El titular del Trabajo se deslindó nuevamente del caso Gómez Urrutia
Afirma Salazar que a los deudos de los mineros de Pasta de Conchos ''no les está yendo mal''
Asegura que siguen cobrando salarios íntegros, ''como si su familiar estuviera trabajando''
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Trabajadores de Pasta de Conchos durante el anuncio del cierre de la mina y la suspensión del rescate de los cuerpos de sus compañeros muertos, el 25 de febrero pasado
Foto: Marco Peláez
Aunque no puede calcularse cuánto tiempo más pasará antes de llegar al sitio donde murieron los 65 mineros de Pasta de Conchos, en Coahuila, a sus familias ''no les está yendo mal'', porque ya han cobrado 750 mil pesos de indemnización por parte de la empresa y hasta la fecha, aun cuando el percance ocurrió desde febrero, ''reciben el salario íntegro'' de su familiar, ''como si estuviera trabajando los tres turnos'', declaró ayer el secretario del Trabajo, Francisco Javier Salazar Sáenz.
Así, y como aún no se han rescatado los cuerpos, explicó el funcionario, no hay certificado de defunción. Entonces, tampoco se les ha entregado a los deudos los montos económicos adicionales correspondientes a la Ley del Seguro Social y al contrato colectivo.
En esa condición, según lo dicho por Salazar Sáenz, ''las familias no están siendo perjudicadas'', porque las indemnizaciones ya están depositadas ante las autoridades.
Pero el hecho contundente es que sólo se ha rescatado el cadáver de uno de los trabajadores muertos a consecuencia del accidente en esa mina de carbón. El funcionario admitió entonces que aunque continúan las excavaciones, los equipos de rescate ''no han podido llegar al lugar donde se inició la explosión.
''Por tanto, hoy no podemos saber, nadie puede asegurar que conoce las causas de este accidente porque ni siquiera se ha podido llegar al lugar donde ocurrió la explosión; pero ustedes entenderán que la mina prácticamente fue destruida'', argumentó.
Las brigadas de rescatistas ''tardan mucho en avanzar'' en sus excavaciones, dijo el titular del Trabajo, y subrayó la responsabilidad de la empresa (Grupo Minero México), la cual ''tiene que responderle a sus trabajadores''.
''Magnífico momento de paz laboral''
Muchas veces impugnado por diversos gremios laborales, los cuales han pedido inclusive su dimisión, Salazar Sáenz se presentó ayer en Los Pinos para describir el ''magnífico momento de paz laboral'' logrado en este sexenio, con el menor número de huelgas prácticamente en toda la historia del país; la recuperación del poder adquisitivo de los salarios debido sobre todo al control de la inflación, el diálogo permanente entre los sectores productivos, los programas de capacitación y la restauración financiera de entidades como Fonacot.
En tal contexto, el prolongado conflicto del gremio minero fue definido por el funcionario como ''un problema con un sindicato de los más de cinco mil 500 con los que nosotros tenemos trato cotidiano''. Ponderó la resolución de los paros laborales en las minas de Sonora y ubicó como el único pendiente las actividades suspendidas en Lázaro Cárdenas, Michoacán, que, según él, ''no es un problema laboral, sino que ya es de seguridad pública''.
Defendió la posición oficial sobre la representatividad de los mineros: ''hicimos lo que teníamos que hacer'', y ante una resolución interna del sindicato ''nosotros tomamos nota de su decisión''.
Se deslindó nuevamente de la persecución judicial contra el depuesto líder Napoleón Gómez Urrutia, pues ''el señor tiene un asunto con la Procuraduría General de la República, con la Secretaría de Relaciones Exteriores, con Hacienda; ya no es asunto laboral''.
La Secretaría del Trabajo sólo sabe, insistió Salazar, que hay siete mil trabajadores a los cuales no les ha tocado su parte proporcional de los 55 millones de dólares que recibió el sindicato hace año y medio. ''Dónde anda el dinero, no me toca averiguarlo; dónde está el señor, no me toca averiguarlo''.