Sin incidentes transcurre el primer día en la isla sin el líder cubano al mando
Fidel Castro afirma que su situación es "estable" y su ánimo "perfecto"
Agradece el presidente las muestras de simpatía expresadas en su país y en el extranjero
Ampliar la imagen Manifestación de apoyo al presidente Fidel Castro ayer en La Habana Foto: Ap
La Habana, 1º de agosto. A las 24 horas de haber delegado el ejercicio de sus cargos en su hermano menor, Raúl Castro, el presidente Fidel Castro informó que se encuentra en una "situación estable", pero que pasarán "muchos días" antes de que pueda haber "un veredicto" sobre su estado de salud.
La televisión local difundió esta tarde una declaración del mandatario, en la cual descartó la emisión de partes médicos frecuentes.
"En la situación específica de Cuba, debido a los planes del imperio (Estados Unidos), mi estado de salud se convierte en un secreto de Estado, que no puede estar divulgándose constantemente y los compatriotas deben comprender eso", explicó el líder cubano. "No puedo caer en el círculo vicioso de los parámetros de salud que, constantemente, a lo largo del día, se mueven".
En esa forma Castro ratificó una de las reglas no escritas del sistema político de la isla, que mantiene a la situación personal del presidente en estricta reserva. El mandatario facilitó un panorama sobre los rangos en los que se halla su salud, tras la crisis de hemorragia intestinal que lo llevó a la sala de operaciones, aunque aún no queda claro cuándo fue intervenido.
"Yo no puedo inventar noticias buenas porque no sería ético", indicó Castro en su mensaje. "Y si las noticias fueran malas, el único que va a sacar provecho es el enemigo".
"Puedo decir que es una situación estable, pero una evolución real del estado de salud necesita el transcurso del tiempo. Lo más que podría decir es que la situación se mantendrá estable durante muchos días antes de poder dar un veredicto".
Luego agradeció las muestras de simpatía de cubanos y extranjeros y aseguró que se encuentra "perfectamente bien" de ánimo.
"Lo importante es que en el país todo marcha y marchará perfectamente bien", agregó Castro. "El país está preparado para su defensa por las Fuerza Armadas Revolucionarias y el pueblo. Nuestros compatriotas lo conocerán todo a su debido tiempo, como pasó cuando mi caída. Hay que luchar y trabajar".
Con su "caída" Castro aludió al accidente del 20 de octubre de 2004, en la ciudad de Santa Clara, cuando sufrió fracturas en una rodilla y un hombro. En aquel momento él mismo emitió partes sucesivos de su estado, hasta que inició la convalecencia.
El jefe del Parlamento nacional, Ricardo Alarcón, dijo a la agencia Prensa Latina que el respaldo de ese cuerpo a las decisiones de Castro "será unánime y no sólo verbal". El líder cubano "peleará siempre hasta el último instante", comentó el presidente de la Asamblea Nacional, "pero ese último instante está bien lejos".
El quebranto de Castro tuvo una rápida reacción internacional. La televisión citó esta noche mensajes de simpatía de los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela; Evo Morales, de Bolivia, Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil; de los intelectuales brasileños Thiago de Melo y Oscar Niemeyer y de "cientos" de personas que se interesaron por el estado del líder cubano.
Cambio y normalidad en un día de verano
El primer día en el que Cuba vivió sin que Fidel Castro estuviera al mando del país en más de 47 años, transcurrió aquí con la normalidad de las vacaciones veraniegas: un intenso calor que pica desde las siete de la mañana, menos tránsito que el de la temporada escolar y una guardia policial callejera reforzada por el asueto y la cercanía de los carnavales.
Cientos de trabajadores retocan la parte más visible de la ciudad, para recibir a una caravana de jeques, monarcas, ministros, funcionarios, guardaespaldas y periodistas, que irá desembarcando en la isla en septiembre próximo, para asistir, cada uno en su tarea, a la cumbre de los países no alineados.
