decidir qué canciones producir. Luego, durante la grabación y la posproducción, Orixa usa el HSS para volver a analizar versiones sucesivas de cada pista con el fin de afinarlas.

La creencia en la inteligencia musical se extiende conforme Polyphonic HMI y Platinum Blue acumulan certeras predicciones de éxitos, entre ellos Candy shop, de 50 Cent; Be the girl, de Aslyn; Unwritten, de Natasha Bedingfield; She says, de Howie Day, y You're beautiful, de James Blunt. Sin embargo, los sellos que usan inteligencia musical por lo común prefieren no divulgarlo, así que son comunes los convenios que lo prohíben. "Nadie quiere que la gente piense que sus decisiones vienen de una máquina", dice Ric Wake, productor estadunidense de dos artistas ganadores del Grammy que emplea Music Science como cosa de rutina. Aun así, los nombres de muchos clientes han trascendido. Entre ellos figuran Capitol Records, Grupo Universal Music, Sony Music, EMI y Casablanca Records. A veces las disqueras ni siquiera les dicen a sus artistas establecidos cuando usan inteligencia musical para ayudarse a decidir cuáles sencillos promover.

Los ingresos de Polyphonic HMI rebasarán un millón de dólares este año, dos veces los de 2005. En marzo la empresa empezó a servir a la industria musical de India, luego de compilar una base de datos de la música pop de ese país. Platinum Blue se niega a revelar cifras, pero uno de sus gerentes, Tracie Reed (quien, como varios otros de esa firma, trabajó antes en Polyphonic HMI), dice que ahora los clientes llaman a la puerta, a diferencia de lo que ocurría hace no mucho tiempo, cuando "abrían tamaños ojos y decían: '¿está bromeando?'" El servicio es relativamente barato: una suscripción anual por un número ilimitado de análisis cuesta típicamente a una firma grabadora alrededor de 100 mil dólares. Y el servicio reduce la necesidad de costosa investigación telefónica, consistente en llamar a consumidores, tocar parte de una canción y compilar sus reacciones.

No sólo empresas grabadoras se interesan en inteligencia musical. El mercado se expande conforme los programadores de radiodifusoras adoptan la tecnología, a menudo para poner canciones matemáticamente similares con el fin de crear un mejor "flujo". Operadores de telefonía móvil como Vodafone y Orange la utilizan para desarrollar tonos. Hollywood Records, propiedad de Disney, la usa para componer pistas musicales de películas. McCready, de Platinum Blue, comenta que las agencias de publicidad por televisión han expresado interés en usarla para seleccionar jingles que sean estructuralmente similares a los de una campaña exitosa previa pero suenen nuevos a los consumidores.

También los abogados están interesados. Hillel Parness, especialista en violación de derechos de autor en el bufete Brown Raysman, de Nueva York, contactó a Platinum Blue para evaluar las aplicaciones jurídicas del software. Le gustaría utilizarlo en litigios por plagio como forma objetiva de alertar a los jueces, que a menudo tienen pocos conocimientos de música, sobre similitudes sospechosas entre dos piezas. El software podría también impulsar lucrativas demandas adicionales por violación de derechos. Utilizando una función conocida como "detección melódica", los sellos disqueros podrán pronto emplear la tecnología para encontrar canciones que pudieran ser plagios de otras de su catálogo.

Melodías desencadenadas

¿No existe el riesgo de que el uso de la tecnología en la selección musical promueva la uniformidad y coarte la creatividad? Más bien es probable que ocurra lo contrario. Las altas calificaciones obtenidas mediante inteligencia musical podrían ayudar a que sellos disqueros notoriamente adversos a los riesgos se convenzan de apoyar nuevos talentos. Veamos el caso de Frederic Monneron, editor de libros de tema ecuestre en Mesnil-Simon, poblado de 150 habitantes de la Baja Normandía, en Francia. Luego de una decepción amorosa, el guitarrista y pianista, de 43 años de edad, instaló un estudio musical hechizo en el que escribió y grabó 12 melosas y poco prometedoras baladas romántico-políticas. Por diversión contrató a Polyphonic HMI para que las analizara. Los resultados indicaron que las canciones tenían los ingredientes necesarios. En septiembre una disquera francesa comenzará a distribuir 200 mil copias del CD de Monneron, El pentágono de Fred, en Europa y Estados Unidos. A continuación vendrán dos videos musicales y una gira. "Es un cuento de hadas", asegura Monneron.

Así, cada día los avances en la digitalización musical y en el uso de software avanzado para el análisis y transcripción de contenidos musicales nos llevan al desarrollo de máquinas capaces de crear arte y un nuevo tipo de música, donde la inspiración vendrá de la sistematización, fruto de la identificación de patrones y armonías que hacen de las canciones algo exitoso, posibilitando una nueva convergencia entre el arte y la técnica para llevarnos a un nuevo estadio de la creación humana

Traducción: Jorge Anaya

 
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