Usted está aquí: domingo 23 de julio de 2006 Cultura Rescatan la escultura Señal, de Angela Gurría

Integra la Ruta de la Amistad

Rescatan la escultura Señal, de Angela Gurría

JORGE RICARDO

La obra de la escultora mexicana Angela Gurría (DF, 1929) Señal, que forma parte de la Ruta de la Amistad creada con motivo de la Olimpiada Cultural México 68, fue presentada este sábado, luego de haberse concluido los trabajos de preservación del patronato de ese corredor cultural, la empresa Pineda Covalin y la delegación Magdalena Contreras.

Ubicada en la glorieta de San Jerónimo, la obra es la estación número uno de la Ruta integrada por 19 esculturas y colocadas desde San Jerónimo a Insurgentes.

Durante un mes y medio unas cinco personas trabajaron en la recuperación de la escultura de 18 metros de altura en concreto armado con figura de dos "cuernos" que conforman una herradura. El costo de las obras fue de 120 mil pesos aportados por la empresa Pineda Covalin.

Angela Gurría dijo que "la consideraba perdida, porque las condiciones en se encontraba eran espantosas, no tenía ni la alegría con que se hizo. Aún es muy bonita ahora, el concepto artístico no ha envejecido".

La Ruta de la Amistad es el corredor escultórico más grande del mundo con 17 kilómetros de longitud y se ejecutó a partir de las Olimpiadas Culturales México 68; las esculturas que la integran van desde los siete hasta los 22 metros de altura, la obra completa fue concebida por Mathias Goeritz, con el apoyo del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.

Señal, agregó Angela Gurría, significaba el punto donde "iba a iniciarse la llegada de los artistas invitados durante seis meses, además de un deseo de bienvenida, la escultura tiene una parte blanca y una negra, que suman una gran herradura de la buena suerte".

Licenciada en letras españolas por la UNAM, Angela Gurría inició su vida como escultora en 1949. Estudió con el maestro Germán Cueto y en el Mexico City College. En 1960 recibió el premio del Instituto de Arte de México. Siete años después obtuvo el primer premio de la tercera Bienal de Escultura y en 1980 la Medalla de Oro de la Academia del Arte del Lavoro de Italia.

Sobre los trabajos de conservación, "es una inversión generosa, darles mantenimiento, volver a ponerlas de pie, pues las creaciones no han envejecido, siguen siendo buenas esculturas", consideró la creadora.

 
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