En algunas calles brillan las rayas amarillas y blancas recién pintadas. En otras se deslizan las nuevas capas de asfalto. En vías señoriales, como las avenidas Paseo y Presidentes, en el céntrico barrio del Vedado, las fachadas se alegran con pintura y acabados. En el Malecón toman forma las hileras de graderías y vallas que desde el próximo viernes marcarán la frontera entre la multitud y la columna de comparsas del carnaval.
Aparentemente nada ha cambiado, pero mucho ha cambiado en este país, desde que la Proclama del comandante en jefe... sacó a los cubanos de la modorra nocturna, a la hora en que este 31 de julio esperaban un nuevo capítulo de la popular telenovela brasileña de los lunes.
Aunque el país arrancó su rutina laboral con el amanecer, el impacto del anuncio estaba en la calle desde la noche anterior. Esta mañana en centros de trabajo y plazas públicas se realizaron "matutinos" (mítines relámpago) de "reafirmación revolucionaria", en los que se manifestó respaldo a Castro, a su gobierno y sus decisiones.
Hay calma y normalidad, pero al mismo tiempo movilización política y muestra de organización, de agilidad de reflejos. No hay espacio para vacíos políticos. La Proclama ocupó la portada de los dos diarios nacionales del martes y se repitió incansablemente en el radio y la televisión, desde que fue leída anoche por Carlos Valenciaga, el secretario de Castro.
La primera impresión de los cubanos en la calle fue la sorpresa por el súbito quebranto de su líder. Como dijo Esteban Alfonso, un jubilado que esperaba abordar un autobús esta mañana, en el Parque Central de La Habana Vieja: "Chico, él trabaja demasiado, pero nunca lo habíamos visto así. Lo que hace falta es que se reponga y se cuide. Ya sabemos que Raúl va a seguir su línea, ¿tú me entiendes? Pero hace falta que Fidel se cuide..."
Ya desde el desmayo de hace cinco años en el barrio de El Cotorro se había visto en el país más claramente el peso del tiempo en la salud de Castro, las variantes que surgían año con año y el horizonte del final de su vida.
El mismo aceleró la discusión sobre el futuro de Cuba, más allá de su aporte personal y el tema llegó a momentos relevantes en sesiones parlamentarias.
Pero de ahí a comprobar un escalón más fuerte aún, no deja de ser una sorpresa para muchos, seguida de un sentimiento de consternación. Siete de cada diez cubanos han vivido bajo el único liderazgo de Fidel Castro y pueden estar asomándose por primera vez a los umbrales de una nueva etapa.
El primer trazo de este nuevo periodo iba en el nombre mismo del texto que consignó el traspaso de poderes. Una "proclama" sería, se esperaba, algo mucho más allá de un informe ordinario, de un aviso urgente, una convocatoria o una orden de gobierno. La expresión implicaba una connotación simbólica.
La lectura confirmó esa presunción. La pieza tiene al menos cinco elementos simbólicos: 1) la firma de Castro con sus cuatro cargos institucionales (jefe militar, de partido, de Estado y de gobierno), ratifica su permanencia en el poder, aunque lo haya delegado en la emergencia; 2) las referencias a Raúl Castro citan la jerarquía (segundo secretario del Partido Comunista, general de Ejército, primer vicepresidente) por la cual el hermano menor ejercerá funciones en forma provisional, con apego a una normatividad existente y conocida; 3) la designación de tareas ejecutivas para un grupo de dirigentes indica que comparten la responsabilidad del trance las cuatro generaciones de líderes cubanos: la vanguardia histórica, los que fueron jóvenes reclutas en los 50, los que eran niños en 1959 y los nacidos después del triunfo de la revolución; 4) una invocación a "salvaguardar este proceso histórico" remite a los alegatos del mandatario, condensados en el discurso de la Universidad de La Habana del 17 de noviembre de 2005, y 5) aparece el aviso persistente del conflicto histórico entre la nación cubana y Estados Unidos, avivado por un episodio de estas dimensiones.